sábado, 17 de junio de 2006

Sanki-Pankeando

Recientemente mi esposa tuvo que ir a los Estados Unidos al funeral de su abuela paterna y yo me quedé aquí, cuidando de nuestra chiva lechera Melody, de su chivita Bachatica, de nuestras gallinas ponedoras y del jardin. Me ocupé tambien de mis clases y de algunos proyectos en la casa y en la comunidad, incluyendo la preparación para la primera biblioteca infantil de Las Terrenas, próxima a inaugurarse en los terrenos bondadosamente facilitados por la Fundación Matum.

De vez en cuando me escapé para ir a bailar un poco y para compartir con algunos amigos. En un par de esas ocasiones tuvo unas experiencias muy interesantes. Una vez, mientras observaba a un grupo de personas bailar en la Discoteca Nuevo Mundo se me acercó una mujer muy atractiva y me ofreció todo tipo de masajes y placeres. Terminó pidiéndome que le ofreciera una cerveza y luego, al agradecerle por sus servicios, pero no, no los quería en ese momento, pues se marchó. De hecho, ella estaba en un grupo con otras tres mujeres y cada una de ellas parecía estar muy dispuesta a lo que fuera.

Otro día fue a Paco Pasha y me ocurrió algo similar, pero creo que la mejor de esas ocasiones fue en La Bodega, cuando una mujer muy elegante, toda vestida en rojo, me pidió que le obsequiara una cerveza—lo cual hice con mucho gusto—y luego continuó dándome miradas furtivas que creo tenían toda la intención de una invitación a algo que no pudi confirmar a ciencia cierta. Yo realmente no sabía qué hacer, así que probablemente me perdí de un buen momento, además de que me encontré con unos amigos y me fui a sentar con ellos.

No les voy a mentir. Me sentí muy halagado por esas insinuaciones, sobretodo tratándose de una persona como yo, que no me considero necesariamente atractivo. De hecho, me había afeitado la barba en esos días (a causa del calor) y también porque mi esposa y yo pensamos que un cambio sería interesante. Quizás fue por eso que se me acercaron, porque no tenía la barba, ya que me dicen que con ella me veo muy feo y avejentado.

A fin de cuentas, este acercamiento involuntario me hizo pensar en el tremendo beneficio sicológico que los Sanki-Pankis nos pueden ofrecer. Creo que la gran mayoría son altamente democráticos porque no hacen distinción de personas y le ofrecen un piropo y le hacen un ofrecimiento a cualquier persona. Ya sea usted feo o rechoncho, flaco o regordete, bien vestido o despeinado, se puede hacer tremendo levante. Muchos de los Sanki-Pankies, por lo menos las mujeres, están muy bien dotadas físicamente y la gran mayoría tienen rostros agradables y sonrisas encantadoras. Como ofrecen sus dones tan fácilmente le levantan el ánimo a cualquiera, tal como me lo levantaron a mi.

La variedad y número de los Sanki-Pankies en Las Terrenas pueden que nos ayuden a ser una de las comunidades más bellas del pais. Si se fijan bien, en este pueblo prácticamente no hay gente feas. Hasta los extranjeros de mayor edad y amplia cintura se ven hermosos acompañados de jebas y jebitas despampanantes. Creo que llegan a sentirse tan bien que aprenden a bailar merengue y bachata en un santiamén, ¡y que bien lo hacen! ¡Híjole!

No siempre acierto a saber quién es un Sanki-Panki y quién no y por eso puedo decir con cierta medida de franqueza total que carezco del conocimiento necesario para saber cómo manejar la situación cuando una Sanki-Panki se me acerca. Cuando me pidieron la cerveza creía que debía ser todo un caballero y comprarla, sin necesariamente pensar que se buscaba alguna otra cosa. Si realmente la damita elegante y atractiva quería bailar conmigo quizás estaba demasiado obtuso ese día y no me di cuenta, así que me lo perdí. Si alguna otra me ve otra vez y quiere bailar conmigo, por favor díganmelo directamente para hacérmelo más fácil. Aunque soy muy mal bailador, por lo menos me pueden hacer el favor de entretenerme un poquito. De hecho, la única vez que me atreví a invitar a alguien a bailar, en La Bodega, me dió tremendo plantón; quizás pensó que estaba tratando de conquistarla y yo sólo quería bailar, para no irme en blanco esa noche.

Afortunadamente sí encontré a alguien con quien bailar, gracias a un amigo que me introdujo a su amiga, de tal manera que no me aburrí totalmente; aunque yo generalmente no me aburro ya que viendo a muchas personas que no son de aquí intendando bailar merengue o bachata es un entretenimiento sin igual. Yo les manifiesto toda mi simpatía sabiendo que los que no tenemos tanto talentos en nuestros pies nos debemos ver ridículos ante los ojos de los expertos bailadores que tenemos en nuestro medio. La verdad es que vivimos en una sociedad muy tolerable ya que en dichos bailes los expertos bailadores son muy corteses y llevaderos con los que bailamos mal hasta el punto que no dejan de sonreir y son capaces hasta de hacerle pasar un buen momento a cualquiera. De hecho, he visto a algunos extranjeros que han aprendido a bailar merengue y bachata tan bien o mejor que muchos de nosotros, dominicanos. Es verdaderamente impresionante verlos.

Hay un buen número de Sanki-Pankies caballeros, muchos de ellos muy atractivos y elegantes, la gran mayoría muy buenos bailadores y talentosos. A juzgar por la cantidad de hombres obviamente dominicanos que observo andando y bailando con extranjeras deben tener grandes cualidades de atracción, incluso vi a extranjeras llamando a bailar a algunos de ellos. A mi, loco que estaba para que alguien me invitara, pues nadie me invitó lo cual quiere decir que soy más feo que ellos o que no soy el tipo que ellas buscan. Muy a pesar mio siempre recordaré estos momentos de soltería involuntaria como de gran desencanto porque obviamente no logré que nadie me sacara a bailar ni me invitara a tomar una cerveza. ¡Que pena!

A pesar de todo, pienso que deberíamos levantar una estatua para reconocer a los Sanki-Pankies. Son gente hermosa, les gusta sonreir, también tienen grandes talentos como el de bailar, el de socializar y el de atraer a personas de todos tipos y de todos orígenes. Son grandes embajadores de la dominicanidad y, sobretodo, de la cultura afro-caribeña. Además de sus amplias cualidades físicas en muchos casos son personas bilingues o trilingues y su manera de vestir enloquecería a muchos modistos y diseñadores de ropa, por la manera impresionante y natural con que se visten.

¿Qué sería de Las Terrenas sin los Sanki-Pankies? Bueno, pues no sé. Creo que se afectaría mucho la economía y el colorido cultural de los bailes y playas del lugar. Pienso que el turismo se afectaría mucho también. Son seres humanos, como cualquier otra persona y merecen el respeto que todo ser humano amerita. Personalmente quiero agradecer a las que se me acercaron valientemente y me hicieron sentir un poco mejor de lo que sentía. Cuando le conté a mi esposa lo sucedido ella estuvo igualmente impresionada y comenzó a decirme que quizás no había reconocido totalmente bien al hombre atractivo que tenía de compañero. Así que en las dos ocasiones en que las Sanki-Pankis se me acercaron me sentí, ¡pues requete bien! Gracias por los piropos silenciosos y, quién sabe, a lo mejor alguien me invita a bailar uno de estos días. ¡Ojalá que sea pronto!

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