Las Terrenas es uno de los mejores destinos turísticos del
país al desnudo, au naturel. Llega a esa posición principalmente en virtud
de sus bellezas naturales, pero también en base a la ingenuidad de un grupo
diverso de inversionistas y, en manera particular, a raiz de la exótica
conjunción que produce la mezcla de etnias, culturas, idiomas, músicas, cocinas
y una amplia gama de ofertas afrodisíacas.
La gente viene a Las Terrenas porque ve pueblo y gente,
playas y montañas, lo mejor de la cocina gourmet y ese je ne sais quoi que tiene mucho que ver con su perfume salvaje y
excitante. Si algo atrae de Las Terrenas
es que escapa a cualquier definición ortodoxa.
En el contexto del negocio turístico, principal fuente de
empleos y divisas, todo eso suena muy bonito aunque igualmente limitante. El mercado externo demanda más que un
desnudo, requiere niveles de sofisticación que brillan por su ausencia y
presiona a la oferta para que se ajuste a las presiones del mercado. Para empezar, Las Terrenas no es un Punta
Cana, ni un Sosúa, ni la Zona Colonial.
Es sui generis y, como tal,
requiere de repuestas que reconozcan su naturaleza.
Lo mejor de Las Terrenas sólo se compara con lo peor de su
suerte: una administración edilicia
incapaz, ineficiente, apática, malversa y sin el saber-hacer que corresponda a
la realidad actual y a las mejores aspiraciones futuras de todos. Esa gerencia ha estado ausente de la
evolución turística en los últimos séis años, justamente cuando el potencial ha
sido el más alto, los recursos han estado más asequibles y ha disfrutado de la
intervención gubernamental directa en una variedad de frentes. La ausencia de una gerencia municipal
efectiva y visionaria crea un vacío que ha sido llenado con lo peor del
capitalismo explotador. No hay
crecimiento sin capital, pero el capital por sí solo es explotador. Sin equidad no hay desarrollo. Tanto en lo macro como en lo micro, los
poderes que sí pueden están haciendo
fiesta con los haberes y bondades del lugar, mientras que la comunidad en
general se encuentra marginada. Ha
habido una denegación de equidad. Cuando
el gallo no está las gallinas hacen fiesta.
Esos
poderes han sabido manejar lo macro para beneficiarse en lo micro y ejemplos de
ellos son Balcones del Atlántico (el mayor depredador en el municipio y principal peligro para un
futuro equitativo local), el Ministro de Turismo (por crear un
precedente formidablemente destructivo con la reconstrucción del Pueblo de los
Pescadores en la manera en que lo hizo), Bahía Príncipe El Portillo (por su
notable ausencia en el desarrollo social balanceado local, limitando su
presencia a la simple explotación de su monopolio como todo incluído), algunos
de los dueños de propiedades y proyectos en Playa Bonita (por la manera en que
han accionado en relación a la protección de la playa convirtiendo algo muy
bueno en algo malvado) y el mismo Alcalde municipal (quien tiene la triste costumbre
de enlodar todo lo que toca).
Aunque existe una percepción de lo que podemos ofertar como
marca-destino, la verdad es que existe solamente en la mente de algunos y
requiere que sea el resultado de un más amplio consenso cuyo proceso mismo
podría ser profunda e indispensablemente formativo. La
informalidad es enemiga del desarrollo y la ausencia de planificación
estratégica hace malgastar los recursos.
Las pirañas pescan más en mar revuelto.
Igualmente, nada nos afecta más en la búsqueda de un
consenso adecuado o de acciones contundentes que la carencia de conocimientos y
prácticas fundamentales de desarrollo sostenible a nivel de pueblo. Fue
contraproducente ver muchos que marcharon para defender las playas defendiendo
firmemente que no se recuperara la playa del Pueblo de los Pescadores, sobretodo
cuando habían otras opciones viables. El
Pueblo de antes se fue para siempre y muchos no han salido del trauma de la
pérdida con consecuencias desastrosas para el municipio.
Por otro lado, muchos igualan desarrollo a inversión, lo
cual es profundamente errado. Los
estándares aprobados internacionalmente determinan que el desarrollo debe
proteger los recursos naturales (sostenibilidad), debe crear equidad económica
y debe contribuir al desarrollo humano.
Ese “triple play” ha estado ausente en nuestro medio de manera notoria y
fortuita.
Personalmente, a través de los años, he tratado de fomentar
a través de la Fundación Mahatma Gandhi y de manera personal la formulación de
decisiones y estrategias integrales, mientras respondo a lo que siento debe ser
confrontado. Primero lo hicimos como
coordinador de la Comisión de Seguimiento del Lic. Luis Simó, luego con La
Declaración de Las Terrenas, luego con las denuncias en contra de la
depredación medioambiental durante la reconstrucción del Bahía Príncipe de la
que hizo eco el programa televisivo “El Informe” de Alicia Ortega. Luego intentamos impulsar dos veces la
creación del Cluster Eco-Turístico de
Las Terrenas, hicimos también la denuncia por la depredación de 30,000 m2 hecha
por Balcones del Atlántico cuyos resultados negativamente impactantes fueron
confirmados por la Universidad INTEC y el Ministerio de Turismo (para luego ser
premiados con un decreto del Presidente Fernández y el título de “proyecto
ecológico” hecho por el Ministro de Turismo Francisco Javier). Organizamos una Marcha y Concierto Por Las
Playas y además de numerosos artículos y propuestas en diversos medios,
últimamente participamos en una propuesta a favor de la reconstrucción del
Pueblo de los Pescadores en un lugar viable y sostenible y en contra de la
manera contraproducente en que se hizo, creando unprecedente destinado a
castigarnos por años. También, hace un
par de semanas, trajimos al Dr. Juan
Lladó para que contribuya a la exploración de lo posible en el ámbito del
desarrollo turístico.
Pienso que lo que se necesita debe ser el resultado de un
diálogo amplio e ilustrado, la búsqueda de un “conversao” acompañado de una
buena tacita de café o un juguito de chinola, con la mente amplia, el corazón
abierto y los ojos aguzados. Debemos
‘entrarle’ al asunto francamente, sabiendo que los capitalistas explotadores que
nos cunden buscan lo suyo, pero con la esperanza de que encontremos el balance
de las cosas, por el bien de la comunidad.
Los
eventos recientes (reconstrucción de la Aldea de los Pescadores, el bloqueo al
acceso motorizado a Playa Bonita, la pérd5da del camino de Maricó, la falta de
acceso en Cosón, la privatización de la playa de Balcones del Atlántico, entre
otros) requieren de una empresa con recursos que tenga el ánimo de ser el
catalista para semejante proceso, el cual estoy dispuesto a facilitar de ser
necesario como experto en procesos participativos. Pero no tengo que ser yo. Digo una empresa porque lamentablemente quien
debiera hacerlo, el gobierno municipal, carece de lo necesario para hacerlo y
nada ha hecho en ese ámbito en 6 años de gobierno. Pienso que debe ser un proceso de 3 meses, 10
reuniones de 2 horas cada una y no lo creo mucho ni pesado porque Las Terrenas
se merece una propuesta robusta, de la cual partamos hacia un mejor destino
como comunidad turística y eso requiere tiempo y disponibilidad. Hay que hablar y hay que escuchar, hay que
pensar y hay que decidir, hay que teorizar y hay que aterrizar; pero, más que
nada, hay que actuar. Creo que todos
saldremos ganando y ninguno perdería si logramos un plan ejecutable de
respuestas al conjunto de circunstancias que nos rodean, principalmente las de
mayor potencial.
PROPUESTA: aprovechar
las inquietudes creadas por eventos recientes para que una empresa de alto
cometido financie y promueva un proceso de diálogo formativo entre actores
empresariales, sociales, comunitarios y gubernamentales, con el objetivo de
responder a las necesidades imperiosas relacionadas al desarrollo sostenible
del municipio de Las Terrenas en el ámbito turístico. Al
final de todo, habremos ayudado a re-crear Las Terrenas, tomando lo mejor de lo
que tenemos para lanzarnos hacia algo aún mejor.
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