lunes, 6 de junio de 2011

Yaribel


Nada ni nadie puede decirnos “no” cuando todas las fuerzas de nuestro ser interior quieren decirnos “sí”.          

Yaribel no podía creer que en esos mismos momentos estaba al frente de una de las más grandes decisiones de su vida, pero es difícil soltarse de brazos que aprisionan y más difícil aún es decirle que no a esa pasión interior cuya curiosidad supera en creces a la razón, a los consejos, a la iglesia, a los maestros y a las experiencias de otros.  Mil veces se había dicho que no le sucedería a ella pero ahora, en sus brazos, se dió cuenta de que todo había sido un engaño y que ahora ella sería una más, una adolescente más cargada con la obligación de un embarazo para el cual estaba pobremente preparada.

No podía ser tan malo, razonaba dentro de sí, después de todo su mamá la tuvo a ella a los 17 años y su abuela tuvo a su mamá a los 15.  Parecería que para la gran mayoría de las mujeres en este pueblo el quedar embarazada siendo una adolescente era lo más normal del mundo, es como si fuera casi una obligación, un premio a ser normal, la medalla que te dice que eres como todas las demás.  No importa si afecta la escuela, no importa si crea severos problemas económicos, lo que importa es cargar a ese paquetico de carne y hueso en los brazos, sentir como el muñeco de plástico se convierte ahora en un ser vivo de verdad lleno de mocos, orina, pupú, gripe, diarrea y noches enteras gritando y molestando.  

Ninguna de esas molestias importan cuando se les compara al peso de la realidad de Luchi, Mencía, Yessica, Milagritos, Yenni, Luz, Pili, Mina, Yanni, Esther, Rubia, Tomasa, Carmen, Rodriga y Francisca quienes habían pasado por lo mismo y ahora ella sería una más en la lista.  “Claro que sí, soy una más, soy como las demás, quiero ser como las demás.”

Te imaginas preñada?
Para qué castigarse con la culpa y las preocupaciones cuando lo que importa ahora es este momento, este encuentro, este espacio de tiempo en que te sientes deseada, valorada, no escuchando más las voces que te dicen que no sirves para nada sino la voz interior que te produce cosquillas en tus partes íntimas y que a gritos exclama que eres mujer y que para el que te abraza eres lo más importante ahora.  

Tu escuchas sus gemidos, su deseo animal, su fuerza y sus movimientos, ves sus ojos cerrados, ves la expresión en su rostro y cada una de esas cosas te hace sentir deseada, profundamente deseada, algo que ninguna amiga, amigo o familiar te ha hecho sentir.
Chicas dominicanas para un club de viajeros.

Ay, si las adolescentes en brazos de otros adolescentes pudieran comprender que en ese preciso momento hay una sola cosa que le importa a ese muchachón y esa sola cosa ya está dentro de ella y una vez termine su trabajo ahi se acabó y que ese trabajo dura unos solos minutos comparado a los años que dura criar o mal-criar a un muchacho desde el vientre hasta que se despega de uno.

Pero la vida es dura y las lecciones se aprenden después que nos pasan las cosas.  Alguien me decía que la experiencia era lo más inútil en la vida, que cuando no la tenemos de nada nos sirve y que cuando finalmente la obtenemos ya es demasiado tarde.  Yo hubiera deseado algo mucho mejor para Yaribel.

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