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El desafío más grande para cualquier ser humano es encontrar ese espacio interior.
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Alcanzar hasta el santuario de nuestro ser interior es muy difícil. A veces es hasta peligroso. Muchas personas que lo han logrado revelan que al llegar a lo más profundo de su ser experimentaron profundas transformaciones interiores.
Tales transformaciones son posibles solamente a través de la reflexión profunda. La reflexión es el acto de generar poderosas expresiones del ser como un mapa de posiciones internas que no pueden ser vistas con el ojo común. Reflexionar implica levantar un baluarte a favor de una manera de ser comunitaria, comunal, compartida y solidaria; es lo mismo que ser, hacer, ver, conocer y responder como si todas las personas que nos rodean
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La reflexión ayuda a la persona a navegar entre dos fuerzas opuestas: lo que otros esperan de la persona y lo que la persona espera de sí misma. Es humanamente natural entrar en conflicto entre lo que creemos que es lo que se debe hacer y lo que otros desean que se haga. Lo que otros desean que se haga está generalmente escrito en las regulaciones o reglamentos y hasta en la manera informal en que grupos, partidos y organizaciones manifiestan sus preferencias. Pero lo interno de lo humano es difícilmente realizable a través de regulaciones o mandatos. Es posible cumplir con las regulaciones mientras se pierde de vista lo verdadero humano, lo verdaderamente íntegro, lo verdaderamente noble y lo verdaderamente elegante.
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Sin ese puente simplemente estaríamos corriendo de un lugar a otro, sabiendo que en base a nuestra experiencia y a la de otros lo superficial será mucho más facil y que muy pronto haremos residencia entre las veletas (que van por donde el viento sople) y los mediocres (que ni saben hacia dónde van ni van para ningún lado).
La reflexión comienza con una pausa.........
La reflexión comienza con una pausa.........
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La acción transformadora es el resultado de haber trascendido hacia dentro del yo de los demás. El líder transformador ha aprendido que limitado a su ego y a su visión personal de las cosas su labor es empobrecedora, altanera y limitada. Al abandonar al ego, el líder se transforma a una gestión de comunidad. No se puede hacer vino con una sola uva. El viñedo completo es responsable por el vino nuevo. El trabajo en comunidad crea al vino nuevo y al vino nuevo se le pone en cueros nuevos.
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La elegancia es la característica del líder transformador que le permite hacer lo que mejor se puede, con las mejores personas, beneficiando a la mayor cantidad de personas posibles, utilizando la menor cantidad de recursos, en el menor tiempo posible, con los mayores y más efectivos resultados alcanzables.
Y, por sobre todas las cosas, la acción transformadora que guía al líder transformador es la más pura y poderosa expresión de servicio al prójimo, con la que todos salimos ganando, no sólo los partidarios; es la más sensata vocación al bien; es el regalo más espléndido que se le puede dar a una organización, a una comunidad, a un pueblo o a una nación.
Todo eso se logra al encontrarse ese espacio interior desde donde surgen, por medio de la reflexión, las más poderosas expresiones de bien, de paz, de misericordia, de honestidad, de sinceridad y de servicio.
Obras de arte a lápiz por M.C. Escher tomadas de http://www.mcescher.com/.