sábado, 24 de octubre de 2015

Política, Políticos y el Medio Ambiente







La política es el proceso de acceder al poder y a los recursos públicos.  No hay otra manera de manejar bienes públicos, de disponer de los bienes y de los procesos que permiten controlar las masas y de adquirir control sobre la administración pública y sus servicios excepto a través de la política.  Como tal, la política es entonces el instrumento de la democracia.

Los políticos son las personas que hacen de la política su vocación.  Aspiran a ocupar los cargos administrativos y los electivos porque se consideran poseedores de las capacidades, conocimientos e ideas que harían del servicio público y de la administración pública su ocupación.  Como todos sabemos, hay políticos buenos y malos, sabios e ignorantes, corruptos y transparentes, mientras que también hay aquellos que son simples mercaderes de las ventajas y desaciertos de un sistema político en bancarrota, como el de nuestro país.

El medio ambiente es lo que hace la vida posible.  Sin un medio ambiente sano y sostenible la calidad de vida de todos se afecta; sin los mecanismos, conocimientos y técnicas necesarios para un manejo adecuado de los recursos naturales la comunidad sufrirá los riesgos y las consecuencias del mal manejo.  El medio ambiente no es sólo árboles y agua, es también aire, ruido, manglares, playas, corales, humedales, ríos , cañadas, cuevas, foresta, como también es manejo de los desechos sólidos, es salubridad en aceras, contenes y calles, es polvo y caliche y es desague sanitario.

En Las Terrenas no tenemos política medioambiental.  Eso quiere decir que los políticos que tenemos, los que actualmente están en el poder y la administración, y hasta los que aspiran llegar ahí, no han demostrado ni conocimientos, ni prácticas, ni ideas, ni intenciones de hacer del medio ambiente parte de su política municipal.  Eso es muy lamentable como también es trágico para el futuro sostenible del municipio.

Esfuerzos recientes no fueron parte de una construcción políticamente inteligente de la situación.  Fue parte de la politiquería barata ya que los buenos conocimientos e ideales que lograron incorporarse en tales esquemas no fueron hechos partes ni de la práctica ni del ejercicio gerencial del municipio.  Fueron palabras sin fondo y sin fondos.  La actual administración edilicia representa la cúspide del mal manejo medioambiental porque además de la ignorancia se le añaden la impertinencia y la intransparencia.  Los políticos no nacen sabiendo sobre el manejo sostenible de los recursos naturales, por lo que el peor de los políticos es el que no se deja ayudar, que no busca lo necesario para nutrirse e informarse y que le pone obstáculos perversos e innecesarios a cualquier iniciativa a favor de lo obviamente indispensable:  proteger nuestros recursos naturales y manejarlos de manera sostenible.

No todo es desesperanza, creo que el presente período eleccionario nos ofrece una nueva oportunidad de crear conciencia,  motivar y hasta educar a los aspirantes políticos sobre la necesidad crucial de que el medio ambiente se constituya parte central de su plan de gobierno, pero no en términos retóricos sino reales. 

¿Por dónde empezar?  En primer lugar, la mejor manera de indicar sin lugar a dudas que el medio ambiente es importante es hacerlo parte clave del presupuesto municipal, pero éste no posee muchos recursos de ley que puedan utilizarse para tales fines, lo que crea la necesidad de que la gerencia electa sepa cómo obtener recursos externos, financieros y técnicos, los que a veces podrían superar cualquier cantidad dentro del presupuesto local. 

En segundo lugar, el próximo gobierno municipal debe aspirar a un cambio de cultura, o sea, abandonar la desidia sobre el medio ambiente y constituirlo en bastión de su gerencia.  Si en el período 2016-2020 se hace del medio ambiente un tema angular—urgente y vital--es posible que en los años subsiguientes poseamos los niveles de conciencia, accionar y prácticas que nos ayuden a revertir los daños actuales y a prevenir los futuros.

En tercer lugar, el próximo gobierno municipal debe apropiarse del concepto de que un medio ambiente sostenible vende en el mercado turístico.  Si Las Terrenas fuera más limpia y sostenible, con una oferta turística medioambiental diversa y adecuada, podría venderse como tal y, muy posiblemente, duplicaría los niveles de ocupancia y de impacto económicos.  Hacer de Las Terrenas un “municipio verde” es un gran desafío, pero es también la más grande de sus oportunidades.

En cuarto lugar, hay factores externos que imponen dudas sobre el futuro sostenible del municipio entre los cuales están el calentamiento global, la erosión de sus playas, la desaparición de los humedales, la pérdida de calidad de las aguas subterráneas, en ríos y cañadas y los problemas relacionados al manejo de los desechos sólidos y el desague sanitario.  Ninguno de esos factores han sido atendidos efectivamente por las administraciones edilicias—los políticos—y cada uno de ellas amerita atención urgente y diestra.

Finalmente, ¿nos merecemos los polítiquitos que tenemos?  Hasta cierto punto sí, porque una comunidad ignorante de los factores medioambientales que la afectan no exigirá de sus políticos que cambien el status quo.  Es la comunidad la que provoca la politiquería barata, clientelista y manipulativa y es esa misma comunidad la que puede ayudar a poner columna vertebral a los politiquitos que no son más que veletas vestidas de gallitos pintos.  La mayor desesperanza para los que nos consideramos defensores del medio ambiente es el tremendo nivel de ignorancia y desidia en la población, lo que realmente constituye la principal causa de los problemas medioambientales que tenemos.  Y eso no se refiere solamente a los menos educados, se refiere también a grandes empresarios e inversionistas que han hecho fiestas con nuestros bosques, ríos, humedales y playas.  Lo hacen porque la clase política no es amiga del medio ambiente y por la ignorancia y desidia en la población.  Si fuera diferente no tendríamos las pésimas condiciones medioambientales que nos arropan.


La política sigue siendo el mejor canal de acción, pero es también el mayor peligro si los políticos que aspiran a gobernarnos durante los próximos cuatro años no hacen del tema medioambiental una urgencia para su formación personal, para la elaboración de medidas y prácticas efectivas y para la creación de una conciencia colectiva que haga de este terruño un paraíso medioambiental para beneficios de todos y todas.

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