La primera navidad de la que tengo memoria me regalaron un traje de vaqueros, completo con pistolas, canana y tiros. También me dieron arcos y flechas, como si una misma persona pudiera representar simultáneamente a los vaqueros y a los indios. Mi envidia no me ayudaba a celebrar el regalo que le dieron a mi mejor amigo y vecino, José Abraham, a quienes los reyes le regalaron un triciclo rojo. Yo me moría de la envidia. Como a los reyes se le dejaba yerba (para dar a los camellos), un vasito de agua y cigarrillos Cremas (para los magos) siempre sospeché que a los reyes magos no les gustó lo que les dejé y que quizás José Abraham le había dejado algo mucho más especial.
En unos días se celebrará la navidad, el año nuevo y el "día de los santos reyes." Ni la navidad, ni el año nuevo ni los reyes eran cristianos, aunque dichas celebraciones forman parte del calendario mayormente católico romano. Los "santos reyes" eran realmente astrólogos paganos de Persia, Egipto y Mesopotamia y no "santos" reyes.
Según los eruditos es más probable que Jesús naciera en septiembre, séis meses después de la pascua, pero no en diciembre ya que se habla en el texto de nuevo testamento de la presencia de pastores tendiendo a sus ovejas en el monte, lo que sería imposible hacer durante el frío invierno de diciembre en Judea. ¿Entonces de dónde nos llega la fecha del 25 de diciembre? De las tradiciones paganas. Las más notables quizás fueron la fiesta babilónica al hijo de Isis, diosa de la naturaleza, celebrada el 25 de diciembre, acompañada con ruidosas fiestas, grandes comilonas y bebederas y el intercambio de regalos. En Roma, el solsticio de invierno se celebraba muchos cientos de años antes del nacimiento de Cristo. Los romanos llamaban a la fiesta de navidad "saturnalia" en honor a Saturno, dios de la agricultura. En enero celebraban las "calendas", representando el triunfo de la vida sobre la muerta. Toda esa estación se le conocía como Dies Natalis Invicti Solis, o "el nacimiento del sol invicto." Fue allí en Roma que comenzó la tradición de los "mummers", grupos de cantores y bailadores vestidos en disfraces que iban de casa en casa entreteniendo a los vecinos. Así que ese fue el comienzo de los aguinaldos y de los "asaltos" o "parrandas" navideñas.
En escandinavia (Suecia, Noruega, Finlandia, Dinamarca) el período de fiestas se le conocía como Yule y todo era una gran fiesta con muchas bebidas, comilonas y no tanto con atención a la espiritualidad. En la cultura celta (islas británicas) se reverenciaba todo lo verde y algunas ramas especiales como las utilizadas para decorar las puertas de nuestras casas en este tiempo. Todas eran símbolos de fertilidad.
La primera evidencia de la existencia de una celebración navideña se remonta al año 354 de nuestra era, celebrando el nacimiento de Cristo y sustituyendo el mismo evento que se celebraba Enero 6. Así que en el día en que hoy se celebra el "día de los reyes" era cuando se celebraba la navidad, o el nacimiento de Cristo. Los villancicos empezaron el la edad media, asociándose directamente al nacimiento de Cristo. Alrededor de ese tiempo en Italia se comenzó a presentar escenas del nacimiento de Cristo, iniciadas aparentemente for San Francis de Assissi como una manera de aumentar el nivel espiritual de las gentes.
Al principio los grupos conservadores en las iglesias cristianas estaban opuestos a la celebración de la navidad ya que conocían su origen pagano y las fiestas paganas que sustituía. Realmente no se sabe a ciencia cierta el día del nacimiento de Cristo, así que la navidad realmente reemplazó a numerosas fiestas paganas. La primera referencia a la navidad celebrada el 25 de diciembre ocurre en Inglaterra en el 1043.
En el caso de México y centroamérica, los indígenas festejaban durante el invierno o Panquetzaliztli, el advenimiento de Hitzilopochtli, Dios de la Guerra. En su evangelización los religiosos agustinos sustituyeron la imagen de Hitzilopochtli por la de José y María. Las fiestas comenzaron a ser conocidas como "aguinaldos" y se hacían pequeños intercambios de regalos que incluía dulces y juguetes a los niños.
Lo más importante de este período es quizás la manera en que se puede celebrar. Es un momento ideal para reflexionar y para meditar acerca de las bendiciones que recibimos, compartiendo lo que tenemos con los demás y proponiéndonos nuevas empresas, ideales y metas en el nuevo año. Es un momento también para tratar de ser más justos, compasivos y pacientes con nosotros mismos y para los demás. Si detrás de las bebederas, comilonas y regalos no existe un espíritu de agradecimiento, de humildad, de compasión y de generosidad entonces hemos perdido el espíritu de la navidad. Ojalá que no, ojalá que todos nos convirtamos en personas que seamos un poquito mejor que lo que éramos el pasado enero.
Así que a todos los lectores, felicidades, mucha paz, mucha esperanza y lo mejor para todos!
Escribo por si acaso se me olvidan ciertas cosas, como la vida en comunidad, lo real, lo imaginado, lo bueno, lo malo, uno mismo y otras cosas. Desde Las Terrenas, Latitude: 19.3167 | Longitude: -69.5333. Poesías y otros sondeos en http://misegundapersona.blogspot.com.
lunes, 12 de junio de 2006
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