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viernes, 1 de mayo de 2020

Renacer


Soliloquios—3

Por José R. Bourget Tactuk

Al doblar la esquina casi le pisa la mano a Culeco, el limpiabotas más conocido del pueblo.  Aunque ni siquiera le rozó el meñique, Culeco le tiró una salvaje maldición “por si acaso”, “por distraída”, “por turuleca” y, más que cualquier otra cosa, por el notable nalgatorio que la acompaña, o como bien lo dijera Culeco, “pero muchacha’erdiantre, ¿de dónde saca’te esa’ aplanadora’”?  Culeco es muy elocuente en sus expresiones, como ya pudieron ver.

Culeco no tiene nada de extraordinario, lo único es que mientras limpia los zapatos (la mejor limpieza en toda la bolita del mundo) se pone a decir cuentos picantes que harían sonrojar hasta a Pepito, por eso todo el mundo lo conoce por los cuentos y de ahí viene su nombre “culeco” (como la gallina que culequea sus huevos).
 
“Cuántas cosas aguanta uno en la vida!!” pensó la Chana, cuya cédula la identifica como Ana del Rosario Ventura, pero nadie la conoce por ese nombre, sólo Chana.  Hay dos cosas que tiene Chana que todo el mundo le conoce.  Primero, tiene un lunar justo al lado del ojo derecho, opuesto a la nariz, pero no es cualquier lunar, es tan rosadito y robusto que parece un clítoris facial y, por consiguiente, la relajan con eso ofreciéndole todo tipo de “masajitos orales” para calmarle el lunar.  La segunda cosa es que Chana es un solo pegote de 250 libras de belleza en 52 pulgadas de estatura.  “La gorda más sexy del barrio”, según ella.

Sus 19 años son toda una acumulación de insultos, burlas y cherchas por sus libritas de más.  No tiene ni una sola memoria que no sea la de palabras feas y denigrantes, de quejas y desaires, de sobrenombres, apodos y piropos disfrazados de talibanes.  Cada vez que se ve en el espejo no se ve ella misma, sino la muchedumbre de expresiones denigrantes y despectivas.  Ve sus rondas, sus pliegos, sus mulotes, sus brazotes, su cuellote, su barrigota, sus manotas, sus dedazos y tantas otras cosas redondas, flojas, grandes y pesadas.  Era todo a lo que se había acostumbrado a ver.

Hasta hoy.

Hoy conoció un amante, alguien que la miró con otros ojos.  Su encuentro comenzó como tantas veces, preguntándose qué hacía ahí, por qué la miraba, qué buscaba, si lo que quería era lo mismo que quieren todos, tocar y retocar, molestar y joder, tan sólo por un placer en una única sola vía.  Estaba harta de lo mismo, pero esta vez estaba curiosa.  

Este inesperado encuentro estaba lleno de sonrisas, de toquecitos, de cuentecitos, de miradas tiernas, de oídos atentos y luego vinieron los abrazitos y besitos coquetos hasta que llegó el ánimo inesperado de comenzar a retirar piezas de ropa y obstáculos afines, de tocar y retocar pero en otra dirección.  Todos los encantos y sensaciones iban para ella.  Y ella, TODA ella, no pudo resistir.  Por primera vez vió los labios de otra persona en su barriga, en sus senos, en las sombrillas de sus brazos, llenándola de besos, de caricias.  Vió cómo las manos no daban para agarrarla, para acariciarla.  Vió levantar sus brazos, sus axilas, su cuello, sus mulazos y sus codazos y todos sus otes, otas, azos y ozas.  Y en cada punto había alegría, deseo, sensaciones, temblores y placeres, muchos de los cuales nunca había sentido antes, ni sabía que existían.  

Esa persona estaba encantada con sus pliegos y despliegos, con sus tembladeras y con sus redondeces.  Esa persona no dijo nada ofensivo, ni injurioso, ni feo, ni sucio, ni denigrante.  Lo que decía, lo que decía, no no no, lo que sentía era que ELLA era su fuente de placer, de gozo, de deseo, de alegría.  Todas esas cosas de los que otros y otras se burlaban eran ahora la fuente de regocijo de esta otra persona.

Volvió a nacer.

Salió del encuentro hecha otra persona viendo al mundo con otros ojos, los que ahora palpitaban repletos de besos, de caricias, de miradas, de súplicas, de poesía, de cantos, de lágrimas, de gozo.  Cubrió nuevamente sus 250 libras y 52 pulgadas de belleza interior y salió a la calle extasiada.  No vió la mano de Culeco sobre la calzada y cuando escuchó el insulto sobre su nalgatorio le sonó a un concierto sinfónico.  Su nalgatorio todavía ardía de placer.

No sabía para dónde iba ni por cuál razón.  Andaba en el espacio como andan los enamorados que acaban de descubrir la mezcla perfecta de dulce y salado en el cuerpo de sus amantes.  Más que todo, andaba como un espíritu reconciliado con su cuerpo, la innegable resurrección de valor, dignidad, alegría y certeza que sólo los locos conocen como realidad. 

No hay amor más grande que el auto amor y Chana lo acababa de descubrir.

jueves, 20 de noviembre de 2014

El Significado de las Cosas


Los eventos recientes han sido trascendentales.  Sus resultados pueden ser analizados por sus causas o por sus consecuencias, pero también por los procesos a los cuales dan orígenes. 

De manera superficial encuentro que las transformaciones sociales nacidas de esos eventos trascendentales apuntan en muchas direcciones, algunas de las cuales vale la meta considerar y matizar con nuestras opiniones.

1.  El fin de una era.  El advenimiento del servicio eléctrico trajo a Las Terrenas un desarrollo veloz, pero pobremente planeado.  Ambiciones personales provocaron que algo muy bueno se convirtiera en algo terriblemente malo.  Tenía que terminar.  De hecho, terminó hace tiempo, pero implosionó de manera dramática apenas hace unos días.

Luz y Fuerza/Generadora implosionó.
Su auto destrucción comenzó moralmente.
Lo demás era asunto de tiempo.

2.  El amanecer de un despertar.  El pueblo de manera dramática produjo dos eventos claves, un cierre total y un caos virtual en menos de un mes.  Cogió a todo el mundo de sorpresa.  Para una larga crisis y para una extensa angustia lo sucedido apenas se comienza a entender, pero lo importante es que el pueblo descubre de lo que es capaz.  Ya nadie se podrá limpiar el CXXO con la gente de Las Terrenas.

3.  El difícil proceso de la comprensión.  Los líderes emergentes tienen mucho que aprender, empezando por saber hablarse y entenderse mutuamente.  Es normal, el bebé tuvo que aprender a correr bajo una tormenta de nieve.  No hay gente más independiente ni más rebelde que el terrenero y para sentarlo a pensar y a gestar cambios de peso requiere de mucha pero mucha paciencia.  Es terriblemente prometedor, pero angustioso.

Coronel Caamaño Deñó

4.  El impremeditado fruto de la sorpresa.  Nadie lo esperaba y nadie estaba preparado.  Un general y 5 coroneles no pudieron pararlo.  El ejército no lo paró.  Hubo cierto control, pero nadie duda de quién estaba en control.  Gente sin preparación en guerra de guerrillas se convirtieron en Caonabos, Anacaonas, Enriquillos, Lembas, Luperones, Manolos, Minervas y Caamaños.

5.  Las vacas sagradas pa’l matadero.  En el 2014 han caído tres vacas sagradas:  José Alexis, Orsini y Marianita, ésta última en acelerado proceso de degradación.  Gente ya empiezan a recoger firmas para pedir la renuncia de esta última.  Crecen las expectativas del pueblo en cuanto a sus líderes.  Los que no saben escuchar al pueblo o los que sólo piensan en sí mismos descubren de repente que les ha llegado su hora de patíbulo.

Orsini, Vanderhorst, Martínez.

6.  El desfalco del pseudo-liderazgo.  A los así llamados políticos les agarra el fuego con las manos en la masa.  El pueblo los rechaza, no sólo sus posturas sino también sus ofertas.  Nadie quedó vivo, a todos les tocó algo.  El pueblo se queda sin un liderazgo político notable o de alcance.  ¿Cuál será el escenario para las elecciones del 16?  Nadie sabe, pero los cadáveres de los políticos ya comienzan a heder.

7.  ¿Qué prensa?  Un reconocido “periodista” recibe 250 kilos gratis de luz al mes.  Otro tiene mucho que agradecerle al tirano.  Otros no se saben dónde están o están en todas partes.  Cuando más se necesitaba no hay programa donde la opinión pública, transparente, balanceada, informada, se exprese.  Sólo quedan las voces de los pagados.  Todo el mundo sabe quiénes son.  Los únicos que no saben cómo se los ve son ellos mismos, pero eso es parte del yoísmo que los envuelve.  Algunos que escriben en la prensa dan, bueno, francamente, mucha pena, pero a ellos no les dá el más mínimo resquemor.

La "prensa" local fue puesta a prueba y
se quemó.

8.  El gran teatro.  No pasa un día sin un drama en Las Terrenas.  Este pueblo vive del teatro y ese teatro es la principal fuente de entretención.  Este pueblo conoce todos los vicios, tapujos, grietas y hoyos de todo el mundo y exhibe una enorme e intensa tolerancia hacia la fragilidad de todos los expuestos a la opinión pública.  Los más visibles y los semi-ocultos participan en la novela diaria de nuestro pueblo como si fueran artistas principales.  Los vemos, los reímos, los gozamos y luego nos juntamos con otros asistentes al teatro para quejarnos del alto precio de la boleta para entrar a ver nuestro propio teatro.  Los griegos crearon el teatro, los terreneros lo perfeccionamos.

9.  Los grandes ausentes.  Los extranjeros y los empresarios turísticos son los grandes ausentes.  Muchos huyeron, otros sólo se quejan, pero los que han expresado solidaridad ante la crisis se cuentan con los dedos de una mano.  ¿Qué pasa cuando nuestros vecinos, amigos, clientes y empleadores de otras tierras parecen como vivir en la luna ante condiciones que sólo los sufrientes del pueblo parecen entender?  ¿Qué pasa cuando empresarios turísticos que viven del quehacer de este pueblo mantienen una actitud apática, fríamente calculada y orientada exclusivamente a sus intereses particulares, sin solidaridad ni empatía?  Es posible que digan como la triste frase del descaro:  “no es asunto nuestro.”  De alguna manera deben llegar a comprender que ciertas cosas son más importantes que lo que hayan perdido en términos de dólares o euros.

La dignidad habla por sí sola

10.  Apagando fuegos.  No podemos pasarnos la vida apagando fuegos.  El bien hay que hacerlo a pesar de todo.  Esta experiencia debe enseñarnos más profundamente el valor de la solidaridad, de la templanza, del sosiego; pero, más que nada, comenzar a vernos como lo que somos, ciudadanos compartiendo una inmensa humanidad, reflejos de un deseo simple, espontáneo y poderoso:  queremos vivir vidas dignas.  La dignidad no es posible cuando el abuso es la norma y, sobretodo, cuando el abuso es amparado por la impunidad y por la misma ley llamada a destruirlo.  No más abuso.  
Es el tiempo de la dignidad.

Sísifo y el Fénix

  LA DESGRACIA DE SÍSIFO Y LA PROMESA DEL FÉNIX (Escrito en el 2009) Todo el mundo tiene una idea de lo que se debe hacer en Las Terrenas. T...