lunes, 3 de mayo de 2010

El Dilema del Votante

El 16 de mayo se celebrarán elecciones municipales y congresuales. Hay muchas personas que aún no han decidido por quién votar y hay muchas otras que ya han decido que no van a votar. El hecho de votar o no votar trae consecuencias buenas o malas, dependiendo de la decisión final, por ello he diseñado el siguiente diagrama para analizar lo que he llamado “el dilema del votante.” Por medio de él veremos las posibles consecuencias de la decisión que el votante tome de votar o no votar.
Hay candidatos buenos y hay candidatos malos. La mejor manera de determinar si un candidato es bueno es viendo lo que HA HECHO o lo que HA DEJADO DE HACER. Un candidato pudo haber hecho algunas cosas, pero ha dejado de hacer muchas más cosas que eran necesarias. Otro candidato no ha hecho gran cosa y por tanto no se le conoce lo que pueda hacer. Otro candidato ha hecho buenas cosas en otras áreas, lo que ayuda a determinar el “carácter” que tendrá una vez llegue al poder. Otro candidato no se sabe lo que ha hecho y se desconoce lo que pudiera hacer. Otro candidato es totalmente malo y se conoce lo que ha hecho mal. Todas esas condiciones son reales y existen otras más, por eso es que le toca a la gente partir de lo conocido para suponer lo que podría suceder si una persona dada llega al poder. En lo que respecta al destino o al futuro de la comunidad es mejor no votar a ciegas.

Si tomamos las elecciones municipales de Las Terrenas como ejemplo, todo lo que usted tiene que hacer para utilizar el diagrama es pensar en cada uno de los tres candidatos a síndico de Las Terrenas y decidir primero quién es bueno y quién es malo.

Si usted decidió que el candidato X es bueno y decide votar por él, el diagrama nos dice que habrán seis años de buenas posibilidades para la comunidad, incluyendo la de un buen gobierno. Como resultado todos ganamos.

Si usted decidió que el candidato X es bueno pero usted decide no votar, entonces el diagrama nos dice que se pierde la posibilidad de un buen gobierno y de buenos resultados para la comunidad. Como resultado todos perdemos.

Si usted decidió que el candidato es malo pero aún así decide votar por ese candidato malo el diagrama nos dice que tendremos seis años de un mal gobierno municipal y malos resultados para la comunidad. Como resultado todos perdemos.

Si usted decidió que el candidato es malo pero usted decide no votar, entonces el diagrama nos dice que el candidato malo aún podría ganar hacer un gobierno malo con malos resultados para la comunidad. Como resultado todos perdemos.

La descripción del diagrama nos enseña que hay una sola posibilidad provechosa, la que resulta en una ganancia para todos y esa es la de votar por un buen candidato. Hay dos maneras de decidir por el buen candidato: primero, cuando el candidato es bien conocido y se tiene fé en él como persona, como político, como ciudadano, como padre de familia, como comunitario, como persona honesta y como persona de valores bien conocidos; segundo, cuando no existe total conocimiento del candidato pero se piensa que es “el menos malo.” Si los otros dos son malos conocidos, el “menos malo” sigue siendo la mejor opción.

A pesar de todo lo que se diga o no se diga en campaña, sigo pensando que los votantes deben actuar con conciencia y votar a sabiendas de que lo que hagan producirá consecuencias para toda la comunidad. También creo que la opción de no votar es la peor de todas porque no produce ninguna posibilidad gananciosa para el pueblo. Los que son apáticos o los que piensan que por causa de las debilidades del sistema político es mejor no votar pueden ver a través del diagrama que el no votar produce graves consecuencias. Si, al fin y al cabo, no votan entonces ellos serán tan culpables del mal que llegue como aquellos que votaron por el candidato malo.

Claramente lo que hay que hacer es votar por un buen candidato, o por el menos malo.

El Paradigma Político



La política tradicional oferta la solución a todos problemas habidos y por haber. Hay que ver si lo puede hacer. El sistema político tradicional depende de la capacidad de un candidato de mercadearse en la comunidad de votantes y esa capacidad se mide en base a dos factores: aceptación y rechazo.

Solucionar problemas y mercadearse no son cosas afines, de hecho son cosas muy diferentes. Hay candidatos que no solucionan ni nunca podrán solucionar nada pero pueden ganar unas elecciones, como el caso de un diputado en nuestra provincia que desde el día en que fue elegido desapareció totalmente hasta el día de hoy. Hay otros que tienen la capacidad de trabajar en la solución de problemas pero tienen problemas de mercadeo, ya sea porque carecen recursos para mercadearse o porque no forman parte de un sistema ya establecido.
Para una nueva marca poder entrar al mercado debe haber lo que se llame un “blitz” de publicidad. Un blitz es un bombardeo intensivo y el término proviene de la guerra relámpago que hizo la Luftwaffe, la fuerza aérea alemana, en contra de Inglaterra y particularmente Londres, durante la segunda guerra mundial. Un blitz es a la vez relámpago pero también muy intenso y pretende acaparar todas las atenciones, todos los espacios y causar todas las buenas impresiones a favor del candidato que hace el blitz, como causar todas las malas impresiones en contra de los candidatos contrarios.
Muchos olvidan que la política es sólo un medio, un medio para conquistar el poder. El “poder” significa tres cosas: acceso amplio a recursos financieros, capacidad de tomar decisiones en cuanto al uso de tales recursos y, finalmente, la disponibilidad de usar tales recursos para favorecer a otros y al partido. La política tradicional es como la lucha libre, muchas apariencias y poca sustancia, pero entretiene. Es un entretenimiento caro porque la política es el medio más rápido, más efectivo y más disponible para echarle mano a cuantiosas sumas de dinero del pueblo y en nombre del pueblo. Como el político tradicional no es transparente, rara vez se sabe cuánto recibió y cuánto gastó. Lo que sí se sabe es que mes tras mes y año tras año el dinero sigue llegando y sigue desapareciendo. No hay mejor puesto que estar en el poder y que el dinero siga llegando y llegando.
Los políticos son clase económica aparte, como manejan tanto dinero pueden crear trastornos inflacionarios en la manera en que gastan el dinero, como ahora en períodos eleccionarios cuando los gastos de publicidad (impresos, radio y TV) aumentan erráticamente pero siempre hacia arriba. La economía de la botella y del apoyo al que me apoyo crea desigualdades ya que muchos no pagan lo que los demás pagamos y otros cobran sin dar un palo, lo cual alimenta los deseos de otros de ser parte de lo mismo. Eso quiere decir que muchos aspiran a ser vagos pagados por el sistema política como forma de hacer carrera política y mejorar sus condiciones económicas. Tienden a ser los más mediocres, sin educación ni profesión, pero con el supremo recurso de la democracia: el voto.

Me temo que la política tradicional es un paradigma vencido, inefectivo, fallido, gastado, desfasado, corrupto, inflado y, sobretodo, engañoso. Todo parece ser un gran teatro. Si la política fuera efectiva tendríamos un mejor pais, menos gente pobre y mayor calidad de vida. Pero el propósito de la política tradicional no es mejorar las cosas, sino mantenerlas igual o empeorarlas, sólo así se aumenta el hambre de la minoría que vota para que antes de las elecciones se le dé arroz y romo y de esa forma el círculo vicioso comienza a repetirse.
Lamentablemente, las personas de mejores valores no participa en la política, absteniéndose de votar, cuando debiera ser todo lo contrario, para sacar del poder a los más corruptos. Todos son corruptos y eso hace perder la fé, pero a veces ocurren sorpresas y las personas de mejores valores deben ejercer presión para exigir de los candidatos cambios visibles, notorios y permanentes. La apatía del no votante ayuda a que las cosas malas permanezcan malas y hasta peores. Como decíamos en un artículo anterior, hay que pagarle al César lo del César.
La política es un paradigma falso y la única forma de combatirlo es con la verdad. La verdad es el mejor regalo que un político puede darle al pueblo y exigir la verdad es la mayor responsabilidad del votante.

Sísifo y el Fénix

  LA DESGRACIA DE SÍSIFO Y LA PROMESA DEL FÉNIX (Escrito en el 2009) Todo el mundo tiene una idea de lo que se debe hacer en Las Terrenas. T...