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lunes, 11 de enero de 2021

Willy y el 2021--2 de 3

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Análisis Social



WILLY Y EL 2021—2 DE 3
Si hay algo que no pudo hacer la oposición política en Las Terrenas fue producir una candidatura viable que le quitara la corona al entonces candidato Willy Esteban. A pesar de un partido gobernante que se resquebrajaba en veinte pedazos, el candidato municipal de ese partido logró una victoria incuestionable.
Parte de la razón tuvo que haber sido que las opciones alternas no cuajaron lo suficiente, ya que en el mirar de algunos tanto Agustín Tavarez como la Dra. Mariana Vanderhorst eran candidatos con un alto nivel de desgaste y ambos escogieron no unirse para destronar al PLD de la alcaldía.
Sin embargo, yo creo que el factor verdaderamente aglutinante fue el alto nivel de votos obtenidos de personas que no eran miembros oficiales del PLD, en su mayoría jóvenes que se convirtieron en votantes durante períodos de gobierno del PLD. No eran peledeístas pero votaron por el PLD porque Willy les caía bien, lo que no sucedía ni con Agustín ni con Mariana. Willy olía a nuevas posibilidades, los otros hedían a más de lo mismo. Sigo insistiendo que el PLD no “ganó” empíricamente hablando, sino que Willy ganó al capturar el favor de numerosos jóvenes independientes.
Haya sido por lo que sea, lo relevante es reconocer ahora que después de meses en el poder, un factor altamente significativo para Willy es el desplome general del partido que lo llevó como candidato, lo que en sí mismo y a todas luces constituye la mayor victoria política del alcalde, de la cual él no ha tenido mucho o algo que ver.
Como es sabido, Willy confrontó una severa oposición durante la campaña interna y la gran mayoría de la población sabe que precandidatos del PLD, colegas dentro de su partido, no le dieron el apoyo debido durante la campaña por el cetro municipal y es muy posible que ni ellos ni sus seguidores votaran por Willy.
El desgaste del PLD por razones mayores relacionadas al gobierno central quitó fuerzas al PLD local, pero la ausencia de un candidato igualmente aglutinante en la oposición también favoreció a Willy en unas elecciones municipales con menos votos totales que la anterior. Y eso no fue por la pandemia! La gente se cansó del PLD, pero no les gustaban los otros candidatos.
¿En qué favorece el desplome del PLD a Willy? Primero, porque muchos de sus anteriores opositores ahora están en otros partidos; segundo, porque no hay fuerza intra partido suficientemente fuerte como para presionar a Willy a hacer lo tradicionalmente clientelar por parte de la jerarquía partidaria; y, tercero, porque ambos factores le abren la puerta para un accionar con altos niveles de independencia política y con un gran potencial de hacerlo sin la corrupción tradicional. Es alcalde del PLD sin un PLD con fuerzas o influencias. Basta igualmente preguntarse, ¿con quiénes están ahora los regidores electos bajo el manto del PLD?
Los niveles de corrupción y de oportunismo político dentro del PLD durante su gestión gubernamental eran tan abismalmente enormes que hubiera sido muy difícil para Willy ser alcalde sin tener que confrontar la presión de muchos que ahora han sido desprovistos del poder y del alcance al trono edilicio. Lo mejor que le pudo suceder a Willy no fue que la oposición fuera prácticamente nula para fines electorales y desde su elección, sino que no hay presión dentro de su mismo partido para hacerlo mal, por lo menos no hay presión ni significativa ni trascendental. Dentro del macro contexto de la corrupción política, moral y económica del PLD, Willy tiene la maravillosa oportunidad de no someterse a ella, aunque fue elegido por el partido más corrupto en la historia política dominicana.
En otras palabras, Willy gobierna básicamente solo, sin PLD y sin oposición, lo cual es un milagro que cualquier alcalde en cualquier municipio desearía disfrutar. Basta por verse aún si Willy es lo suficientemente íntegro para no dejarse corromper no ya por el PLD, sino por las marañas comunes del haber político tradicional en todos los ámbitos, incluyendo los no ligados directamente a la política. Después de todo, la corrupción es parte de la innata textura cultural y social de nosotros, los dominicanos. Que algunos entre sus partidarios y simpatizantes pretendan vender a Willy como un santo y como un mesías es ya suficiente razón para preocuparnos profundamente. Cuidadito Willy, cuidadito!
Esa “soledad” en el poder es algo relativamente afortunado para Willy, quien realmente disfruta de la inusual libertad de poder declararse políticamente independiente para desde esa plataforma poder negociar mejor con un gobierno central del PRM. Si buscara su reelección al final de los tres años que le faltan, se podría convertir en candidato del PRM y ganar “de calle”.
Es un desafío casi irrealizable para el PRM o para el PRSC crear un candidato para el 2024 que logre empañar la gestión que hasta ahora viene realizando Willy. O, dicho de otra forma, Willy tendría que hacerlo muy mal en los años que le faltan, para permitir en su desgracia una somera oportunidad de victoria a cualquier candidato opositor. ¿Qué candidato opositor podría realizar una magistral oposición política a Willy en los próximos tres años hasta el punto de que pueda empañar las posibilidades del actual incumbente?
Un gerente municipal con un primer año triunfante es muy difícil de destronar porque las buenas memorias del primer año perduran largo tiempo, lo opuesto a lo que le ocurrió a Alex García George, quien no se pudo deshacer del legado de un primer año ampliamente desastroso y autodestructivo.
Si pensamos en el bien común, lo que más le conviene a Las Terrenas es un alcalde sin ataduras con un partido francamente derrotado y destrozado por la corrupción, para poder crear plataformas múltiples con entidades y organismos estatales, con instituciones privadas nativas y extranjeras, que lo vean como un gerente capaz pero también sin ataduras al sistema corrupto legado por el PLD en todos los ámbitos donde gobernó.

miércoles, 16 de julio de 2014

Cambio Ineludible


Sólo basta mirar a nuestro alrededor, leer lo que otros escriben, escuchar a los que hablan y observar lo que otros hacen para darnos cuenta de que todo sigue igual, de que todo seguirá igual a menos que…nos demos cuenta del cambio ineludible.  ¿A qué nos referimos?

En menos de quince años la playa de Las Terrenas no estará donde está.  Si continúa lo observado en los últimos diez años el mar habrá robado todo el frente actual, a menos que se construya un muro en todo el litoral para impedir que el mar siga entrando.


Al nivel nacional ya se comienza a hablar de un daño irreparable a nuestros corales, si se mueren corales se mueren las playas, los peces y la calidad de vida en playas y costas.  En Las Terrenas se escucha una tenue preocupación al respecto, pero no lo suficiente como para revertir el acelerado daño a sus corales.

Aunque muchos llaman progreso al constante crecimiento, pocos parecen atar los cabos y ver una relación directa entre la desaparición de humedales, la erosión en las montañas y la contaminación de las fuentes de aguas con lo que ocurre en las playas. 

Todos parecen estar empeñados en construir, construir y construir mientras que la simple idea de limitar el crecimiento es considerado anatema.  Las Terrenas ha crecido como el atleta que se inyecta esteroides hasta volverse irreconocible; prontamente ese mismo crecimiento la convertirá en un monstruo.


Hay un límite insoportable en relación al costo de la vida, el indeseado  lugar al que irremediablemente se acerca Las Terrenas.  La reducción en nuestra calidad de vida se torna irreversible.

La política desperdicia demasiada energía entre las personas que deberían pasar más tiempo planeando, invirtiendo, ejecutando y fomentando todos los elementos que podrían mejorar el status quo:  aumento en la producción agrícola, reducir el indecente costo de la luz, reducción en los alquileres, aumentar el empleo, mejorar las infraestructuras, entre otros.     
El teatro de la política local es un constante drama que divierte pero no resuelve.  Los actores del drama a veces dan risa, otros dan pena, pero más a menudo nos hacen llorar.  Es una tragicomedia digna de Esquilo, padre del drama griego.


Carecemos de los medios para medir el progreso porque “medir” implica técnicas, herramientas y análisis que en nuestro medio brillan por su ausencia.  En una comunidad progresista las mediciones se hacen en base a indicadores que ayudan a establecer dónde estamos, hacia dónde nos dirigimos y cuán cercanos o lejanos estamos de nuestras metas.  Los indicadores más efectivos se relacionan a tres factores importantes:  la economía, el medio ambiente y la sociedad.  Pero en Las Terrenas esos tres factores ocurren al azar, como perrito rialengo que va donde puede encontrar comida pero siempre tiene hambre porque los parásitos se lo comen por dentro.


Hay un límite a la desidia que una comunidad puede aguantar.  No nos queda mucho tiempo, el mar se está entrando.

domingo, 13 de julio de 2014

La Pregunta Más Importante


Alguien me hizo ayer la pregunta equivocada.  La pregunta fue, “¿cuál piensa que sería el mejor candidato  a síndico de Las Terrenas?”  Mi respuesta fue, “ninguno”.  Esa también fue una respuesta equivocada, pero enseguida añadí la idea de que más que pensar en quién podría ser el próximo alcalde (o alcaldesa) en Las Terrenas debiéramos enfocarnos en lo que deseamos ver en Las Terrenas en los próximos 20 años.  Nuestra idea de comunidad para la generación presente y futura es lo que debiera determinar el alcalde o alcaldesa que merecemos.

Hasta ahora hay dos categorías de candidatos o de candidatos potenciales:  a) los probados, o sea, los que han tenido función pública en el marco local, como Mario Yunior Anderson, Guillermo Alcéquiez, Porfirio Rosario (Alcibíades), Juan de Peña, Agustín Tavarez y la actual incumbente interina, Mariana Vanderhorst, entre otr@s; b) y los no probados como Eduardo Esteban (Willy) y JMC Castillo (Pi).  Hay otros no mencionados aquí que son aspirantes o podrían llegar a ser aspirantes y caerían igualmente en una de esas dos categorías.

El primer indicador de posible desempeño en el futuro es el desempeño que han tenido en el pasado.  Generalmente, en términos de perfiles humanos, la conducta anterior es el primer vaticinador de la conducta futura, por lo que el análisis de cualquier candidato potencial debe llevarnos a una ponderación de su conducta anterior y, como en Las Terrenas nos conocemos todos, creo que hay amplias y variadas informaciones de las cuales partir para intentar vaticinar lo que sería una eventual gestión de los ya “probados”.  Todo ciudadano políticamente activo, partidista o no, debe hacerse la pregunta, “Si miro a la conducta anterior de fulano de tal, ¿cómo sería su gestión como alcalde/alcaldesa en el municipio?”  Nadie puede responder por nadie, sino que cada uno de nosotros con nuestro conocimiento y nuestras conciencias (algunos con sus estómagos) tendremos que elegir.  En el caso de los “no probados”, nadie crece o se desarrolla en un vacío, por lo que esa pregunta aplica a ellos también.


El segundo indicador de posible desempeño es la edad.  Con la excepción de la Dra. Vanderhorst, ese campo de candidatos está medio verde.  Con los años entran una serie de cualidades indispensables para un buen desempeño público y, aunque no se cumple en todos los casos, la edad provee más capacidad de reflexión, menos impulsividad, más sopeso en la toma de decisiones y, además, más paciencia y sabiduría.  Una cualidad de la madurez es saber decir “no”.  Algunos pre-candidatos se les conoce como incapaces de saber escoger entre un “sí” y un “no”, con sus temibles consecuencias para ellos y para los demás.  Prometer es barato.  Por eso creo que a una buena parte de esos precandidatos le hace falta por lo menos cuatro añitos más de pulimiento, de servicio público desinteresado, de intenciones y acciones manifiestas, de madurez y de probatoria ante la presión del público, para que demuestren su capacidad no de decir “sí” sino de saber cuándo decir “no”.  Algunos ya se han quemado prematuramente y en lugar de cualidades humanizantes vemos en ellos simples caricaturas de lo que pudieran haber sido y garabatos de lo que verdaderamente son.


El tercer indicador y el más importante es la honestidad.  No tengo ninguna base para calificar la honestidad de ninguna de esas personas, pero cuando mi amigo me hizo la pregunta sobre el mejor candidato para el 2016 lo que afirmé de manera más específica fue, “lo que más necesitamos en Las Terrenas es un candidato honesto, alguien que con su honestidad siente las pautas para los próximos 20 años, el que con su honradez nos ayude a superar las torpezas del pasado y nos empuje hacia un futuro promisorio”.  La honestidad no depende ni del partido, ni de la edad, ni de las experiencias, sino de las cualidades intrínsecas en la persona.  Le hice referencia a Pepe Mujica, presidente de Uruguay, quien en los últimos años se ha convertido en un paradigma de servidor público.  Lo admiramos y lo deseamos porque vemos en él más que cualquier otra cosa a una persona honesta, o sea, a una persona decente, justa, razonable y honrosa, cuya integridad identifica cada uno de sus pasos y que cumple con sus palabras; o sea, una persona cuyas acciones reflejan su decir y su pensar sin dejar dudas sobre sus cualidades humanas y sobre su vocación de servicio.  Pero no nos engañemos. Pepe Mujica no se auto eligió, los uruguayos lo eligieron por mayoría.  Para nosotros elegir a alguien honesto el pueblo tiene que demandar honestidad de sus candidatos y entonces votar por la honestidad.


No tenemos a un Pepe Mujica en Las Terrenas, ¿pero sería demasiado pedir que encontremos a alguien que por lo menos despliegue un 10% de sus cualidades humanas, de su integridad y de su honestidad?  Mujica está entrado en años y tiene un historial de lucha innegable y ejemplar.  Yo sueño con que dentro de 10 años Las Terrenas pueda producir a alguien como él.  Por el momento, no lo encuentro en nuestro medio, lamentablemente, pero eso no quita los deseos de que hagamos lo posible para que en nuestro medio nazca, florezca y se despierte el más profundo deseo de que nuestro futuro gerente municipal sea, más que cualquier otra cosa, una persona cabalmente honesta.

martes, 8 de julio de 2014

Erratum Est




Me regalaron un tinaco de 250 galones para usarlo en un área de juego de la Fundación.  No sirve para mucho porque está pichado.  Tratando de guardarlo en mi patio lo estamos levantando desde un carretón pero mi pié cae en un hoyo del mismo y mi rodilla es atrapada con todo el peso de mi cuerpo y del tinaco.  El dolor es inaguantable y casi me desmayo, sin embargo logro pararme y hasta caminar después de un breve descanso.  

Eventualmente tuvimos que mover al tinaco a otro sitio, pero yo me descuido y poco a poco, día tras día, el golpe en la rodilla comienza a hincharse, se siente enormemente caliente, se infecta y, eventualmente hay que operar para no perder la pierna.  El ortopeda abre un hoyo y de ahí salió casi una taza de pus y otras cosas, la infección era grande y dolorosa.  Yo, que observaba la operación, no podía creer lo que pasaba, el doctor mete sus dedos para limpiarlo todo y siguen saliendo cosas de ahí.  

Doloroso e incómodo el proceso, pero finalmente se resuelve todo y después de varias semanas logra curarse la herida, finalmente me meto en la playa a disfrutar un poco del mar.  Al final de ese capítulo de mi vida he perdido miles de pesos, muchísimas horas de sueño y lo que sí he ganado es una creciente percepción de fragilidad que nunca había experimentado en mi vida.  Comienzo a darme cuenta que no puedo hacerlo todo, que no debo hacerlo todo, que debo ser más cuidadoso y, detrás de todo, que los años pesan.  No estoy paralizado, pero mi humanidad se ha hecho mucho más tangible.  

Al fin de todo, ese pequeño regalito, hecho con la mejor de las intenciones, me salió muy, muy caro.  Como me gusta analizar las cosas comienzo a preguntarme la gran lección que el universo ha tratado de enseñarme y no logro entender nada, con excepción de algo:  la vida es impredecible.  Hay muchos que tratan de planear, preparar y crear todos tipos de estrategias para que las cosas salgan como lo desean, pero basta un solito error, un mal pasito, un resbaloncito y todo se va “pal carajo”.  Pregúntenmelo a mi, yo lo acabo de vivir y ahora hubiera deseado que ese regalito no me hubiera llegado nunca.  

El error fue sólo mío, el deseo era para beneficiar a otros, pero no me le puedo echar la culpa a nadie más, fui el gestor de mi propio dolor y de sus consecuencias.  En medio de esa fragilidad, fortalecida por una sensación de impotencia, me acuerdo de las muchas veces en las que no aprendí mi lección y continuaba dando excusas por mis acciones.  Lo he visto en mi y lo veo en muchos otros, ese deseo sempiterno de no pasar vergüenza y de evitar lo irremediable, de esconder lo obvio y de postergar la conclusión más sensata, la que se expresa en simples palabras:  “fue mi culpa.”  

Cobarde es aquél que nunca aprende su lección, bruto es el que no aprende de las lecciones de los demás.  ¿Será que estamos rodeados de cobardes y brutos o de cobardes brutos que todavía no acaban de aprender?  Una comunidad crece cuando aprende de sus errores; se entierra en la arena movediza del fracaso cuando celebra las estupideces de los demás, sobre todo cuando es tan evidente que dichas estupideces nos perjudicaron a todos.  

Por favor, gente, aprendamos!

Sísifo y el Fénix

  LA DESGRACIA DE SÍSIFO Y LA PROMESA DEL FÉNIX (Escrito en el 2009) Todo el mundo tiene una idea de lo que se debe hacer en Las Terrenas. T...