viernes, 12 de noviembre de 2010

Dogs, Garbage and Sex

I was recently exposed to a meaningful piece of thought about dogs, garbage and sex.  The piece is so profound that I almost hit rock bottom!  Wow!!  Here’s the scoop.
We need stray dogs on our streets.  We what?  I thought that they were bad for the city, for the streets, for the garbage, for cleanliness and that they caused some delicate health issues to surface.  Haven’t you heard of that or felt the same way?
Well, as it turns out, stray dogs play a very important function in town:  they eat the food in garbage bags around town.  Dud!!??!!  Of course they do, so what?  Well, if they eat the food there are other sentient beings that wouldn’t eat the food:  rats.  Hummm…  Yeah, if you kill all the stray dogs then they wouldn’t be available for scavenging food in the thousands of garbage bags that people throw on Las Terrenas’ streets everyday.  If the food is left in those garbage bags it will be eaten by mice and rats and these would reproduce more, grow more and create even more unsanitary conditions, while posing greater health threats.  The reason in simple:  rats and mice are carriers of far more diseases than stray dogs do.
Soooo, no stray dogs would result in more rats in Las Terrenas.  More rats in Las Terrenas would mean a far greater potential for diseases carried around by the rodents.
If we take this line of thought further, to its logical conclusions, it could mean one of many possibilities, or all of them together:
·      Let’s make sure to have an ample supply of stray dogs on our streets (easy!).
·      Let’s make sure we eliminate ALL mice and rats from our fields, houses, empty lots and ground holes (very easy!!).
·      Let’s make sure that there would be no garbage bags thrown out on city sidewalks, alleys or streets (easiest of them all!!!).
In order to accomplish all of that we need more stray dogs having sex, so that there would be more of them around.
Similarly, let’s make sure that rats and mice don’t have enough food to eat so that they wouldn’t have enough energy to mate and reproduce beyond our ability to eliminate them.
Finally, let’s make sure that people have more sex than usual because sex increases the appetite and that means that the more sex people have the less food will be thrown out on the streets of our town.
That’s it, dogs, rats and sex, a perfect combination for an attractive, clean, healthy and joyful community!

domingo, 7 de noviembre de 2010

Perros, Basura y Sexo

Recientemente escuché una de esas verdades imposibles de ignorar, tan profunda fué que francamente toqué el fondo del mar. Tiene que ver con los perros rialengos, la basura y el sexo y la detallo a continuación.

Simplemente necesitamos perros rialengos en nuestras calles. Que qué!!?? Bueno, siempre he pensado que mientras menos perros rialengos mejor, porque ellos hacen muchos desórdenes, contribuyen al afeamiento de las calzadas y callejones y provocan enfermedades. ¿No es cierto? ¿No has pensado tú lo mismo?

Bueno, la realidad es otra porque los perros rialengos juegan un importante rol en comunidades como la nuestra: se comen la comida que la gente tira en los basureros improvisados que tenemos por doquier. Ah caray!! Eso lo saben hasta los chinos de Bonao. Sí, pero hay algo más. Como ellos se comen la comida en la basura eso quiere decir que hay otros seres que NO se la comen: los ratones y las ratas. Exacto!!! Si no hay perros rialengos para comerse la comida en las fundas de basura, entonces los ratones y las ratas se la comerán, engordarán aún más de lo que están y se reproducirán de manera descontrolada. A menos perros rialengos, más ratas por todas partes.

Pero hay algo más tremendamente importante. Las ratas son portadoras de muchas más enfermedades que los perros rialengos, así que tenemos que preguntarnos si queremos a las ratas más que a los perros rialengos.

Siguiendo el razonamiento lógico, existen varias posibles conclusiones y tenemos que escoger a una o todas:

· Asegurémonos de contar con suficientes perros rialengos en las calles (fácil!).

· Asegurémonos de eliminar a todas las ratas y ratones de sus cuevas, callejones, basureros, casas y hoyos en los solares baldíos (muy fácil!!).

· Asegurémonos de que no se tirarán más fundas de basura sobre las calzadas y calles del pueblo (facilísimo!!!).

Para poder lograr lo deseado haremos que más perros rialengos tengan sexo para que se reproduzcan más y así habrán más de ellos comiendo basura y eliminándola de nuestro medio.

Similarmente, necesitamos asegurarnos de que las ratas no puedan tener más sexo para que no se reproduzcan más y si no tienen comida no tienen energía para el sexo y se van a morir terrible y angustiosamente.

Finalmente, vamos a asegurarnos de que todas las personas tengan más sexo porque hacer el amor aumenta el apetito y así comerán más y tirarán menos comida en las fundas de basura.

Esa es la combinación: perros rialengos, basura y sexo. La combinación perfecta para una ciudad atractiva, limpia, saludable y llena de gozo por todas partes.

¿De Quién Es La Culpa?

El Holocausto, conocido como el Shoah entre los hebreos, es el término generalmente utilizado para identificar el genocidio de 6 millones de judíos durante la segunda guerra mundial. Esos 6 millones representaban a dos tercios del total de la población judía en Europa antes de la Segunda Guerra Mundial. En esos 6 millones habían hombres, mujeres, niños y ancianos. Pero el genocidio nazi no se limitó a los judíos, incluyó también a prisioneros rusos y polacos, a los Roma (gitanos), a los homosexuales, Testigos de Jehová y a una multitud de oponentes politicos y religiosos, alemanes o no. Cuando se juntan a todos el total estimado de personas sistemáticamente eliminados llega entre 11 a 17 millones de personas. ¿De quién fue la culpa? El genocidio es inexcusable y militares alemanes fueron juzgados y sentenciados a muerte en los juicios de Nuremberg después de la guerra, pero la culpa, la verdadera culpa, en su amplitud y complejidad, puede echarse sobre muchas otras personas y condiciones, sociales y políticas.

Por cientos de años, la minoría Tutsi en el pais centroafricano de Rwanda había gobernado el pais y, en las últimas décadas, los belgas habían dado apoyo a los Tutsi sobre la mayoría Hutu porque los Tutsi, al ser de tez más clara, eran considerados más parecidos a los europeos. Asesinatos entre Tutsis y Hutus habían ocurrido por años, eventualmente desembocando en una guerra civil. Los Hutus, ya en el poder, reunieron al gabinete gubernamental y planearon un genocidio para los Tutsis. En menos de séis meses mataron aproximadamente 800,000 personas, generalmente los de tez clara y cuyas cédulas los identificaban como Tutsi. En ese tiempo había una “fuerza de paz” de las Naciones Unidas que no hizo nada, los paises europeos y los Estados Unidos de América bajo Clinton sabían lo que estaban haciendo los Tutsis y no hicieron nada. ¿De quién fue la culpa? ¿Día tras día esa gente salía a las calles con sus AK-47, buscando gente de tez clara, violando hijas, esposas y madres y sometiendo a miles de personas al imperio de las balas? 125,000 personas cada mes; 4,000 personas cada día; 800,000 personas en séis meses; y nadie los paraba. ¿De quién fue la culpa?

Por cerca de 31 años el Jefe gobernó el pais con mano férrea, dando y quitando vidas, construyendo y destruyendo, adueñándose de personas, tierras, bienes, adolescentes, esposas y casas, al igual que de las tradiciones, los honores y las identidades del pais. Nada escapó al alcance de su brazo, como tampoco escaparon hombres y mujeres, presidentes, religiosos y personas comunes. No escaparon expedicionarios y tampoco escaparon Tres Mariposas que dejaron de respirar en las montañas cercanas a Puerto Plata. Trujillo creó un imperio de miedo y de impunidad y la cultura resultante permanece hasta el día de hoy. Difícilmente haya una familia dominicana que no fue tocada vilmente, de una manera u otra, por este cruento e insaciable dictador. ¿De quién fue la culpa? ¿Cómo pudo durar tanto tiempo, 31 años, 365 meses, miles de crímenes, millones de abusos, terrores de día y de noche? ¿De quién fue la culpa?

Cuando se deja que las cosas malas ocurran, sin paro, sin castigo, sin consecuencias, se le llama “impunidad.” Literalmente el término quiere decir “sin pena” o “sin castigo.” Para responder la pregunta “¿de quién fue la culpa?” tenemos que confrontarnos a nosotros mismos con otra pregunta: ¿cuánto estoy dispuesto a soportar? En el caso de los Nazis, de los Hutus y Tutsis, de Trujillo, es más fácil ver a los culpables por el inmenso impacto de las acciones cometidas, porque se celebraron juicios y se encontraron culpables, porque muchos de ellos fueron condenados y se cerraron muchos capítulos pertinentes. En el caso de una comunidad como la nuestra donde a diario existin abusos, violaciones a la ley y donde existe un franco deterioro de las normas sociales mínimas a todos los niveles, empezando por los que más poder tienen, ¿qué se puede hacer? ¿De quién ES la culpa?

Si no actuamos la culpa ES de todos. Si no actuamos la culpa ES de los que se quedan callados. Si no actuamos todos sufriremos la consecuencia. Hoy en día no hay cámaras de gas, ni AK-47s, ni los cepillitos de la muerte. Hoy en día es más sutil, el abuso nos llega con un pétalo de rosa en la mano y nosotros somos los que engordamos a la impunidad.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Biembienes y Galipotes Terreneros

Por allá por el 1546, durante el tiempo de la colonia española, muchos esclavos de origen africano se escaparon de los ingenios azucareros y de las minas de oro. Refugiándose en las montañas y en las zonas desérticas, los rebeldes fueron una fuente constante de temor para los colonizadores. Uno de los grupos más grandes de esclavos rebeldes, llamados “cimarrones,” se refugió en la zona de la Sierra de Bahoruco, constituyéndose en la primera rebelión negra en todas las Américas.

La fantasia popular prontamente convirtió a estos cimarrones en personajes fantásticos, los que no tienen nada que envidiar a los personajes míticos de Grecia o Egipto. Los personajes fantásticos de la Sierra del Bahoruco fueron llamados “Bienbienes” y se les describía como seres salvajes, desnudos, irracionales, que hablaban con simples pero temidos gruñidos. Además eran feos, deformes, de baja estatura, capaces de subirse a los árboles y trepar por los barrancos de las cordilleras. Aunque vivían en clanes se movían desordenadamente de parte en parte, saliendo principalmente de noche para buscar sus alimentos en los conucos y dejando huellas al revés, como la ciguapa, para que no descubrieran sus escondites.

Algunos de los Bienvienes comían carne humana, la que era conocida como “mondongo,” y era tal el terror que esta creencia provocaba que los colonizadores españoles no se atrevían a salir de sus fincas sino fuertemente armados y en grupos de 20 o 30 personas.

Hoy en día hay personas que parecen creer que los terreneros son Biembienes. Dicen que los terreneros son personas desordenadas, que todavía cuelgan de los árboles como monos, son traidores, brutos y capaces de cualquier maldad. Crean terror entre turistas y visitantes de Santo Domingo, por lo que éstos prefieren evitar transitar por el pueblo y se refugian en sus apartamentos y condominios. No se les puede tener confianza, le roban hasta a su propia madre y lo que hay que hacer con ellos es terminarles de quitarles la tierrita que les queda para poder traer al verdadero evangelio que ayudará a civilizar el entorno. Para ello es posible que se tenga que traer una pala para entonces arrasar por todas partes, recogiendo toda la basura que tiran los Biembienes y ampliando las calles que ellos no pudieron construir civilizadamente. La mejor manera de mejorar a Las Terrenas será, entonces, arrasar con esos malditos Biembienes para que la gente buena, civilizada, religiosa de sotana y de “buena cepa” (blanquitos y con dinero) puedan mejorar el lugar.

Los que le atribuyen a los Terreneros características de Biembienes se olvidan que aquí en Las Terrenas abunda otro tipo de personaje mítico dominicano, los Galipotes, seres mágicos que se pueden convertir en animales o en objetos inanimados como troncos de árboles y piedras. Estos galipotes son vistos como seres crueles y violentos, de tremenda fuerza e inmunidad a las armas de fuego. En lugares tenebrosos y en parajes solitarios los Galipotes se pueden convertir en perros salvajes, lo cual es un concepto que nos viene de Europa con la idea del “hombre lobo”, o lo que en francés llaman el “loup-garou”, o lugaru en buen dominicano.

Los Galipotes aparecen dando gigantescas zancadas, o pueden volar como las aves. Igualmente son capaces de chupar la sangre de los niños y hacerse invisibles. Yo sugiero que el próximo viernes santo los temerosos de estos Biembienes y Galipotes se hagan cruces con “palo de cruz,” y lleven al cura armas blancas bendecidas con agua santa y sal. De esa manera también aprenderán los conjuros necesarios para evitar ser comidos, triturados y chupados por estas increibles criaturas llamadas “Terreneros.”

Por otro lado, los que no creemos en esas cosas podemos sentarnos a darnos una jartura de risa ante las soberbias de esos profetas del malestar social, los que no deberían temer ni a Biembienes ni a Galipotes, sino a la pueril mezquindad de sus propios corazones.

Chivo Expiatorio

Tengo temor de que las crecientes tensiones sociales y económicas en la comunidad desembocarán en profundas consecuencias que serán a la vez traumáticas y dolorosas.

En el esquema general de las cosas los individuos, las organizaciones, las comunidades y los gobiernos toman acciones desesperadas cuando las condiciones son desesperantes. Los que analizamos a la sociedad podemos darnos cuenta la creciente tensión racial entre algunos dominicanos y la comunidad haitiana.

Me temo que las desesperantes condiciones locales causadas por la incapacidad del ayuntamiento local, junto a causas externas algunas de las cuales son prevenibles y otras posibles de alteración, harán que muchas personas utilicen a la comunidad haitiana como chivo expiatorio, echándole la culpa de todo y viendo en ellos la manera más fácil de solucionar algunas cosas.

Es un análisis supérfluo y peligroso el pensar que castigando a un grupo se resuelven los problemas de todos los demás. Así hicieron los Fariseos con Jesús, prefiriendo que muriera uno para preservar el status quo de la mayoría. Las personas sensatas, de conciencia, las personas de convicciones éticas profundas deben comenzar a visualizar el peligro y motivarse a tomar acción social para prevenir que una desgracia social ocurra en nombre de “Las Terrenas” o de “los terreneros.”

Terreneros somos todos.

Hace ya unos diez años que Las Terrenas es más multicultural que monocultural, más políglota que monolinguista, más interdependiente que dependiente de un solo grupo social y más multinacional y étnicamente pluralista que el pseudo nazismo purificador de los que ven a los haitianos como sus enemigos.

Es curioso, porque algunos podríamos argumentar que un análisis de la evolución social y económica de Las Terrenas en los últimos 20 años revelaría que muchas más personas extranjeras de piel blanca han causado mayores problemas sociales y económicos, siendo personas pudientes, que lo que han causado la gran cantidad de personas extranjeras de piel negra, mayormente pobres y haitianos, en ese mismo tiempo.

Pero a nuestro racismo internalizado le resulta más fácil culpar a los haitianos y olvidarnos de las complejidades sociales en nuestro medio.

Evitemos el chivo expiatorio, en ninguna parte del mundo ha servido de nada el utilizar a un grupo social como culpable de sus males (la Alemania nazi echó culpa a los judíos de todas sus penosas condiciones sociales y económicas antes de la Segunda Guerra Mundial) y no resultará aquí tampoco.

La búsqueda de la solución debe ser constructiva, no racista, los resultados deben resultar en una mayor confraternidad y multiculturalidad, no en crear condiciones sociales extremas ni antagonistas.

Tres Ciudades


Anteriormente habíamos planteado que Las Terrenas se ha convertido en una comunidad de doble identidad, dos ciudades, una compuesta por la clase pudiente que invierte y construye, la otra compuesta por la clase no pudiente, la que se ha marginado a barrios y fuera del centro. Esta dualidad crea profundas tensiones sociales y en los últimos años ha hecho evidente las grandes diferencias entre los que pueden y los que no pueden, con ricos que son más ricos y pobres que son más pobres. Sin embargo, las condiciones de los últimos meses ha alterado aún más esa realidad y, en lugar de dos ciudades lo que tenemos ahora son tres ciudades en una. Una de las ciudades sigue siendo la clase marginada, la que apenas sobrevive, atropellada por el alto costo de la vida, por la carencia de servicios básicos y mantenida a los niveles de calidad de vida más bajos posibles. La segunda ciudad está compuesta por la clase más pudiente, propietaria, inversionistas medios, dueños de negocios y de bienes raíces, profesionales y, obviamente, aparte de la clase marginada visible y realmente. Pero ahora tenemos una tercera realidad, la presencia de una clase supra, los que nos llegan desde fuera con grandes bolsillos, los dueños de apartamentos y condominios que cuestan más de medio millón de dólares, los que se sentirían más a gusto pasando una aplanadora por la ciudad para quitar todo lo feo, lo sucio, lo pobre y lo marginado y así tener el entorno limpio, organizado, atrayente y necesario para que sus propiedades mantengan valor.

(Izq. Cap-Cana, así se ve Las Terrenas en el pensar de muchos en la Clase Supra).

Los supra quieren hacer de Las Terrenas otro Bávaro, otro Cap Cana, otro Casa de Campo y mientras Las Terrenas se ha destacado como un polo turístico EN comunidad, ahora desean que las nuevas autopistas obvíen al pueblo con sus rutas alternas y con sus nuevos planes buscan alterar la realidad actual para adecuarlas al valor de sus nuevas propiedades. La clase supra no está contenta con Las Terrenas como es ahora (ni lo debiéramos estar nosotros, pero por razones diferentes).

Me temo que hay un matrimonio intencional o casi-intencional entre una administración municipal que está dejando que el municipio se auto destruya con la aparatosa y desastrosa condición de los servicios básicos (tránsito, basura, calzadas, etc.), y la clase social supra a quienes les convendría el caos absoluto para entonces “salvarnos” a su medida.

Hay demasiadas tensiones entre estas tres ciudades, hay demasiado peligro y es necesario que comencemos a ver estas cosas para poder responder tajante y efectivamente.

La Pérdida de la Soberanía

Cuando se pierde la soberanía se crea un caos jurídico, social y gerencial.

La soberanía es el poder absoluto de gobernarse, lo que jurídicamente en el caso de un municipio implica que el gobierno municipal es “batuta y constitución” sobre el territorio que le concierne.
Esto está debidamente prescrito en la Ley 176-07 sobre el Distrito Nacional y los Municipios donde se define en el Artículo 2 que “el ayuntamiento constituye la entidad política administrativa básica del Estado dominicano, que se encuentra asentada en un territorio determinado que le es propio. Como tal es una persona juridica descentralizada, que goza de autonomía política, fiscal, administrativa y funcional, gestora de los intereses propios de la colectividad local, con patrimonio propio y con capacidad para realizar todos los actos jurídicos que fueren necesarios y útiles para garantizar el desarrollo sostenible de sus habitantes y el cumplimiento de sus fines en la forma y con las condiciones que la Constitución y las leyes lo determinen.”
El municipio de Las Terrenas penosamente ha perdido su soberanía. En apariencias la tiene, pero en realidad carece de ella. A manera de ejemplos, un empresario de grandes influencias se hace dueño de un camino comunero de más de 100 años; una empresa constructora destruye 3 hectáreas o 30,000 m2 para crear una densidad poblacional 3 veces mayor a la autorizada; y el Ministerio de Turismo construye caminos y zonas peatonales sin autorización municipal y alterando permanentemente el acceso público a playas y zonas residenciales.
Además, los servicios propios del ayuntamiento, indicados por la ley del Distrito Nacional y los Municipios, tales como el tránsito, la recogida de basura, servicios educativos, etc., están abandonados o funcionan de manera altamente ineficientes.
Estas cosas y muchas más ocurrieron a la vista del ayuntamiento municipal anterior, que es el mismo que tenemos ahora, el que ha abandonado de facto sus prerrogativas constitucionales de soberanía, de funcionalidad y se servicio y se las ha entregado sobre el regazo de “personas poderosas” o, en el caso del ayuntamiento mismo, a personas ineficaces. ¿A cambio de qué? No lo sabemos…totalmente, lo que sí sabemos es que lo que se ha perdido NUNCA se va a recuperar porque los incumbentes del ayuntamiento carecen del deseo, del concepto, de la capacidad y de la vocación de hacer una buena función gerencial municipal.
Esta pérdida de soberanía se refleja igualmente en la incapacidad de dar seguimiento adecuado a proyectos y trabajos que afectan espacios públicos y comunes, donde sólo ha importado cobrar el dinero, pero donde no se supervisa ni se evalúa para ver si se está preservando la integridad de los bienes municipales de acuerdo a los más mínimos estándares.
La democracia se ejerce a través de autoridades debidamente electas que juran cumplir la ley, pero cuando tales “autoridades” abandonan las más esenciales prerrogativas constitucionales lo que obtenemos es un caos jurídico, gerencial y social.
Las Terrenas es un municipio caóticamente esclavizado por la mediocridad de una administración sin visión, sin capacidad y sin soberanía.

Sísifo y el Fénix

  LA DESGRACIA DE SÍSIFO Y LA PROMESA DEL FÉNIX (Escrito en el 2009) Todo el mundo tiene una idea de lo que se debe hacer en Las Terrenas. T...