sábado, 24 de octubre de 2009

La Increíble Torpeza de Don Marcos

Todo el que se sienta a pensar por lo menos durante cinco minutos cada día sabrá que hay dos cosas que nunca se pueden hacer: lavar platos con una cortada en un dedo y estornudar cuando el bebé está durmiendo.

Don Marcos era un viejo torpe y tozudo que se sentaba al frente de su casa recostado sobre una mecedora semi-pintada a la que le hacía falta uno de los brazos. “La mece se parece a mi,” decía Don Marcos, “está chueca y jodida, como todos los que nos dirijimos a la tumba.”

Eso lo decía don Marcos cada día cuando los que pasaban frente a él lo saludaban. “Aquí como esta maldita mecedora, listo pa’ irme de aquí.” Eso se lo decía a los hombres porque a las mujeres, sin importar edad, tamaño, color de la piel, vestimenta, color de los ojos o de los zapatos, lo que le decía era “adiós buena polla, tú si tá’ elegante hoy, aquí toy yo, tu gallo.”

Don Marcos era un “fre’co”, de esos a los cuales nada ni nadie podía enmendar.

Un día se puso a lavar la tazita de café después del almuerzo y se dio cuenta de que tenía una cortada en un dedo. Parece que uno de los clavos que agarraba al brazo ya desaparecido de la mecedora lo había cortado. El no sintió nada, pero cuando comenzó a fregar sintió una quemazón y un picor enorme y entonces se miró el dedo.

-“Carajo,” dijo, “hasta los dedos se me están picoteando.”

En eso entró al aposento para buscar una curita en su mesita de noche y en la cuna estaba el primogénito de su nieta, casi recién nacido. Cusa era el apodo que tenía la nieta la que tuvo su primer bebé a los flamantes 15 años, fruto de una recogida inocente un martes de noche en la Esquina Verde. Un carajito de 16 años le ofreció una cerveza y los dos terminaron ya saben ustedes dónde. Nueve meces y dos días más tarde nació Ramoncito, de 5 libras exactas.

Ramoncito no estaba muy fuerte y era de muy mal dormir. Cusa estaba tratando de coger un sueñito cuando Don Marcos entró en la habitación. Cuando él se agachó a buscar la curita en la gaveta de la mesita de noche le salió tremendo estornudo.

-“Tiquituá!!!” Se estralló don Marcos con una fortaleza que no sabía tenía todavía.

Ramoncito dio un salto en la cunita y enseguida pegó un grito y comenzó a llorar.

“C-ñ-,” gritó Cusa desesperada, habiendo pasado una mala noche con Ramoncito y casi gritando de desespero entre estar dormida y estar despierta. Sólo las madres que pasan malas noches con sus hijos saben lo que sentía Cusa en ese momento.

Don Marcos se sintió mal pero se sintió peor cuando se dio cuenta de que la herida del dedo comenzó a sangrar cuando buscando la curita en la gaveta se abrió la herida y se hizo otra con una navaja de afeitar que se había olvidado estaba ahí.

-“Al deo malo to’ se le pega,” acertó a decir el viejo, mientras hacía el intento de salir de la habitación lo antes posible, antes de que a Cusa se le antojara decir que se encargara del bebé y tratara de dormirlo en la mecedora. “Ya yo no toy pa’ fuñir con muchachitos mocosos y sucios, ya yo crié lo’ mío”, concluyó antes de desaparecer por la puerta de entrada.

Lo que don Marcos no sabía era que una ciguita se había posado en el asiento de la mecedora y en los breves segundos en que estuvo ahí le dejó un “paquetito,” un pequeño mojoncito húmedo y resbaladizo. Cuando el viejo se sentó sintió algo húmedo en el trasero, pero no pudo imaginarse lo que pudo haber sido. “Yo no tengo diarrea” fue lo que pensó, así que se quedó sentado tranquilito mientras que el mojoncito se esparcía por todo el fundillo.

Me imagino que así nos pasa a todos los que nos estamos poniendo viejos, una cosa viene detrás de la otra y el día menos pensado nos damos cuenta de que la vida sigue su camino, que "el mundo sigue girando, girando” y que para sentir el aire en los pulmones, la saliva en la boca y el hedor en los sobacos no hace falta más que estar vivitos y coleando.

Las Dos Ciudades


Si las cosas siguen como van pronto habrán dos ciudades: Las Terrenas 1 y Las Terrenas 2. ¿Por qué? Porque el crecimiento descontrolado, sin planificación ni estrategia, ya comienza a producir múltiples realidades sociales en nuestro medio, siendo una de las peores la marginalización de sectores. La marginalización tomará dos formas: privilegiada (como en los sectores de playas y de alta valorización) y depreciada (como la de los barrios pobres y económicamente marginados).

El casco urbano de Las Terrenas se ha comercializado siendo más visibles las plazas y el creciente número de negocios de varios tamaños. Antiguas casas de familias son ahora tiendas de ropa, bancas (las que aparecen sin control), colmados y supermercados, boutiques, bares y restaurantes. Las familias se han mudado a otros sectores y los que vienen a vivir a Las Terrenas, fruto de la migración interna, carecen de los recursos para pagar altos costos de alquiler, por lo que se van a los barrios depreciados y marginales.

Las nuevas avenidas, según el sentir de algunos, servirá para encerrar y/o separar los unos de los otros, facilitando fácil acceso a las clases privilegiadas que no tendrán que pasar por el pueblo, mientras que las clases marginadas quedan en cordones de pobreza real o potencial.

El descuido criminal del centro urbano, principalmente causado por la acumulación de basura y el pasmoso tráfico vehicular tienden a crear presiones sicológicas de escape; o sea, la gente desea menos y menos tener que “pasar por el pueblo.” Como ya hemos podido ver, señales de tránsito y nuevas zonas de estacionamiento no resultaron en un mejoramiento del tránsito vehicular. De hecho, la gente se estaciona a diestra y siniestra, no existe un enforzamiento de las señales de tránsito y cada uno continúa haciendo lo que le venga en gana en relación al movimiento vehicular. Hay horas y días en que, francamente, es mejor quedarse uno trancado en su casa que aventurarse a las calles.

Las Terrenas 1 no tendrá tales problemas. Mejores calles, iluminación vial, recogida efectiva de la basura, protección de guardianes privados, acceso directo a las playas y los beneficios privados de complejos residenciales con todas las garantías de placer y comodidad. Las Terrenas 2, por el otro lado, será un “sálvese quien pueda.”

Un ejemplo singular lo constituyen las torres o antenas de teléfono, construídas en el mismo centro del pueblo, a escasos metros la una de la otra y sin atención a los peligros reales y potenciales causados por la exposición a las radiaciones que producen. Tales cosas quedarán en Las Terrenas 2 y no estarán presentes en Las Terrenas 1.
Con una nueva Constitución al servicio de intereses particulares uno puede imaginarse Las Terrenas 1 con proyectos turísticos desde Punta Popy hasta La Barbacoa, cada uno con privilegios de acceso y protección a sus playas “privadas.” Eso quiere decir—bajo la nueva Constitución—que para proteger la inversión privada se podrá controlar el acceso a tales playas. Muchos que viven y/o tienen negocios desde la Aldea de Los Pescadores hasta Las Ballenas podrían reclamar lo mismo, quedando para el pueblo solamente el frente de playa desde Casa Blanca hasta la desembocadura del Río Las Terrenas (frente a la Policía). Pero ni siquiera esa porción estaría totalmente protegida. El Sindicato/Cooperativa de pescadores en proceso de formación ya se ha dado cuenta del peligro que corren y han empezado a luchar por la preservación de las playas.

Si ellos se han dado cuenta el resto de nosotros los terreneros debemos abrir los ojos aún más grandes.

Claro está, esas son especulaciones mías y no habrá quien se sienta con derecho a insultar mi osadía. Pero, ¿qué pasaría si tuviera la razón aunque sea parcialmente? ¿A quién le afectaría y qué deberían hacer?

La mejor forma de garantizar cambios permanentes y estables es a través de una gestión municipal progresista, educada y visionaria. En el argot de desarrollo comunitario se habla de una gestión que ayuda a crear “políticas de gestión,” o sea, el manejo de los temas, recursos y funciones principales de la comunidad. Cada política de gestión conlleva prácticas, estrategias, recursos, personal y objetivos. En el momento presente no hay ni gestión ni política de desarrollo municipal, tampoco hay estrategias ni funciones estratégicas en base a objetivos específicos. Como no hay tales cosas tenemos un caos.

Mi temor es que Las Terrenas 1 será una ciudad moderna, cosmopolita, bien organizada y gobernada por los intereses muy particulares de aquellos que dejan a los inversionistas decidir y tomar acción. Después de todo a ellos les conviene que las políticas preserven el buen estado de sus inversiones y la satisfacción de sus inversionistas. Lo contrario sucedería con Las Terrenas 2, donde el caos, la falta de planeamiento, el clientelismo político y tantas otras faltas que se podrían mencionar simplemente convertirían “al pueblo” de Las Terrenas en un desastre de inmensas proporciones.

Los que piensan que los próximos 6 años son como otros cualquiera más les vale aguzarse. Los terreneros debemos actuar sabiamente y empezar a informarnos debidamente, de tal manera que podamos actuar en consonancia con un mejor sentido común y con una visión más amplia de la comunidad que deseamos.

Todavía estamos a tiempo!

Sísifo y el Fénix

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