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¿Cómo es posible que con tantas quejas que emitimos a diario sobre las condiciones en nuestro país salgamos en el mismito tope, bueno, detrás de Costa Rica? Primero hay que entender los fundamentos del análisis y luego el análisis mismo.
En primer lugar, los fundamentos son dos y son simples: a) lo que más nos importa a nosotros en cuanto a una larga y placentera vida, y b) lo que más importa para beneficiar al planeta, o sea, el impacto de vivir sobre los recursos que produce el planeta. Eso quiere decir que un país dado alcanza un nivel alto en el cuadro de “planetas felices” cuando sus gentes viven muchos años y lo hacen de manera mayormente agradable y significativa. Si el promedio de longevidad (años de vida) en un país es de sólo 44 años (como ocurre en muchos planetas de centro y sur en el continente africano) no se le podrá llamar “larga vida.” En la República Dominicana la expectativa de longevidad llega a los 70 años.
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Un aspecto importante en la “manera de vivir” tiene que ver con los valores que se otorgan a la vida. Por ejemplo, todavía en la República Dominicana se otorga un alto valor a la familia y a pasarla bien juntos; en otros países, particularmente en los Estados Unidos de Norteamérica y en Europa existe un gran afán por poseer cosas y por trabajar mucho para tener más dinero. Ese afán por el bienestar material causa un mal uso de l os recursos naturales y un mayor nivel de estrés personal. Mientras que la mayoría de los norteamericanos apenas disfrutan de 2 semanas de vacaciones al año aquí en la República Dominicana vivimos en constantes vacaciones, ¿no?
Muchos europeos abandonan a sus países y se mudan a Las Terrenas porque viven cansados de
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Hablando en serio, “planeta feliz” quiere decir eso mismo—PLANETA feliz. O sea, el mundo vive más feliz con 8 millones de dominicanos que con 8 millones de gringos. Así de simple, siendo la razón principal que hasta el momento presente abusamos menos de los recursos del planeta en la R.D. que en los USA o que en Europa. Estadísticamente la República Dominicana cuenta con la mayor cantidad de parques nacionales y de reservas naturales en todo el continente, un 32% del territorio dominicano. Esa tremenda estadística se la debemos a una sola persona quien con todo lo malo que pudo haber hecho logró colocar a la República Dominicana en el mapa mundial como el país en Las Américas con la mayor cantidad de terrenos libres de deforestación, libres de poblaciones y totalmente dedicados a la preservación natural. Y ese hombre fue el fenecido presidente Joaquín Balaguer. Tal como lo dice el reporte del NEF, quizás no lo hizo de la mejor manera posible, o sus métodos fueron cuestionables, pero el resultado está ahí.
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Los dominicanos somos depredadores por naturaleza y echamos basura hasta durmiendo. Pero el hecho de que un tercio de nuestro país sea zona vedada tiene su impacto positivo en la forma en que impactamos al planeta. O sea, la parte del planeta ocupada por el territorio dominicano es “más feliz” porque hay más parques y zonas verdes per cápita que en cualquiera otra parte del continente.
Y eso, señores, hay que celebrarlo. Prendámosle una velita a Balaguer y démosle las gracias. Eso será como echarle una gotita de agua sobre la lengua ya que estoy seguro que ni eso lo salvó del ardiente infierno.