
Imagina Las Terrenas http://imaginalasterrenas.blogspot.com
http://terraccion.blogspot.com/2009/02/protesta-contra-balcones-del-atlantico.html
Samaná como provincia es un verdadero tesoro. Me acuerdo que cuando crecía en Constanza sin gran experiencia de playas o de mi pais, pensaba de Samaná como el fin del mundo. Ahora que vivo en la provincia y en uno de sus lugares más extraordinarios, Las Terrenas, me doy cuenta de que sigue siendo “el fin” del mundo, pero no fin como en algo que se va a acabar, sino un “fin” como destino, como propósito, como búsqueda y como indispensable.
Yo creo que cada dominicano debe venir a Samaná para comprender la manera en que la naturaleza la ha dotado de esa fórmula mágica de sol, arena, mar, montañas, humedales, cuevas, peces, corales, pozos, cañadas, ballenas, langostas, camarones, bosques, saltos de agua y los más hermosos atardeceres y amaneceres que se puedan imaginar. Vivimos en un paraíso y, sin duda alguna, más y más dominicanos y extranjeros nos están conociendo y descubriendo lo que ofrecemos.
Pero el paraíso está en peligro.
Restaurantes ofertan langosta durante tiempo de veda. Pescadores salen de noche con compresores y asesinan a peces grandes y pequeños. Nuestros corales, que ya sufren terriblemente el cambio climático que mata su vida orgánica, sufren devastadoramente por la contaminación, la explotación de todos los elementos que los mantienen vivos y la devastación en los humedales cercanos que los nutren de agua limpia. La quema y tala de árboles para la siembra monocromática es devastador. La basura se acumula en cañadas y ríos y hasta el material de pozos sépticos termina en nuestros bosques y cañadas, en nuestros humedales y en nuestras playas. Proyectos habitacionales se levantan a veces sin los permisos medioambientales requeridos y, a

Si alguien me pudiera señalar cuál de los cientos de proyectos de desarrollo habitacional (villas, apartamentos, hoteles, condominios) en la provincia se le pudiera llamar verdaderamente “amigo de la naturaleza” me atrevería a hacer una campaña para que sea reconocido como tal. Pero no hay uno solo que podamos señalar, sobretodo cuando muchas veces las mismas autoridades gubernamentales no se ponen de acuerdo y permiten desastres que no se pueden resarcir.
Es un tiempo triste para este paraíso natural dominicano.
Me preocupa, me congoja, me duele.
La ingeniería como profesión es una de las más depredadoras. Por su propia naturaleza, por su formación académica, por su práctica y por sus procesos, la ingenieria es depredadora de principio a fin. Al ingeniero común, o a la compañía de ingenieros tradicionales, no les interesa preservar. Ellos prefieren destruir, construir y luego arreglar. La tendencia no es construir

El gobierno municipal tiene la principal responsabilidad en la preservación de los recursos naturales dentro de su territorio. No podemos darnos el lujo de un municipio enemigo del medioambiente porque si sigue la devastación actual sólo nos quedará agua y arena. Nos están sembrando de cemento, incluyendo el municipio, ¿quién sembrará y preservará para las generaciones futuras?
Me duele cuando un pescador dominicano pesca la langosta en tiempo de veda o cuando utiliza una licuadora para obtener su sustento. Me congoja que nacionales extranjeros dueños de restaurantes vendan langostas obtenidas ilegalmente alrededor de Las Terrenas. Según expertos y analistas, la pesca parece que tiene su tiempo contado: los peces desaparecen, los corales desaparecen y con ellos se va un medio atrayente de turismo sostenible que está siendo descabelladamente destrozado desde sus cimientos. Prontamente tendremos que importan pescados y frutos del mar porque no está quedando gran cosa en Las Terrenas.
Y en medio de todas estas cosas (díganme ustedes si miento), las autoridades competentes no se ponen de acuerdo y se batallan entre sí. Qué vergüenza.
Nos toca a nosotros los ciudadanos levantarnos en armas y en almas para proteger nuestro futuro ecológico. No solamente no podemos creer todo lo

Este paraíso que tenemos está en peligro. Si usted no lo sabía entonces entiéndalo ahora. Cundo la voz de alarma. Peligro, peligro!!! Ayuda, ayuda!!! El cambio empieza contigo y conmigo. Ayudemos a preservar al paraíso de Las Terrenas, al paraíso samané.