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viernes, 10 de diciembre de 2021

No lo abandonemos todo

 



NO LO ABANDONEMOS TODO
En verdad, los privilegiados de arriba debieron sentar pauta y "sacrificarse", para de esa forma sentar ejemplo y evitar crear la impresión de que la reforma se cargaría sobre los hombros de la mayoría solamente.
Con ese "sacrificio" de los grandes hubiera sido más digerible el sacrificio de los hijos de machepa y de los que aspiran a serlo.
Esos privilegiados están en los ministerios, en las cortes, en mecanismos del Estado incluyendo los autónomos y a todos los niveles, en la comunicación social y, claro está, entre los grandes empresarios y beneficiarios de exenciones, incluyendo sindicatos y partidos políticos.
Si se eliminaran todos los privilegios, barrilitos, exenciones y bonos POR UN AÑO SOLAMENTE, ni un solo peso tendría que ser aportado por el 60% de la población que ahora lleva la cruz más pesada. Si se hace por DOS AÑOS, se beneficiaría hasta el 75% de la población.
Es que la inequidad en la distribución de la riqueza es tan grande que el 10-15% de los más privilegiados de este país podrían ser los únicos que aportaran a la reforma fiscal.
Sería la manera más justa de crear equidad para pagar de una vez por todas todas las Inequidades e iniquidades de los políticos de los últimos 25 años, incluyendo los que ahora están.
Un gobierno que logrará que el 15% de la población que controla el 90% de la riqueza del país aportara al bienestar social del restante 85% de la población sería el gobierno que duraría por la eternidad.
Quizás por eso es que no lo va a lograr.
Je je je

martes, 12 de enero de 2021

Una Estrategia para la Justicia Social en Las Terrenas

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El Dilema Terrenero—3 de 3

Una Estrategia para la Justicia Social en Las Terrenas
Mejorar no comienza encontrando culpables sino entendiendo las causas. Si existen injusticias sociales en Las Terrenas es indispensable entender los por qué, en lugar de levantar dedos acusadores. Si una comunidad es en verdad una telaraña en la que cada uno es un nudo, entonces todos seríamos igualmente culpables de lo que existe, como también somos igualmente responsables del cambio que podría ocurrir.
El primer artículo de esta serió estableció la premisa de que la alcaldía, tanto el alcalde como los ediles, comparten responsabilidad en transformar la sociedad terrenera en una de mayor justicia social. Ni el alcalde ni los ediles nacieron culpables de lo que dijimos existe (artículo 2), como tampoco nacieron sabiendo lo que hay que hacer. No creo que ninguno de ellos se levanta en la mañana diciéndose a sí mismo “a ver cómo puedo joder más a la gente hoy”. Pero ahora, al asumir su rol como líderes máximos del municipio, deben igualmente asumir responsabilidad por adquirir los conocimientos fundamentales relativos al tema, como también descubrir las posibles respuestas que ayudarían a alterar las despreciables condiciones sociales que afectan a la mayoría.
Para mi ni Willy ni sus regidores son culpables por encontrar lo que hay, pero sí son responsables re reconocer el dilema y decidir qué hacer. Están obligados, por su condición humana y por su condición política, a tomar medidas para transformar a Las Terrenas a una sociedad donde el bienestar deseable alcance a todos, o a la franca mayoría. No es una utopía, sino que es un asunto de moral, de ética y de respeto a sus responsabilidades consagradas en la Constitución y en la ley que rige a los municipios. No se levantan preguntándose cómo pueden joder a los demás, pero sí deberían levantarse con el cometido de hacer lo mejor posible dentro de sus ámbitos particulares para que las condiciones que crean injusticia, inequidad y pobreza sean cambiadas de cuajo.
Los que comparten tales responsabilidades deben saber que se les evalúa en base a lo que hacen, como también a lo que no hacen. Por eso, cualquier recomendación para ellos debería ser de naturaleza integral y siempre reconociendo que la responsabilidad que ellos pudieran asumir no exime al resto de nosotros. Nadie se puede lavar las manos porque las injusticias sociales nos afectan a todos. En principio, todos somos actores, todos somos agentes de cambio y todos somos responsables de que ocurran los cambios deseados. La responsabilidad, las acciones, las metas, las ideas, son compartidas por todos y a todos los niveles.
¿Qué pueden hacer el alcalde y los ediles? (Identificadas entre paréntesis con la letra A=acción + un número)
1. Empezar por lo tácito, (A1) reconocer que hay injusticias sociales en el municipio que ameritan ser eliminadas. Si no reconocen la presencia de injusticias no habrán razones para desear un cambio.
2. Aparte de reconocer que existen injusticias igualmente deben (A2) reconocer que es responsabilidad edilicia tomar medidas para eliminarlas.
3. (A3) Reconocer lo más difícil, las carencias y limitaciones personales, tanto cognitivas (lo que saben) como prácticas (lo que hacen). Conocer más permite ampliar nuestros radares para que nuestros ojos, oídos y corazones puedan ver más, oír más y sentir más.
4. Para conocer más (A4) deben formalmente escoger pautas para la transformación personal: leer más, adquirir nuevas destrezas, escuchar a otros y aprender de las prácticas exitosas de los demás. No aprenderemos más quedándonos como estamos. El peor obstáculo para el cambio es la ignorancia intencional.
5. ¿Qué hacen el alcalde y los regidores, los responsables de las tomas de decisiones, para evitar que las ignorancias que puedan poseer se conviertan en los obstáculos principales para la eliminación de las injusticias sociales en el municipio? (A5) Esto debe ser de reflexión personal pero también institucional. Imagínense una sesión del Concejo donde se haga la pregunta “¿qué hemos hecho y qué podemos hacer a partir de ahora para tomar las decisiones más sabias y más efectivas para reducir y eliminar las injusticias sociales en nuestro querido municipio?”
6. Con un más amplio conocimiento (radares personales potenciados) y con la adquisición de destrezas relevantes, el Concejo Municipal estará en una posición privilegiada para (A6) escoger una estrategia de desmonte de las injusticias sociales dentro del municipio, la que por necesidad tendrá que ser escalonada (empezando por lo más fácil), requerirá escoger recursos (internos y externos) y enumerará objetivos realizables, medibles y replicables, que es lo opuesto a la improvisación y a poner parchos.
7. Por necesidad es (A7) el alcalde quien debe tomar la iniciativa en escoger el tema de las injusticias sociales como una prioridad en el municipio y proponer la estrategia a seguir, reconociendo sus limitaciones y la de sus ediles, pero también reconociendo las oportunidades y recursos al alcance.
8. Es indispensable que (A8) toda estrategia efectiva debe contar con la participación de los organismos sociales existentes, como actores vitales en la mejora de su calidad de vida (juntas de vecinos, clubes de madres, iglesias, clubes deportivos y otras entidades relevantes).
9. Con la participación de expertos y con el conocimiento de mejores prácticas en el tema, el alcalde y sus ediles pueden (A9) elaborar una “matriz de mejoras” en el ámbito de la justicia social. Esa matriz es el primer nivel de “ataque” ante las injusticias porque expresa los cambios deseados a nivel de barrio y de pueblo. Como parte de la estrategia, el mecanismo escogido para promover el cambio utiliza esa matriz para identificar las injusticias existentes y el nivel en el que existen.
Ejemplo: ningún hogar debe tener piso de tierra porque es una injusticia social que haya hogares con piso de tierra. La matriz establece “la eliminación de los pisos de tierras en los hogares terreneros” y al ir al Barrio La Granja descubren que hay 50 hogares con pisos de tierra. Al ir a todos los barrios descubren 325 hogares con piso de tierra. La alcaldía, motivada por esta agenda de justicia social, establece el plan de eliminación de los pisos de tierra y al lograrlo lo contará como un logro 100% de este aspecto de la lucha. Materiales y mano de obra para mejorar esa condición es parte de la estrategia y pueden ser recursos internos, externos y con la participación activa de los dueños de casa.
10. La presencia de una “matriz de justicia social” implica que el municipio de manera pro-activa, transformativa y revolucionaria ha hecho de la justicia social una prioridad. En su primer nivel, esa matriz enumera acciones posibles, realizables, sencillas pero vitales. La feliz ejecución de esa primera etapa no sólo es motivo de amplia celebración, sino que (A10) constituye el fundamento para llevar la agenda de justicia social municipal a un mayor nivel de complejidad. La presencia de una matriz indica la presencia de una estrategia de cambio, opuesto a poner parchos aquí y allí. Es resultado del proceso indicado arriba y, por lo tanto, se ha incorporado a la textura institucional del municipio.
Es evidente para muchos que acciones como la ejemplificada aquí se ven a menudo en las acciones clientelares de los partidos políticos durante los tiempos de campaña; pero, al convertirlas en estrategia municipal ya no son parchos, ni clientelares, ni temporales, sino parte activa de la agenda municipal en la que participaron el alcalde, los ediles, las organizaciones, los líderes comunitarios y la comunidad en general.
Es fácil y factible llegar a ese punto inicial. ¿Tendrá el alcalde la convicción y disposición de tomar la justicia social como tema vital en el resto de su gestión? Si no lo hace el alcalde, ¿habrá algún edil que se proponga hacerlo tema de discusión y decisión en el Concejo? ¿Estará listo el municipio para tomar a la justicia social y a las injusticias existentes como temas trascendentales que ameritan respuesta y soluciones?
Confío que el poner este desafío sobre el tapete resulte en transformaciones deseables para una mejor justicia social y un mayor bienestar en Las Terrenas, sobre todo para los más perjudicados por las inequidades que nos corrompen. Ojalá que el próximo 20 de febrero, Día Internacional de la Justicia Social, se convierta en un día memorable para Las Terrenas.
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lunes, 11 de enero de 2021

Fundamentos de Justicia Social

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El Dilema Terrenero—1 de 3

Fundamentos de Justicia Social
Vivimos en una abyecta injusticia social. Mirando al mundo de hoy, así como vemos a la nación, así como también vemos a nuestra comunidad, parece haber un tema común que une a todas las sociedades, un tema tan viejo como la humanidad misma: la urgencia de una justicia social.
La palabra “justicia” tiene orígenes antiquísimos, pero en la cultura occidental se puede trazar a la civilización greco-romana desde donde nos llega la imagen de la diosa griega Dicea portadora de una balanza en su mano izquierda, una espada en la derecha y sus ojos vendados.
El término latino “iustitia” proviene del vocablo “ius” que significa “justo”, o sea, “lo justo”, lo cual implica que justicia es dar a cada quien lo que le corresponde. El jurista latino Ulpiano fue aún más específico al indicar que la justicia se refiere a dar a cada quien el “derecho” que le corresponde.
Claro está, la justicia no comenzó ni con los griegos ni con los latinos (romanos). El primer códice legal en la historia fue producido por el rey Hammurabí, sexto rey del imperio babilónico quien vivió unos 300 años antes de Moisés y de quien se dice recibió los dictámenes legales que llevan su nombre directamente del dios Marduk, el dios principal del panteón babilónico según algunos historiadores.
El Código de Hammurabí precede a los diez mandamientos y contiene los primeros estatutos legales enunciados por el interés de crear bienestar entre las personas. De otra forma conocidos como “la ley del Talión”, la justicia o bienestar bajo Hammurabí consistía en penalizar al culpable en base a lo que le correspondía, o sea, recibir el mismo mal que provocó en su víctima. De ahí procede “ojo por ojo y diente por diente”, una regla social que ha existido en nuestro medio por cerca de 4,000 años. El bienestar y la paz social eran entonces el resultado de penalizar al culpable en la misma medida en que sufrió la víctima. Algunas de las leyes de Hammurabí eran aún más crueles: “Si un señor acusa a (otro) señor y presenta contra él denuncia de homicidio, pero no la puede probar, su acusador será castigado con la muerte.” (https://thales.cica.es/.../rd98/HisArtLit/01/hammurabi.htm). Bajo el rey Hammurabí había que andar derechito!!
En el occidente la sociedad judío-cristiana tiende a trazar el origen de la justicia a los diez mandamientos. Es interesante conocer que existen notables diferencias entre los diez mandamientos alterados por la Iglesia Católica Romana y los diez mandamientos originales en el decálogo judío. El decálogo judío fue alterado por Agustín en el siglo V y luego adoptado en el concilio de Trento (1545-1563 D.C.), siendo igualmente aceptado por diversos grupos protestantes, incluyendo algunos luteranos. Un ejemplo clave de estas diferencias es que en el decálogo original no existe una prohibición de las mentiras, sino que en el noveno mandamiento judío se prohíbe el levantar falso testimonio dentro del contexto legal de Israel. O sea, se prohíbe terminantemente el perjurio, pero no hay mención alguna a decir mentiras. Igualmente, el sexto mandamiento judío no habla de “no matar” sino de no asesinar o cometer homicidio. El sexto mandamiento prohíbe el asesinato con la intención de beneficiarse de manera personal y egoísta. El matar en el sentido común era parte de otras leyes mosaicas (Deuteronomio 19:1-13). La persona promedio entiende que Dios dijo “no matarás”, “no mentirás” como parte de los diez mandamientos y que el “ojo por ojo y diente por diente” es igualmente ley divina, ninguno de los cuales es cierto.
Por las complejidades propias de la evolución social, la justicia y sus aplicaciones son más complejas que simplemente cortar la mano o sacar un ojo al culpable. Hablamos de justicia procesal, justicia distributiva, justicia retributiva, justicia restaurativa y justicia eclesiástica, entre otros, cada término amparado en marcos sociales, judiciales, legislativos, económicos y hasta religiosos.
Pero lo que nos concierne en esta serie es la justicia social, lo cual amerita consideración pura y simplemente por la existencia de profundas inequidades en la sociedad, las que hacen que la mayoría de la población no goce de la seguridad, dignidad, protección y derechos que le corresponden. Como inferimos al principio, la desigualdad social no existe solamente en Las Terrenas, sino también en toda la nación y en el mundo, lo que requiere que hagamos la pregunta, “¿lo dejamos así o hacemos algo al respecto?”.
En este municipio hay desigualdad. Eso no nos hace ni especial ni diferente, pero lo que nos importa es si debe quedar como está o si nos metemos a la lucha por una mayor y mejor equidad social en nuestra población de apenas 30,000 habitantes.
Existen condiciones socio-económicas en el municipio que son reflejo de injusticias que permean cada nivel social, no sólo por ser resultado de condiciones nacionales, sino por ser parte de condiciones sistémicas particulares al municipio. Las autoridades municipales pudieran jugar un rol en mejorar, cambiar, alterar y, felizmente, erradicar tales condiciones.
Es posible que algunos piensen que la búsqueda de la justicia social trasciende al municipio, que nada podríamos lograr en este espacio geográfico tan limitado de fundamentos conceptuales esenciales. Por eso quizás no ven que decisiones en el pasado y en el presente respecto al uso del suelo, a las inversiones y al maltrato al medio ambiente son parte del marco sistémico que fomenta esa injusticia social.
Yo creo que es en el seno de la administración edilicia desde donde podríamos lanzar transformaciones sociales profundas que resulten en una mayor equidad social, económica, política y hasta cultural. En lugar de pasarnos la vida enumerando déficits es mejor que reflexionemos en lo que está a nuestro alcance dentro del corazón político del municipio para lograr tales transformaciones. Nuestro dilema se centra en la justicia social.
Más en las próximas entregas.
José
Jose Maria Sanguino, Tomas B. Diaz Romero y 1 persona más
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