viernes, 4 de agosto de 2023

Desarrollo Dostenible 2

PROYECTOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE EN LAS TERRENAS--2

Por José R. Bourget Tactuk

Sin importar las cosas que se puedan HACER, es fundamental para un municipio que desea sostenibilidad el poder articular cuatro proyectos esenciales para una buena gestión.  El término "articular" en este sentido implica la habilidad de concertar, organizar, estructurar y formular ciertas ideas claves en el manejo municipal inteligente.  

Ya hemos escrito sobre municipios "inteligentes" (Terrenero.blogspot.com/2011/02/ciudad-inteligente.html?m=1) y sobre la urgencia de convertirnos en uno porque ya Las Terrenas NO ES una aldea de pescadores, ni es lo que era hace 30 años, ni 20, ni 10, sino que ahora es un entorno mucho más complejo, más dinámico, más difícil y, al mismo tiempo más sutil, requiriendo respuestas, sistemas, mecanismos y funciones ingeniosas, perspicaces y creativas que han brillado por su ausencia en el pasado reciente.

El primero de esos cuatro proyectos esenciales es establecer una mística de trabajo que esté centrada, de manera eficiente y efectiva, hacia la calidad de vida; o sea, orientada hacia los ciudadanos y su mejoría de vida.  Hasta cierto punto, es una gerencia antropocéntrica, o sea, donde el ser humano es colocado en el centro del pensar, del accionar y del desempeño gerenciar en todos sus aspectos.  Si el ciudadano y su calidad de vida son el centro, entonces todas las decisiones que se toman y las acciones que se lleven a cabo, irían orientadas a producir la mayor satisfacción posible entre las personas.  Si usamos la pirámide de Maslow como categoría de análisis para "calidad de vida" o para "satisfacción", entonces hablamos de un interés intenso en todos los aspectos del ser humano, desde la respiración hasta la autorealización (ver es.m.wikipedia.org/wiki/Pir%C3%A1mide_de_Maslow).

Maslow contempla en su pirámide cinco niveles:  

1) fisiología, referente a la supervivencia, el nivel más esencial;

2) seguridad, referente a seguridad y protección;

3) afiliación, referente a las necesidades sociales, de amistad, familiares o emotivas;

4) reconocimiento, referente a las necesidades de estima y valoración; y,

 5) autorealización, la necesidad sicológica más alta del ser humano, referente a la motivación de crecimiento personal, la expresión máxima del ser.

Aunque la pirámide de Maslow tiene ya unos 80 años desde que fue publicada, NADIE en Las Terrenas ha escuchado a ningún alcalde, ni concejal, hablar sobre la necesidad de que los ciudadanos terreneros alcancen el nivel de autorealización, o que sus ejecutorias sean dirigidas a producir satisfacción, estima propia, supervivencia o valoración personal.  Cuando las alcaldías realizan ciertas labores que someramente tienen un destello de antropomorfismo, generalmente van dirigidas a audiencias particulares (los deportistas, las iglesias, las juntas de vecinos), los que reciben "obras" o cientos de miles de pesos para sus actividades.  Rara vez son acciones orientadas hacia toda la ciudadanía.  Eso no es particular a Las Terrenas, el clientelismo es un problema nacional, pero ya es tiempo de que el gobierno municipal preste más atención al desarrollo personal y a los aspectos de calidad de vida que benefician de manera integral a los residentes y ciudadanos dentro del municipio. 

El segundo proyecto esencial es establecer una visión ecocentrista del entorno donde ocurre la vida ciudadana.  A manera de ejemplo, en el pasado reciente, sobretodo en los ultimos tres años, la alcaldía se ha enfocado en uno de los aspectos más primitivos, abriendo amplias puertas para la explotación de los recursos naturales para beneficio y satisfacción económica de unos pocos.  La satisfacción económica es una parte básica y elemental dentro del primer y más elemental nivel en la pirámide de Maslow, la supervivencia.  La supervivencia se centra en comer, beber, dormir y sobrevivir.  En este caso, esa satisfacción egoísta y egocéntrica es el resultado de la depredación del ecosistema, lo opuesto al ecocentrismo que dictaría la protección del medio ambiente para garantizar calidad de vida ecológica para TODOS los ciudadanos, porque sin calidad en los recursos naturales no habría calidad de vida entre los humanos ni en el entorno.

Hasta el momento presente NADIE, ni el alcalde ni ningún concejal, se ha casado con la idea de que la protección ambiental debe ser esencial para la calidad de vida porque la explotación económica, los cuartos en los bolsillos, ha tenido la preponderancia.  Es el resultado de una ausencia de conocimientos y convicción sobre la sostenibilidad que es definida como "el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de disfrutar de lo mismo".  Hasta ahora el "presentismo", la satisfacción corta e inmediata, la masturbación de la cartera, ha tomado primera y única fila. El orgasmo ha sido inmediato, como un fosforito prendío, pero para la satisfacción de unos pocos, no de la compañera de cama, la ciudadanía, que aún espera ser satisfecha en lo más hondo de su ser.  

El tercer proyecto esencial es increiblemente prosaico pero crucial.  Números.  Creo en una profunda urgencia de que la alcaldía sostenga su toma de decisiones, sus prioridades, su accionar y hasta su pensar basado en datos.  La toma de decisiones basado en números es lo opuesto a la ausencia de planeamiento, a la improvisación, a la percepción pura y simple, a la impulsividad.  No es sólo asunto de acumular números, sino de saber cómo obtenerlos y cómo interpretarlos.  De otra manera nos entraría basura y saldría basura.  Una gerencia basado en datos implica un nivel técnico innovador, a la altura de ciudades modernas e inteligentes.  Quizás hemos rehusado convertirnos en una ciudad inteligente porque le tenemos miedo a los números. Muchos prefieren basar decisiones en emociones o impulsos, como un vaquero del viejo oeste que dispara desde los cxjxnes ante la más mínima provocación.

Los números necesarios para una gerencia innovadora hay que acumularlos desde el pasado y hay que proyectarlos hacia el futuro.  Los números son vacíos en sí, lo que importa es que los números son los instrumentos para ayudar a la gerencia municipal a establecer metas.  Sentar metas y planes estratégicos ayudan al gobierno local en sus respuestas ante los asuntos críticos, incluyendo los neurálgicos, identificando prioridades y desarrollando planes de desarrollo sostenibles.  No se pueden tirar números al azar, los números son indispensables para el planeamiento pero también para el análisis.  Sin análisis no hay profundidad.  La improvisación (la toma de decisiones sin análisis) es hija del analfabetismo numérico, la incapacidad no sólo de comprender los números, sino también de no comprender las probabilidades y posibilidades que presentan.  Ese analfabetismo numérico nos impide ver las señales en los números, pero también nos permite mal interpretar los números.  Para llegar a ser un municipio inteligente es indispensable aprender a leer los números, como si fuéramos lectores de tazas de café.  Según los expertos, "los posos del fondo de la taza responden al pasado (centro del plato), los de las paredes al presente (resto del plato) y los del borde al futuro (bordes del plato)". Imagínense cómo hubiera sido si nuestros alcaldes y concejales hubieran podido leer la taza de los números del municipio.  No estaríamos donde estamos porque los números bien interpretados no engañan.

El cuarto proyecto esencial simboliza un gran salto, desde un pasado arcaico hacia un futuro de innovaciones.  Me refiero a la creación de una cultura "técnica", la creación de mecanismos de respuesta que contribuyan a garantizar la prestación eficiente y sostenible de los servicios básicos, como también la supervisión adecuada de todos los ámbitos de vida en sociedad relacionadas a  la ley de municipios, como el manejo de los desechos sólidos, el tránsito vehicular, la seguridad ciudadana, entre muchos otros que se ejecutan de manera autónoma o en acorde con ministerios gubernamentales. 

Una cultura técnica no puede existir sin la presencia de normas y estándares porque éstos ayudan a establecer los parámetros de eficacia y eficiencia y ayudan a demostrar cuándo algo es satisfactorio, deseable o aceptable.  Tener normas y estándares es la diferencia entre vivir en una selva y vivir en una comunidad planificada y garantista.  Las normas en general ayudan a aumentar la eficiencia, a mejorar los servicios, a reducir costos y a evaluar desempeños.  Sin normas no sabríamos si lo hacemos bien, o cuán bien lo estamos haciendo, y tampoco sabríamos si nos acercamos al nivel de calidad de vida deseado.  Los estándares contienen los requisitos precisos para ser utilizados consistentemente para asegurar que los procesos y servicios cumplan su propósito.  Como no tenemos ni normas ni estándares no podemos medir los niveles de progreso o de mejoría en la gestión municipal.  La ausencia de normas y estándares nos impiden definir si lo realizado o lo que existe cumple con las metas, tanto gerenciales como gubernamentales, nacionales o internacionales.  Por eso nuestras calles son irregulares, el tránsito es terrible y no podemos depender de nadie en ninguna parte (por mencionar algunos pocos ejemplos).  De hecho, tenemos que vivir constantemente reduciendo nuestros estándares personales, nuestras expectativas y nuestras normas de calidad de vida por la ausencia de profesionalismo, calidad y cumplimiento por parte de los que manejan la vida en sociedad.  Una cultura técnica ayudaría a elevar las expectativas, a mejorar el profesionalismo y a aumentar la calidad de vida en todos los aspectos de la vida en comunidad.

En este análisis exponemos los fundamentos de cuatro proyectos esenciales para el desarrollo sostenible:

1) Mística de trabajo fundamentada en la búsqueda de la calidad de vida.

2) Visión ecocentrista en el manejo de los recursos naturales que fundamentan la calidad de vida.

3) Gestión basada en datos, para producir análisis que generen las decisiones adecuadas para un futuro sostenible.

4) Una cultura técnica en el seno de al alcaldía que ayude a establecer normas y estándares que establecen las garantías de un desempeño innovador.

Es posible hacer caso omiso de todo lo anterior y continuar andando por el mismo sendero, el familiar, cómodo y conocido.  No hay nada mágico en lo que he escrito, como tampoco lo tiene la manera usual en que se han hecho las cosas hasta ahora.  Pero espero que el que logre leerlo pueda encontrar algo que le motive a explorar más, reflexionar y, con suerte, actuar hacia lo mejor posible.

(Foto de Guillermo De Juan Palop)

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