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jueves, 20 de noviembre de 2014

El Significado de las Cosas


Los eventos recientes han sido trascendentales.  Sus resultados pueden ser analizados por sus causas o por sus consecuencias, pero también por los procesos a los cuales dan orígenes. 

De manera superficial encuentro que las transformaciones sociales nacidas de esos eventos trascendentales apuntan en muchas direcciones, algunas de las cuales vale la meta considerar y matizar con nuestras opiniones.

1.  El fin de una era.  El advenimiento del servicio eléctrico trajo a Las Terrenas un desarrollo veloz, pero pobremente planeado.  Ambiciones personales provocaron que algo muy bueno se convirtiera en algo terriblemente malo.  Tenía que terminar.  De hecho, terminó hace tiempo, pero implosionó de manera dramática apenas hace unos días.

Luz y Fuerza/Generadora implosionó.
Su auto destrucción comenzó moralmente.
Lo demás era asunto de tiempo.

2.  El amanecer de un despertar.  El pueblo de manera dramática produjo dos eventos claves, un cierre total y un caos virtual en menos de un mes.  Cogió a todo el mundo de sorpresa.  Para una larga crisis y para una extensa angustia lo sucedido apenas se comienza a entender, pero lo importante es que el pueblo descubre de lo que es capaz.  Ya nadie se podrá limpiar el CXXO con la gente de Las Terrenas.

3.  El difícil proceso de la comprensión.  Los líderes emergentes tienen mucho que aprender, empezando por saber hablarse y entenderse mutuamente.  Es normal, el bebé tuvo que aprender a correr bajo una tormenta de nieve.  No hay gente más independiente ni más rebelde que el terrenero y para sentarlo a pensar y a gestar cambios de peso requiere de mucha pero mucha paciencia.  Es terriblemente prometedor, pero angustioso.

Coronel Caamaño Deñó

4.  El impremeditado fruto de la sorpresa.  Nadie lo esperaba y nadie estaba preparado.  Un general y 5 coroneles no pudieron pararlo.  El ejército no lo paró.  Hubo cierto control, pero nadie duda de quién estaba en control.  Gente sin preparación en guerra de guerrillas se convirtieron en Caonabos, Anacaonas, Enriquillos, Lembas, Luperones, Manolos, Minervas y Caamaños.

5.  Las vacas sagradas pa’l matadero.  En el 2014 han caído tres vacas sagradas:  José Alexis, Orsini y Marianita, ésta última en acelerado proceso de degradación.  Gente ya empiezan a recoger firmas para pedir la renuncia de esta última.  Crecen las expectativas del pueblo en cuanto a sus líderes.  Los que no saben escuchar al pueblo o los que sólo piensan en sí mismos descubren de repente que les ha llegado su hora de patíbulo.

Orsini, Vanderhorst, Martínez.

6.  El desfalco del pseudo-liderazgo.  A los así llamados políticos les agarra el fuego con las manos en la masa.  El pueblo los rechaza, no sólo sus posturas sino también sus ofertas.  Nadie quedó vivo, a todos les tocó algo.  El pueblo se queda sin un liderazgo político notable o de alcance.  ¿Cuál será el escenario para las elecciones del 16?  Nadie sabe, pero los cadáveres de los políticos ya comienzan a heder.

7.  ¿Qué prensa?  Un reconocido “periodista” recibe 250 kilos gratis de luz al mes.  Otro tiene mucho que agradecerle al tirano.  Otros no se saben dónde están o están en todas partes.  Cuando más se necesitaba no hay programa donde la opinión pública, transparente, balanceada, informada, se exprese.  Sólo quedan las voces de los pagados.  Todo el mundo sabe quiénes son.  Los únicos que no saben cómo se los ve son ellos mismos, pero eso es parte del yoísmo que los envuelve.  Algunos que escriben en la prensa dan, bueno, francamente, mucha pena, pero a ellos no les dá el más mínimo resquemor.

La "prensa" local fue puesta a prueba y
se quemó.

8.  El gran teatro.  No pasa un día sin un drama en Las Terrenas.  Este pueblo vive del teatro y ese teatro es la principal fuente de entretención.  Este pueblo conoce todos los vicios, tapujos, grietas y hoyos de todo el mundo y exhibe una enorme e intensa tolerancia hacia la fragilidad de todos los expuestos a la opinión pública.  Los más visibles y los semi-ocultos participan en la novela diaria de nuestro pueblo como si fueran artistas principales.  Los vemos, los reímos, los gozamos y luego nos juntamos con otros asistentes al teatro para quejarnos del alto precio de la boleta para entrar a ver nuestro propio teatro.  Los griegos crearon el teatro, los terreneros lo perfeccionamos.

9.  Los grandes ausentes.  Los extranjeros y los empresarios turísticos son los grandes ausentes.  Muchos huyeron, otros sólo se quejan, pero los que han expresado solidaridad ante la crisis se cuentan con los dedos de una mano.  ¿Qué pasa cuando nuestros vecinos, amigos, clientes y empleadores de otras tierras parecen como vivir en la luna ante condiciones que sólo los sufrientes del pueblo parecen entender?  ¿Qué pasa cuando empresarios turísticos que viven del quehacer de este pueblo mantienen una actitud apática, fríamente calculada y orientada exclusivamente a sus intereses particulares, sin solidaridad ni empatía?  Es posible que digan como la triste frase del descaro:  “no es asunto nuestro.”  De alguna manera deben llegar a comprender que ciertas cosas son más importantes que lo que hayan perdido en términos de dólares o euros.

La dignidad habla por sí sola

10.  Apagando fuegos.  No podemos pasarnos la vida apagando fuegos.  El bien hay que hacerlo a pesar de todo.  Esta experiencia debe enseñarnos más profundamente el valor de la solidaridad, de la templanza, del sosiego; pero, más que nada, comenzar a vernos como lo que somos, ciudadanos compartiendo una inmensa humanidad, reflejos de un deseo simple, espontáneo y poderoso:  queremos vivir vidas dignas.  La dignidad no es posible cuando el abuso es la norma y, sobretodo, cuando el abuso es amparado por la impunidad y por la misma ley llamada a destruirlo.  No más abuso.  
Es el tiempo de la dignidad.

martes, 23 de agosto de 2011

Emblematicología


Algunas cosas nunca cambian...

Había una vez un pueblo al lado del mar, sembrado entre los cocoteros, espejo de las olas, trovador de bachatas inéditas, parido entre cuevas, montes y pantanos, rodeado por un cinturón de jaibas y ciguapas, salcochado con el sazón de amaneceres arrolladores y besado cada tarde por el suave y tibio cantar de nacientes estrellas borrachas de amor.

El más grande con el pueblo a sus pies.
Era un pueblo vendido al mar, recorrido espeluznantemente por vacas y toros silvestres que con sus colas y cachos adornan sus calles, abastecido felizmente por el constante susurro de peos motorizados; ahi, en ese pueblo de nadie y de todos, de todo y de nada, habían cuatro pistoleros rocinantes, cada uno compitiendo por la corona más emblemática, la del supremo ejemplo de todo lo que es, puede ser, ha sido y será.

El primero de ellos era todo trueno y centellas y, según él, con la soberbia proverbial de los de su clase, partió con su rayo de luz las más recónditas oscuridades de una aldea remota, desconocida y atrasada. Lanzó sus rayos y nació el todo de la nada, todo lo que se era dejó de ser y todo lo que no se era se hizo. Es el salvador del pueblo, el creador del pueblo, el dueño del pueblo.

El Llanero Solitario
El segundo de ellos se abrió paso con su ambición: redondito, agachadito, maestro de las sombras y mago de la anticipación. Lo cubre el manto de la corrupción, lo besa la ciguapa encantada de la manipulación, su fálico es una manguera de lodo que embarra todo lo que toca, haciendo oculto de lo claro, transformando en mentiras las verdades más elementales, pero como no hay nadie mejor que él para lo que hay que hacer las masas hacen de su harina el pan nuestro de cada día.

Codicia sin frenos
El tercer vaquero es tan espectacular como los otros, llega como rey, compra, vende y convence a todo el que quiera escucharle de que es lo mejor que le ha ocurrido a mi pueblo allende al mar. Tiró 30,000 tiros, uno por cada metro cuadrado que llenó de lodo para construir sobre éste los castillos de sueño de los cientos que comprar una imagen elegante pero nefasta y con sus subterfugios financieros se dá el gusto de traer al Príncipe de los Príncipes para bendecir al descaro más emblemático en toda la historia de este lugar.

Vaca sagrada
El cuarto es una vaquera indomable, dueña de sus actos y de su boca, la que hace que los que están con ella y los que no están se pregunten en qué está, porque con una mano hace y con la otra deshace, su misión hacer amigos pasajeros de algunos y enemigos permanentes de otros. La cubre toda una catedral de oportunidades perdidas, el resultado de una ceguera monumental, de una incapacidad oculta tras coronas sórdidamente políticas. Total, no necesita a nadie y por eso al hacer deshace y cuando deshace hace lo que todo quisiéramos que no hiciera.

Cada uno de estos vaqueros es emblema de lo que pudo ser y no fue, la desgracia de mi pueblo allende al mar que en lugar de emblemas auténticos, honrados, serviciales y honestos lo que tiene son personas que tienen que alquilar pistoleros a sueldo para proclamar sombras de virtudes, reflejos de maldades conocidas pero embadurnadas del brillo de intereses comprados. Estos vaqueros indomables son una bendición para Las Terrenas porque nos ayudan a entender todo lo que deseamos evitar en nuestros líderes del futuro. 

Aunque nos cueste en el presente aprendamos la lección. El futuro merece tener a una nueva generación de jóvenes líderes que se atrevan a hacer de la honestidad su mejor amiga, que se emborrachen del honor de decir la verdad, que se embarren en la arena del servicio desinteresado y que se atrevan llevar ante el altar del honor a la novia más bella y deseada: mi pueblo allende al mar.

Sísifo y el Fénix

  LA DESGRACIA DE SÍSIFO Y LA PROMESA DEL FÉNIX (Escrito en el 2009) Todo el mundo tiene una idea de lo que se debe hacer en Las Terrenas. T...