martes, 25 de septiembre de 2007

Pandora

Las mujeres son la causa de todos los males [dicen algunos]

Las mujeres son las culpables de todos los males, maldiciones y desgracias que hay en el mundo. De acuerdo a la mitología griega el mundo estaba habitado solamente por hombres. Prometeo, uno de los dioses, le regaló a los hombres el conocimiento de cómo hacer el fuego. Zeus, el dios máximo y creador supremo, se enojó muchísimo porque el dios Prometeo hizo posible que los hombres conocieran el fuego y para maldecir a los hombres por su nuevo conocimiento creó entonces a la primera mujer humana, Pandora, mandándola a la tierra con una caja en mano.
Al llegar a la tierra Pandora abrió la caja de donde salieron volando todos los males, maldiciones y desgracias, llenando al aire, mar y tierra de cosas terribles. Pandora cerró la caja justo en el momento en que se aprestaba a salir la esperanza. Desprovisto de la presencia de la esperanza la humanidad fenecía, hasta que Pandora más adelante volvió a abrir su caja y salió la esperanza, logrando ayudar a los humanos a que arreglaran su vida a pesar de los muchos pesares, males y maldiciones existentes.
La expresión “eso es como abrir la caja de Pandora” se refiere entonces a que cuando nos enfrentamos a la toma de una decisión la misma podría tener el potencial de traer mucho mal y no el bien o los buenos resultados esperados. Por la misma razón, cuando un grupo de personas se apresta a discutir un tema ya sea político o religioso, alguien dice “mira, deja eso tranquilo porque sería como abrir una caja de Pandora.”
El escritor clásico griego Hesíodo, creador del mito de Pandora era un machista patriarcal y anti-mujer. Vivió 700 años antes de Cristo y decía que la mujer era un gusano, con un apetito insaciable por la comida y por el sexo, capaz de engañar y seducir a los hombres para obtener ambos y con una capacidad increíble para causar daños. Con una creencia así no es de extrañarse que en su obra principal, Teogonía, pintara a la primera mujer como trayendo todos los males del mundo sobre la humanidad.
Durante el tiempo de Hesíodo los griegos aún no dominaban al mundo de aquel entonces (Alejandro el Grande aparecería 300 años más tarde), pero 200 años después de Hesíodo surgió Platón, sin duda alguna la persona más influyente en el pensamiento occidental. Platón fue el maestro de Aristóteles, quien a su vez fue maestro de Alejandro el Grande. Aristóteles tuvo una profunda influencia en la formación de la teología católica (ni la idea de la hostia como cuerpo de Cristo, ni el dualismo espiritual que caracteriza al catolicismo podrían existir sin Aristóteles) y también en el pensamiento occidental en general, lo que explica por qué se mira a Grecia como la cuna de la civilización occidental.
A fin de cuentas la filosofía Griega se incorpora profundamente al surgimiento de la poderosa iglesia católica romana y dirige de manera muy influyente su expansión filosófica en los primeros cinco siglos gracias a los escritos de los primeros Padres de la Iglesia como San Agustin, Clemente de Roma, San Jerónimo y San Atanasio, los que lograron conciliar teología católica con filosofía griega. Sin embargo el mayor de ellos fue Santo Tomás de Aquino, quien vivió en el siglo XIII. Santo Tomás estuvo de acuerdo con Aristóteles de que la mujer fue "malconcebida" o "deficiens et occasionatus" que traducido del latín quiere decir "sin terminar y de origen accidental."
La idea de lo malvada que es la mujer nos pasó entonces de Hesíodo a Platón a Aristóteles, a los padres de la iglesia católica. Como la iglesia católica dominó a Europa por 15 siglos, desde el tiempo apostólico, la edad media y el renacimiento, todas esas ideas estuvieron presentes en la formación de las naciones europeas, las que expandieron su poder a través de sus colonias en todas partes del mundo y llevando en ellas la semilla de ese concepto: que la mujer es la causa de todos nuestros males. Además, según Aquino y Aristóteles por causas de sus imperfecciones la mujer no podía ser parte de la creación original. Aquino, padre de la Iglesia Católica Romana, se opuso tajantemente a la ordenación eclesiástica de la mujer, una actitud que perdura hasta el día de hoy. Aquino tenía una actitud más aceptable y hasta misericordiosa de la mujer cuando se la compara a las ideas de Aristóteles de que la mujer era un "hombre imperfecto" con cualidades materiales (para procrear hijos y satisfacer al hombre) pero de capacidades inferiores que le impiden participar en política, gobierno y en la toma de decisiones. Esas eras las ideas que se discutían en la edad media en cuando a la mujer y las mismas nos han llegado hasta el día de hoy.
Lamentablemente, de todos los grupos humanos parecería que los cristianos son los que más creen que Eva es la raíz de todos los males, de esa manera equiparando a Eva con Pandora. Aunque fue Dios quien puso el árbol “del bien y del mal” en medio del jardín del edén y a pesar de que según la historia en Génesis tanto Adán como Eva desobedecieron la idea que perdura es que Eva-Pandora fue la causa de todo dolor y mal. En realidad, lo que Dios puso en el jardín del edén fue la capacidad de escoger. El concepto de la creación nos presenta con un Creador que no puso ante el hombre y la mujer solamente la capacidad de hacer el bien, dejándolos sin el poder de elección. El así llamado mal llega a la humanidad porque ambos, el hombre y también la mujer, escogieron comer del fruto que contenía tanto el bien como el mal.
La historia de Pandora es leña echada al fuego de una idea machista, patriarcal y abusiva, la que fue expandida con el tiempo y con la práctica. Antes de la llegada del régimen patriarcal al área de Palestina 1500 años antes de Cristo habían reinos gobernados por reinas y prácticas religiosas en las que la mujer o una imagen femenina era Dios. Todo eso desapareció ante el filo de la espada patriarcal, pero en la antigüedad muy probablemente habían más deidades femeninas que masculinas y en los sistemas de creencias en que la mujer era diosa y reina nunca se pensaba que la mujer era la causa del mal.
Cuando las mujeres eran reinas y diosas no decían que los hombres eran la causa de todos los males. Tan pronto se instalan los patriarcas aparece la idea de que la mujer es la causa de todos los males. Si usted encuentra la respuesta a por qué tenía que ser así por favor déjemela saber porque me interesa oirla.

martes, 11 de septiembre de 2007

Pausa Poética

Anclado en tus dedos
El toque de tu mano se perdió en mi alma como ancla enterrada en cemento y sal. Mis dedos buscaban el alma escondida entre dedos y palma, entregados a la sensual agonía de mis yemas y tus poros, besándose en pleno día, en plena noche, sin fin, sin principio y sin razón de ser.
Buscarte con mis dedos es una tarea de entrega total, no sin antes pensarlo bien, conociendo el riesgo de no poder regresar a una realidad intrusa y obtusa. Mi brazo se extiende hacia ti, mi mano se abre al escrutinio incansable de tu perfume en el viento y tu mano le sale al encuentro, abierta, ansiosa, deseosa, curiosa, enamorada. Mis dedos se mueven de izquierda a derecha, se encuentran con tus nudillos, el roce de tu piel haciendo estragos en mis sentidos, la energía de ambos capaz de alumbrar una ciudad y el murmullo de piel con piel es un concierto de olas en playa descalza.
Tocar tu mano es sinfonía sensual desenfrenada bajo cielo rojizo, nubes salvajes y viento incansable. El final del día ha llegado, pero nuestros cuerpos apenas empiezan sus notas de amor, de pasión, de besos, de caricias, de suspiros y de ansiedades. La noche que comienza es como postre servido antes de la cena, sabiendo que cuando nuestros dedos se encuentran la noche deja de ser noche y pierde todo sentido de tiempo, abriendo paso a una larga sesión de cosquillas, culebritas en la piel y fantasías de labios coronando tu piel.
Si tus dedos existen es porque debe existir también en el universo la esperanza de un encuentro que nunca termine, el éxtasis de sueños inconclusos de los que nunca se puede uno despertar. Y si tocarte es así de sencillo, así de trágico, así de imaginable entonces déjame que te toque no sólo los dedos, sino las teclas ocultas de tu corazón, para vivir dentro de mi la melodía de tu cuerpo, de tu alma y de tu ser como el finale de fuegos artificiales que perduran, como la bachata aún por escribirse, como el merengue perdido en la fantasía de tus curvas, de tus olores, de tus resguardos, de tu todo.
Mi alma se perdió para ser encontrada anclada en ti, sin poder despegarme para salir a flote, hundida en el mar de fuego que tus dedos despertaron en mi. No me quiero ir a ningún otro sitio, prefiero quedarme así, ahogado en el océano de tus besos, olas y arena de pasión sin fin, susurros de vientos y palmas en perfecta sincronía y sólo la bulla del pesar por no haber descubierto tus dedos mucho antes, en la vida anterior, en el espacio infinito de un sueño que aún falta descubrirse.

Y si te fueras
Despierto apenas al cerrar mis ojos,
No he dormido, no has estado aquí,
El vacío inmenso de tu almohada
Es como el color febril de tu ausencia.
Te fuiste.
Volviste.
Te quedas.
Te vas.
En el vaivén de tus movimientos te encuentro,
Me acerco a ti,
Te veo,
Te hablo,
Te encuentro.
Dijiste entonces “y si me fuera?”,
Y te contesté “nunca estarías sola.”
“¿Por qué?”, me dices.
“Porque es imposible que estés tú,
Sin mi.”
Si te vas pierdes tú más que yo,
Porque otro no tendrás como yo,
Y yo a ti te tendré siempre,
Estés o no estés.
Presente o ausente gano yo.
Si te fueras no importa.
Lo que importa es que estás aquí.
Tú sabes dónde.

martes, 4 de septiembre de 2007

Tikkun olam (תיקון עולם)

“El papel coge todo lo que se le ponga,” decía mi ex suegra, generalmente en referencia a las cartas que los enamorados escriben a sus novias, o a las promesas hechas en papel. Me atrevería a pensar que la expresión se aplica también al papel que otros usan para enamorarnos, como los políticos, los líderes comunitarios, los dueños de empresas, todos los que nos prometen un cielo siempre azul, una mesa siempre repleta, un ambiente preservado y natural, una ciudad ideal y servicios inigualables y de alta calidad. Nos enamoran, nos empalagan con sus melaos a flor de labios, nos embarran con abrazos de guarapo y miel.

Lo que el papel es capaz de coger se aplica también al plano personal, cuando nos decimos cosas los unos a los otros, cuando nos hacemos promesas y cuando nos decimos que las cosas serán diferentes. Así como el papel lo coge todo, el aire también acepta todas las palabras, discursos, verdades y mentiras que salen de nuestros labios. Y en ese decir y en ese escribir falso, frío y calculado, causamos mucho daño.

¿Qué hace uno cuando se ha hecho tanto daño? En probable que cada persona que lee estas palabras recordará algún momento cuando hizo daño a otra persona, a sí misma y hasta a la naturaleza. Las instituciones y organizaciones, ya sean iglesias, partidos políticos o compañías hacen daño también, por las cosas que hacen y por las que dejan de hacer. Comunidades enteras hacen daño permaneciendo apáticas ante realidades sociales auto-destructivas. Países hacen daño cuando toman decisiones conjuntas en contra de otras personas y de otras naciones, como parte de una imposición de un estilo de vida determinado que ayuda a preservar sus intereses económicos y políticos.

Vivimos rodeados de un planeta hermoso, lleno de variedad y de riqueza, de una Madre Tierra que cada día nos entrega una promesa real, un potencial para la existencia digna y hermosa. Pero los seres humanos, individualmente u organizados en sociedad, hemos hecho mucho daño, a nosotros mismos, a otros y al mundo mismo. Además, la naturaleza misma parece loca a veces, creando condiciones imposibles y profundamente dolorosas, como un ciclón, un tsunami, un terremoto, la explosión de un volcán y muchas cosas más.
En la tradición judía hay una frase hebrea que señala la necesidad de hacer algo para mejorar las cosas. tikkun olam (תיקון עולם), es una expresión en el Mishnah que hace referencia a las cosas que se deben hacer para “reparar el mundo,” o para evitar consecuencias funestas en una situación dada. En su contexto moderno muchos la interpretan para hacer un llamado a la justicia social, indicando que cada persona tiene la responsabilidad de reparar las condiciones sociales a su alrededor que crean dolor, injusticia, pobreza, muerte e inequidad.

Es imposible metérsele por dentro al político corrupto e incapaz, el que con la capacidad total de sus sentidos escoge no actuar o actuar mal ante las responsabilidades que pesan sobre sus hombros.
Lo mismo se puede decir del abusador, del violador, del ladrón y de todo personaje que explota en nosotros las más absurdas emociones. ¿Qué hacer? Reparar, reparar, reparar, mejorar las cosas en la mejor manera que podamos.

Los que vivimos en Las Terrenas comprendemos que vivimos rodeados de una naturaleza espléndida, bendecidos por el Creador cada vez que sale el sol o que cae la lluvia, que también contamos con muchas personas física y espiritualmente hermosas, que hay padres, madres, niños, niñas, jóvenes y señoritas que son verdaderos regalos para cualquier comunidad. Tenemos a nacionales y extranjeros trabajando en muchas maneras a favor de los demás, algunos ayudan a que niños y niñas no pudientes tengan lo necesario para ir a la escuela, otras ayudan a que personas con deficiencias mentales puedan tener una vida decente, otras se preocupan por los envejecientes, por el hospital, por los que carecen de comida, por la escuela pública, por los que no tienen techo, por los que les hace falta salud y otros nos preocupamos de que hayan libros accesibles y listos para ser abiertos, para facilitar así el descubrimiento de un mundo posible y diferente.

En medio de todas las bendiciones que nos rodean hay, sin embargo, desgraciados, inmundos, abusadores, explotadores, corruptos, ineficaces, ignorantes y otros que son tan brutos que ni siquiera se dan cuenta de que lo son. Los que tenemos conciencia debemos ayudar a “reparar” el daño que esas personas perversas hacen cuando golpean a sus mujeres, cuando violan a niños y niñas, cuando roban o, simplemente, cuando no cumplen con sus responsabilidades. Reparar, reparar, reparar.

Si tú te sientes con un alma suficientemente grande como para amparar dentro de ella el deseo de hacer el bien, entonces ayuda a que el tikkum olam se haga realidad, a que podamos mantener el mejor estado de las cosas, a que podamos corregir las faltas de otros aunque cuando sea a un costo personal. A veces implicará secar una lágrima, dar un plato de comida, hablarle al pordiosero con dignidad y hasta sacrificar el bien propio. Sin tikkum olam nos volveríamos tan bárbaros y salvajes como los peores, defendiéndonos de todo y de todos, batallando una pelea sin fin, sin límites y sin esperanza de victorias.
Qué bueno que hay tantas personas en Las Terrenas que practican el tikkum olam. Yo personalmente les felicito y doy gracias por ellas y ellos y ojalá que hubieran más, para que ayudemos entre todos en la reparación de nuestras propias vidas, la de nuestras familias, la de nuestra comunidad y la del mundo en general. Gracias, gracias, gracias.

Sísifo y el Fénix

  LA DESGRACIA DE SÍSIFO Y LA PROMESA DEL FÉNIX (Escrito en el 2009) Todo el mundo tiene una idea de lo que se debe hacer en Las Terrenas. T...