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martes, 26 de mayo de 2009

El Peor de los Males

En un universo paralelo al nuestro todo es perfecto. El sol sale y se pone cada día, el aire es perfectamente limpio, el agua es perfectamente pura, los conductores respetan las señales de tránsito, no hay ruido ni en los bares ni en las calles, no hay violencia, todos los niños y niñas tienen padres y madres que los cuidan, nutren y los mandan a la escuela, estudian con ellos y les enseñan los valores indispensables para la vida. Todos tienen casa propia, disponen de transporte adecuado y tienen acceso a un sistema de salud de calidad. En ese mundo perfecto las calles no tienen hoyos, nunca se va la luz, hay flores y jardines por todas partes y las gentes tienen las sonrisas más hermosas sobre sus rostros, sonrisas que nunca desaparecen porque en ese mundo perfecto siempre hay comida, siempre hay salud, siempre hay trabajo y siempre las cosas salen a perfección.

Por sobre todas lo posible hay una cosa que no existe en ese mundo perfecto: la pobreza.

Para mi la pobreza es la mayor de las desgracias en el mundo. Ni las guerras, ni las epidemias, ni los accidentes, ni las catástrofes la superan. Más personas han sufrido de la pobreza en la historia del mundo que todas las guerras y catástrofes juntas. Ahora mismo, en un mundo de 6,000 millones de habitantes 2,000 millones viven en la pobreza y entre ellos cerca de 400 millones viven bajo la pobreza extrema definida como el vivir en base a un dólar (35 pesos) al día. De acuerdo al Banco Mundial en la República Dominicana 42 personas de cada 100 son pobres, casi casi 1 de cada dos personas (http://go.worldbank.org/2HAOREIIS0).

Pero, ¿qué es la pobreza? Una definición simple sería la incapacidad de satisfacer las necesidades básicas para un nivel de vida de calidad. Calidad de vida es descrita en base a tener lo necesario en alimentación, habitación, salud, educación, trabajo, recreación, transporte y seguridad. La medida de medir la pobreza es generalmente monetaria e implica la cantidad de ingresos mensuales o la cantidad de ingresos recibidos por las personas en base al producto interno nacional. Ejemplo de este último es que en los últimos años hay indicadores de pobreza en la R.D. que han mejorado levemente, pero la riqueza total del país permanece en mano de unos pocos y no se ha traducido en mejoría de vida entre los pobres. Como resultado más pobres permanecen pobres, aparte del hecho de que los pobres tienden a multiplicarse más.

Algo trascendental en relación a la pobreza, tanto en el pais como en otros países del mundo, es su relación con la oferta laboral. Por ejemplo, un sistema macroeconómico adecuado (como se intenta actualmente) mantiene a mucha gente trabajando y ahora que el Banco Central ha liberado casi 20,000 millones para la economía habrán más ofertas de trabajo, sobretodo en áreas como la construcción. En realidad aunque se tire más dinero a la calle la gente pobre seguirá siendo pobre y hasta más pobre que antes porque al rodar más dinero las productos básicos tienden a encarecerse.

Intimamente ligado a la oferta laboral está el nivel escolar o académico. De acuerdo al informe del Banco Mundial sobre la R.D., 1 de cada 3 personas entre los 18-25 años no termina la escuela primaria y de esos que terminan sólo un tercio se gradua de secundaria. La deficiencia del sistema escolar hace que la gran mayoría de los pobres no puedan capacitarse lo suficientemente bien como para obtener un título universitario o recibir capacitación técnica-laboral avanzada. Esto causa que el pobre nunca podrá ganar lo suficiente para mejorar su calidad de vida ya que su nivel escolar y técnico es muy limitado. En otras palabras, el trabajo no logra sacar a la persona de la pobreza porque permanece empleada para seguir pobre.

Para mi el verdadero liderazgo político y económico radica en su capacidad de sacar a las personas de la pobreza. Hay una realidad social innegable, mientras más educación tiene la persona mejores serán sus posibilidades para ganar más y para vivir mejor. Si el político desconoce o ignora la necesidad de una política de desarrollo educativo entonces ese político no va a hacer nada para cambiar las causas fundamentales de la pobreza. La única y mejor manera de reducir o eliminar la pobreza es a través de la alfabetización, de la escolaridad, de la capacitación y de la creación de fuentes de trabajo mejor remuneradas.

El problema con las soluciones a la pobreza es que se toman más tiempo que los dos años de campaña o que los cuatro años de un término electivo. Además, es una labor ardua que amerita mucha dedicación, mucho esfuerzo y, sobretodo, mucho conocimiento, éste último siendo un elemento muy escaso en la clase política promedio.

El político sabio y sensato hará esfuerzos para conocer más sobre las causas y raíces de la pobreza y también sobre cómo cambiar esas causas y raíces, transformándolas hasta lograr una mejora en el índice de desarrollo humano. Los índices de desarrollo humano guardan estrella relación a los “objetivos del milenio,” los que buscan que la mayor cantidad de personas posible dentro de un país dado abandone la pobreza, o sea, tengan lo mínimo para vivir vidas dignas y satisfactorias.

Lamentablemente, el político versado en el lenguaje de “los objetivos del milenio” parece no haber llegado todavía a Las Terrenas. El lenguaje de “sacar a la gente de la pobreza,” de “capacitar para el progreso,” de “mejorar los medios educativos,” de “mejorar la calidad de vida” no nos ha llegado aún, ni entre sus líderes actuales ni entre los numerosos pre-candidatos de los varios partidos. Aunque hay varios pre-candidatos que dan, regalan y presentan a grupos de personas con mejoras transitorias, todavía sigue siendo cierto que todavía no se ha presentado un plan de gobierno ni una oferta electoral que esté basada en una simple mantra: “eliminar la pobreza.”

No se elimina la pobreza ni con dádivas ni con promesas, se elimina la pobreza a través de la educación, de la capacitación y de la mejora en los servicios esenciales para la calidad de vida (alimentación, salud, educación, transporte, recreación, seguridad y trabajo).

Yo creo que hace falta elevar la calidad de la oferta política y nuestros pre-candidatos necesitan analizar lo que es la pobreza, sus causas y raíces, al tiempo que estudian la mejor manera de sacar de la pobreza a la mayor cantidad de personas posibles. Está garantizado que TODOS los terreneros viviremos mejor cuando hayan menos pobres y que todo lo que se haga para eliminar la pobreza nos beneficia a todos.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Educar Para la Paz

“No hay caminos para la paz; la paz es el camino” (Mahatma Gandhi).

La educación no es un proceso neutral, aspira a inculcar valores, conocimientos y aptitudes previamente seleccionadas por los peritos y autoridades, las que no se originan en la nada, sino que resultan de las elecciones que ellos/as han hecho de manera premeditada. La educación no está limitada a los peritos porque se enseña por medio de lo visible (el currículo, los edificios, las normas, los maestros, etc.), pero también por medio del currículo informal (la atmósfera, las actitudes, valores y costumbres). Por eso decíamos en los dos artículos pasados que cuando la educación no cumple con su promesa de mejorar las capacidades internas y los potenciales externos del educando entonces el proceso educativo simplemente enseña para la pobreza; o sea, el aula se convierte en el lugar donde el individuo aprende a cómo desesperanzarse. Cuando eso es así no se enseñan valores, sino anti-valores.
Decimos igualmente que la sociedad no es neutral. A manera de ejemplo, en el reporte del Foro Económico Mundial para el 2008-09 basado en estudios hechos en 134 países, la República Dominicana ocupa el último lugar (134) en cuanto a la calidad de la educación básica. La educación superior dominicana ocupa el puesto 131 y la enseñanza de las ciencias y las matemáticas también ocupa el puesto 131. Para poner las cosas en otros contextos, el país ocupa el puesto 132 en clientelismo, el 131 en derroche gubernamental y el 129 en fiabilidad del servicio policial. El clientelismo y la corrupción alimentan condiciones sociales indignas, las que son alimentadas en la sociedad en general pero también en nuestras aulas y escuelas.
Tomando todos los factores en conjunto, ese reporte coloca a la República Dominicana en la posición 98 entre los 134 países evaluados. Es de notar que en el reporte del 2007-2008 ocupábamos la posición 96 y en el del 2006-2007 estábamos en la posición 83. O sea, en los últimos 3 años hemos descendido de la posición 83 a la posición 101. De hecho, cuando el Dr. Leonel Fernández tomó posesión en el 2004 el país estaba en la posición 72 y el año antes, en el 2003, estaba en la posición 62, mientras que en el 2002 estaba en la posición 52!!! En 6 años hemos descendido 50 escaños; o sea, 50 países se nos han adelantado, lo que ayuda a poner en duda lo del “e’pa’lante que vamos.” El reporte completo aparece (en inglés) en http://www.weforum.org/en/initiatives/gcp/Global%20Competitiveness%20Report/index.htm.
La educación no ocurre en el vacío, se desenvuelve en medio del contexto social existente.
Si hay trabajo y desarrollo la educación refleja esas condiciones; si hay desempleo y explotación la educación refleja esas condiciones; si hay clientelismo y corrupción, la educación refleja esas mismas condiciones. En otras palabras, lo que vemos en la educación es un reflejo de lo que existe en la sociedad en general.
Para mi el dominicano está en guerra constante, contra muchos frentes. Come demasiado azúcar, grasas saturadas y no se ejercita suficientemente, por lo que está en guerra contra su salud. No aprende ni a leer, ni a escribir ni a sumar por lo que está en guerra contra su propio desarrollo personal, educativo, vocacional y empresarial. Contamina, ensucia, no conserva y depreda, por lo que está en guerra contra el mismo medio ambiente que sostiene la vida. Descuida a sus hijos gastando más dinero en bebidas y en juegos de azar que en su propia calidad de vida, por lo que no hay que extrañarse que los niveles de violencia contra niños y contra esposas y compañeras estén a niveles desorbitantes.
La escuela refleja esa guerra y, a veces, da origen a muchos de los valores y prácticas que hacen que la guerra exista y se sostenga. En nuestras aulas hace falta educar para la paz.
La paz no es la ausencia de guerra sino la presencia de valores y prácticas que alientan la vida.
O sea, la paz es el vivir en armonía con uno mismo, con los demás y con la naturaleza. La paz no es la ausencia de conflictos sino la presencia de procesos constructivos para buscar comprensión y soluciones a los problemas que nos rodean.
Cuando en una sociedad las personas no pueden satisfacer sus necesidades materiales y espirituales más perentorias se crean condiciones que promueven la violencia (la desigualdad social es una de las formas más violentas de hacer guerra). Y ¿dónde se aprende sobre lo que es la paz, lo que es la guerra, lo que son los procesos de paz y lo que es la igualdad social? La respuesta es tajante: se comienza en la casa y se confirma en la escuela, actuando conjuntamente hacia el mismo fin. Si uno falla pues falla el otro y viceversa.
Sin embargo, comparando los procesos sociales de hogar y escuela, la escuela ofrece mayor potencial porque tiene mayores recursos a su alcance que lo que tienen los hogares entre las masas desposeídas, los principales usuarios del sistema de educación básica pública. En la escuela hay una mayor preparación académica que en la mayoría de los hogares pobres, hay mayor conciencia de procesos sociales y hay una audiencia cautiva que 4 horas diarias (en los mejores de los casos) se sienta en aulas donde se “imparte docencia.” La conversión, la transformación, es más posible en las aulas y en el ambiente escolar, la que luego puede ser llevada luego a los hogares.

Sísifo y el Fénix

  LA DESGRACIA DE SÍSIFO Y LA PROMESA DEL FÉNIX (Escrito en el 2009) Todo el mundo tiene una idea de lo que se debe hacer en Las Terrenas. T...