El viernes pasado en la tarde los voluntarios de la Biblioteca Anacaona disfrutábamos de un pasadía en la playa detrás del cementerio junto a los niños y jóvenes que participaron en nuestros campamentos de verano “Descubre Tu Mundo.” De repente se nos acercó uno de los pescadores para advertirnos que nos alejáramos de los corales por peligro a encontrarnos con un pez león que habían avistado.
El pez león ha estado en el Caribe desde hace 19 años cuando el huracán Andrew rompió un acuario privado en Key Biscayne, Miami, y 6 peces entraron al mar. Desde ese entonces se ha reproducido enormemente y su presencia va desde las Carolinas en los Estados Unidos hasta toda la cuenca del Mar Caribe, incluyendo las hermosas playas de Las Terrenas.
El pez león es venenoso y sus espinas pueden causar heridas que duran días en curar, además de mucho dolor, sudoración y dificultades respiratorias. Las agujas del pez pueden también causar inflamación, sangrado, náuseas, cefalea y en ocasiones parálisis, convulsiones o hemorragias. Es probable que no mate a nadie pero eso siempre depende de las reacciones particulares del individuo que sea picado. Si una persona es picada deben aplicarse compresas de agua caliente inmediatamente y llevarlo al médico. Afortunadamente no es una especie agresora, lo que hay que hacer es evitarlo a toda costa y nadar cerca de la arena, no entre los arrecifes y corales, a menos que lleve escafandras para verlo a tiempo, antes de que lo toque y le clave sus espinas.
El pez león no tiene enemigos naturales aunque algunos centros de estudios están tratando de que que ciertos peces, incluyendo el tiburón, aprendan a comerlos. Hasta ahora se están animando a los pescdores a cazarlo para ofrecerlo en restaurantes aunque hay que esperar por lo menos media hora después de cazado para evitar que las espinas causen daño.
Lo peor del pez león es que consume 20 peces pequeños cada media hora. Nuestros corales, ya escasos en peces por causa de la depredación de los humanos, son su hábitat, lo que querrá decir que su apetito voraz muy probablemente acabará con toda posiblidad de pesca marina en la zona donde se encuentre. Veinte peces pequeños cada media hora son casi 500 peces por día. Además la hembra de la especie pare unas 1000 crías cada semana durante todo el año, lo que quiere decir que si tenemos 50 hembras ante nuestras costas parirán 26 millones de crías en los próximos 12 meses y si cada una consume 500 pececitos cada día entonces acabarán comiéndose trece mil millones de pececitos en toda el área. Si en lugar de 50 hembras tenemos 100, duplique ese número. Si el pez león acaba con los peces en nuestros corales colapsará fatalmente el ecosistema, incluyendo los corales, lo que conducirá a la pérdida de calidad en nuestras aguas y playas.
Yo personalmente he avistado a 5 de esos peces entre Punta Popy y Balcones del Atlántico, pero estoy seguro que los que usan escanfandras y los pescadores lo ven a diario. El pez león se mueve muy lentamente por lo que es fácil de matar y su apetito incansable causará sin duda alguna una de las crisis ecológicas más grandes en la zona.
A cuidarse del pez león y a comerlo mucho y a menudo. Ojalá que los restaurantes de Las Terrenas lo incluyan en el menú de manera bien sabrosa, para ver si nuestros pescadores se animan a cazarlo y así reducir su número en nuestras hermosas playas. Ojalá también que tanto el hospital público como los centros médicos privados estén preparados para hacer frente a las posibles picaduras entre bañistas.
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