miércoles, 27 de julio de 2011

La Tiranía de la Vida

Renoir, "Almuerzo de remeros", 1881.
Le he dicho a mis hijos (y a mi querida esposa) que no hagan planes conmigo para después de los 75 años.  No veo necesidad en estos momentos de vivir más.  Setenta y cinco años son más que suficientes para vivir castigando este mundo.  Es mejor crear espacio para otra persona.  Ellos me dicen que no debiera hablar así y que no tengo derecho a privarlos de mi presencia como si sus sentimientos o deseos no importaran.  Yo les digo que a mi no me interesa vivir jodiendo a otros estando en el medio por tanto tiempo, que me estén cambiando pañales y que tengan que soportarme enfermedades y testarudeces propias de la edad.  Hablan como si uno tiene que sujetarse a la obligación de vivir porque eso es así.
Terris Chiavo

La vida es realmente una tiranía, una obligación a veces incómoda a veces placentera, como un camino cuya dirección a veces es clara y a veces confusa, pudiendo uno escoger ir a la derecha o a la izquierda, pero siempre terminando en algún destino esperado o inesperado.  Al fin de cuentas, vivir no es solamente el camino sino el trayecto, como lo decía el poeta español Antonio Machado convertido en hermosa melodía por el cantautor español Joan Manuel Serrat, ¨caminante no hay camino, se hace camino al andar.¨

La tiranía de la vida crea dos obligaciones inevitables, una hacia uno mismo y otra hacia los demás.  Son obligaciones que empiezan en el momento de la concepción, cuando ya la madre y el padre comienzan a crearse expectativas y a hacerse dueño de nuestros cuerpos, nuestras mentes y nuestros corazones. ¨Es MI hija¨, ¨YO te crié¨, ¨me debes la vida¨.  Tantas obligaciones son asfixiantes y continúan hasta la muerte, cada año pesando más y más sobre nuestros hombros.  

Bueno, no solamente hay que rendirle tributo a las obligaciones hacia padres y familiares, uno también tiene obligaciones hacia uno mismo: cuidarse, mantenerse saludable, cepillarse los dientes, comer, estudiar, vestirse, sentir y dar placer, respirar, pensar y hacer de nuestras psicosis algo que trabaje a nuestro favor y no en contra.  Es esa obligación lo que nos hace ser los seres vivientes más egoístas sobre la faz de la tierra, porque amparados bajo la tiranía de vivir nos la pasamos asegurando que podamos tener más que los otros y hasta mejor.  Robamos, mentimos, matamos para asegurarnos de cumplir bien la suprema obligación de serle fiel a nuestras propias vidas, y a veces robamos, mentimos y matamos para serle fiel a nuestras obligaciones hacia los demás.

El que está muerto no tiene obligación de nada, ni a sí mismo ni a los demás.  La muerte es la suprema libertad, creando un hueco inmenso que sólo lo llena el vacío de la nada:  cero sentimientos, cero ambigüedades, cero dolor, cero placer, cero obligaciones, sólo el cojoyito de un recuerdo olvidado en las memorias de aquéllos que nos conocieron en vida.

Algunos de nosotros que vivimos bajo el amparo de la belleza imponderable de este terruño terrenero se nos hará más difícil sepàrarnos de las obligaciones de vivir porque Las Terrenas es un ambiente liberante, repleto de francas libertades con sus paralelos libertinajes y muchos vienen aquí simplemente para sentirse libres de hacer lo que les venga en gana, dejando atrás las rigideces creadas por leyes, por familiares, por sociedades, por uno mismo.  Aquí, en estas cuatro esquinas, se puede amar, gozar, bailar, disfrutar, sufrir, llorar, ganar, perder, ayudar o joder y muchos vienen aquí queriendo vivir no solamente 75 años sino 100 y mucho más.

El peligro de vivir en Las Terrenas lo crea la imperiosa necesidad de disfrutarlo todo y, con ello, esclavizarnos bajo la tiranía de una vida sensual, bacanal, festinando nuestras energías en completo desenfreno.  Ahora que lo pienso, quizás debo cambiar y en lugar de cesar mi existencia a los 75 años continuarla hacia los 100, siempre y cuando sea bajo el imperio indescriptible y apabullante de una orgía festinalmente sensual como sólo lo sabe ofrecer nuestro terruño terrenero.


Lecciones desde Oslo

Anders Behring Breivik
 Ocupados como estamos con las crecientes y perturbantes condiciones sociales dentro del municipio (robos, asesinatos, desempleo, problemas económicos, corrupción y la dictadura sin respaldo popular de Luz y Fuerza) ha sido muy fácil no poner atención a lo que ocurrió en Oslo, Noruega, el pasado viernes 22 de julio cuando una persona colocó un coche bomba cerca del complejo gubernamental matando a varias personas.  Esto fue seguido por una masacre ese mismo día en un campamento juvenil en la isla de Utoya,cerca de la capital, en la que fallecieron cerca de 100 personas, en su mayoría entre 14 y 19 años. 

El responsable lo fue Anders Behring Breivik, de 32 años, quien llegó a la isla vestido de policía y procedió a disparar a personas durante 30 minutos antes de que pudiera llegar la policía y apresarlo.  El Sr. Breivik confesó su crimen y el haber colocado la bomba y lo atribuyó a sus creencias cristianas fundamentalistas amparadas bajo un concepto anti-migratorio y anti-multicultural. 

Las ideas de Breivik expresan que hay una guerra entre el cristianismo y el islam, que lo más peligroso para Europa es la multiculturalidad y que hay que pagarles a los musulmanes para que se vayan de Europa (hasta 25,000 euros a cada uno) y si no se van hay que matarlos.  Todo eso en nombre de Cristo.  Hay muchos en todas partes de Europa que creen igual.  

La respuesta de los noruegos no se hizo esperar.  El primer ministro de Noruega, Lens  Stoltenberg, quien gobierna el pais con la más alta calidad de vida en el mundo, dijo que lo que Noruega necesita es todavía más democracia y más tolerancia y el noruego promedio en la calle, mientras agradece las tremendas manifestaciones de solidaridad internacional ante la tragedia, insiste en que al terrorismo se le responde no con odio sino sembrando la paz porque de lo contrario el terrorismo triunfa. 
Ofrenda floral en el campamento juvenil

Los noruegos van a reedificar el campamento juvenil destruído por el terrorista para que la juventud pueda seguir asistiendo al mismo y ayer 200,000 de ellos acudieron con una rosa en la mano bajo una invitación abierta por medio del Facebook para celebrar la vida de las cerca de 100 personas que fallecieron por causa del coche bomba y en el campamento juvenil. 

Es posible que en esta historia algunos de nosotros podamos aprender algo y aplicarlos al contexto local, sobretodo cuando hay algunos en nuestro medio que pretenden hacernos creer bajo una mámpara nacionalista, terrenista, dominicanista y obviamente racista que todo lo que sufrimos se resuelve de una sola manera:  resolviendo el problema haitiano.  

Eso mismo decía Hitler en cuanto a "resolver el problema judío" (y mató a 6 millones de ellos) y eso mismo dice el Sr. Breivik en cuanto a los musulmanes y para eso mató a 100 noruegos rubios, ojos azules y cristianos.

Sísifo y el Fénix

  LA DESGRACIA DE SÍSIFO Y LA PROMESA DEL FÉNIX (Escrito en el 2009) Todo el mundo tiene una idea de lo que se debe hacer en Las Terrenas. T...