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miércoles, 1 de febrero de 2017

Vertedero y Otras Ineptitudes

Por diez años consecutivos el vertedero ha sido la fuente de grandes y profundas frustraciones en la población. En los últimos días la frustración ha alcanzado niveles estratosféricos, incluyendo a turistas que abandonan sus estadías, a extranjeros residentes que comienzan a mudarse a otras localidades, al igual que a un amplio espectro de residentes locales y nacionales, tanto en el pueblo como en la loma.

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El vertedero es una espina en la carne de todo alcalde. Es como un hijo vicioso, malcriado, maleante y pipero que constantemente te hace enfogonar. Te causa problemas con los vecinos, con los afectados por sus acciones y te trae problemas con el barrio, con las autoridades y contigo mismo. Te hace maldecir el día en que nació y te hace maldecir muchas otras cosas, pero sigue siendo tu hijo. El que no quiera tener un hijo así que no se meta a alcalde, o alcaldesa. 

El humo tóxico que nos rodea de día y de noche tiene efectos parecidos a los del smog, afectando a todas las personas pero, particularmente, a los asmáticos, a los que padecen de enfermedades crónicas y respiratorias, a los fetos que le faltan tres meses de gestación y a las personas con problemas cardiovasculares. El humo del vertedero, además del C02, contiene dioxinas que son cancerígenas y como proviene de la quema de todos tipos de materiales como el PVC y otros plásticos, al igual que materiales industriales y químicos, se convierte en una amenaza para la vida del feto, de los niños, de los ancianos, de los aquejados de salud y de toda persona normal. Afecta igualmente nuestra ropa, los equipos electrónicos y nuestra actividad diaria.


Ni José Alexis ni Marianita resolvieron el problema del vertedero, como tampoco lo podrá resolver Alex. La verdad es que no hay solución permanente a lo que hay a menos que sea a través de una transformación profunda y sumamente costosa. El vertedero es un problema que supera todos los escenarios y convierte a cada alcalde, los que han sido, el que es y los que serán, en totales ineptos (Inepto: Que carece de aptitud para cierto trabajo o función.”)

Además de ser un problema de salud, social y económico, el vertedero es un problema técnico. Nada puede evitar que el metano combustione en el seno de esa enorme montaña de basura y no hay suficiente caliche para eviter que explote de vez en cuando. El caliche es un mitigante y adecuadamente manejado puede contener las combustiones automáticas por cierto tiempo, pero no por siempre. Mover el caliche al tope del vertedero y usar máquinas para esparcirlo adecuadamente cuesta y bajo las condiciones actuales su costo supera la capacidad de cualquier ayuntamiento para manejarlo.

Hay varias soluciones a corto y largo plazo para buscarle salida a la situación actual:
  1. Declarar la condición del vertedero como estado de emergencia y autorizar el uso de recursos no presupuestados para mitigar la situación actual. Cualquier fondo o prioridad que pueda tener la alcaldía actualmente debe ser, en mi opinión, secundaria a la de preservar la salud de sus habitantes, sobretodo cuando comienza a tener un profundo impacto económico para este municipio de vocación turística. Muchos turistas y residentes aguantan los hoyos en las calles, las basuras en contenes, calzadas, cañadas y en todas partes, aguantan los ruidos y todas las excentricidadas que se pueden encontrar en este pedacito de suelo. Pero no aguantan envenenarse con sustancias letales flotando en el aire durante el día y mientras tratan de dormir, sobretodo si tienen problemas respiratorios.
  2. Después de mitigar la situación actual, la alcaldía debe encontrar que el CEIZTUR proporcione los fondos para mantener al vertedero bajo control HASTA QUE se encuentre una solución definitiva. Ese quiere decir que cada dos semanas hay que darle mantenimiento al vertedero y que cada mes habrá que hacerle una intervención mayor. Eso probablemente cueste 250,000 pesos cada mes, mínimo. Yo especulo que de no mitigar la situación actual el municipio perderá un millón de pesos al mes en pérdidas de ventas de habitaciones, en alquileres de condominios, en la ausencia de clientes en restaurantes y bares, sin tomar en cuenta el impacto negativo a largo plazo para el destino y para la empresa turística.
  3. El empresariado turístico debe, de una vez por todas, unirse bajo un propósito común e invertir recursos financieros, humanos y tiempo para lograr la mitigación temporal y la solución definitiva de este problema. Toda gestión efectiva costará dinero, si no que nos pregunten a los que duramos años invirtiendo tiempo, vehículos, dinero, energía y nuestra seguridad personal luchando por el fin del monopolio eléctrico en Las Terrenas. Aunque decenas de millones de pesos forman parte del ahorro causado por el fin del monopolio nadie ha salido para recompensar a los activistas sociales, quienes no lo hicieron esperando recompensa sino justicia en el servicio eléctrico. Ahora les toca a esos empresarios turísticos jugar su rol e invertir en la búsqueda de la solución que bajo las circunstancias actuales no se encuentra en la alcaldía sino en el gobierno central.
  4. Hay que hacer una marcha en protesta contra las condiciones actuales, pero después de la marcha, ¿qué? Se necesita una estrategia y persistir en ella. Se necesitan recursos que deben ser utilizados transparentemente. Se necesita hablar menos y hacer más y se necesita utilizar la energía y las capacidades existentes para enfocarlas en la dirección correcta.
  5. La solución no es trasladar el vertedero y crear el mismo problema en otro sitio dentro de la provincia. La solución es clara pero compleja, realizable pero no a corto plazo, demostrable pero profundamente dependiente de un cambio en la conducta humana que es una de las cosas más difíciles de lograr. La solución es REDUCIR LA BASURA, CLASIFICAR PARA RECICLAR y COMPOSTAR EL MATERIAL ORGANICO. Cada uno de esos pasos implica cambios de conducta a mediano y largo plazo y recursos para hacerlas posible.
  6. Lo anterior tranformará el manejo del desecho sólido pero no hará desaparecer el vertedero actual, por lo que hay que intervenirlo o seguirá combustionando hasta el fin del universo. Esa intervención implica sellar los espacios y contener el lisiviado. Implica introducir tuberías especiales para canalizar el metano y atraparlo en tanques. Ese metano puede utilizarse para la producción de energía eléctrica. Otra solución es ir desmontando el vertedero, separando su contenido para diversos usos, pero eso no impide que explote a menos que se capture el metano de manera adecuada. La intervención someramente descrita aquí es altamente técnica e implica una inversión de decenas de millones de pesos que la alcaldía no tiene y que sólo el Ministerio de Turismo a través de CEIZTUR podría hacer sin costo alguno a la comunidad.
En lo que el hacha va y viene, ¿qué hacemos? Necesitamos definir lo que deseamos, organizarnos para lograrlo y ejecutarlo de manera objetiva y persistente. La alcaldía es inepta y el alcalde es inepto y no necesariamente porque sean malévolos sino porque carecen de los recursos humanos, técnicos y de maquinarias para lograrlo. Peor que todo, el municipio no produce los recursos para convertir su ineptitud en capacidad porque nosotros, los ciudadanos, no pagamos lo que cuesta para hacer posible que la alcaldía, que históricamente ha sido un centro de ineptitudes, se transforme en un centro transparente de excelencia en la gerencia operativa.

Por eso propongo tres revoluciones: primero, una revolución ya sea a través de una marcha, o de una reunión con el Concejo Municipal y con el Alcalde, para exigir la mitigación inmediata de las condiciones, ya sea mediante la declaración de un estado de emergencia por el Concejo Municipal que permita el uso de recursos para “apagar” el vertedero y darle a la comunidad un descanso del veneno tóxico que nos rodea por lo menos por las próximas dos semanas; segundo, la revolución más profunda que sería que cada casa en el municipio de manera voluntaria pague por el servicio y exija y monitoree el uso adecuado y transparente de tales fondos, de tal manera que se creen zonas de manejo de desechos sólidos, se promueva la reducción, el reciclaje y el compostaje, se compren camiones de diversos tonelajes, se entrene el personal y todos aprendamos que la basura es el mejor negocio del municipio, el mayor desafío, pero también la mejor opción para empoderarnos de los resultados que deseamos ver; y la tercera, es convencer al gobierno central, por todos los medios necesarios, para que intervenga al actual vertedero tal como fue descrito arriba, trayendo los técnicos y recursos necesarios para lograrlo. Si no hacemos ninguna de las revoluciones tendremos humo tóxico por siempre.

Las marchas motivan pero deben ser acompañadas de acciones puntuales. Si hacen una marcha por el vertedero yo estaré en el frente caminando, pero esta vez se necesitan nuevos actores para lograr los resultados deseados. Hay ineptitud en la alcaldía, pero los ciudadanos hemos sido igualmente ineptos para responder adecuadamente. Es tiempo de asumir responsabilidad y es tiempo de asegurarnos de que las frustrantes ineptitudes desaparezcan de nuestro medio. La calidad es cara, si queremos un cambio hay que pagar por ello.

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