viernes, 27 de octubre de 2006

Transcultural

Las Terrenas es una comunidad con profundas condiciones transculturales.

Lo transcultural se refiere a la presencia de diversas culturas y a sus relaciones entre sí. Las “condiciones transculturales” pueden ser buenas, pueden ser malas, pueden ser promisorias o pueden ser críticas.

En Las Terrenas, las condiciones transculturales traen de todo.

Los dominicanos son un grupo heterogéneo, vienen de todas partes del país, algunos nacieron en Las Terrenas pero su mayoría nacieron en otras partes. Los hay pobres, ricos, clase media, educados, mal educados, profesionales, legos, ignorantes y hasta los hay pulidos, cultos y altamente civilizados. Los hay negros, morenos, hinchos, blancos, mulatos, rubios, ojos claros, pelo lacio y pelo de alambre. Los hay altos y chiquitos, gordos y flacos, con parásitos y sin parásitos, jóvenes y viejos. Y la máquina de parir dominicanos no se para, yo me atrevería a decir que de cada tres mujeres dominicanas dos están preñadas. Claro está, esa es una exageración. El hecho es, que cuando usted dice “dominicano,” se está referiendo a un universo inmenso de personas, cada una de las cuales con características similares a los demás, pero también con grandes diferencias entre sí. Por eso, los dominicanos hacen diferencias entre los “de la loma,” y los del pueblo, entre los cibaeños y los samanés, entre los nagueros y los sancheros y hasta a los que somos de la capital a veces nos llaman extranjeros.

Por su parte, los extranjeros que vienen a Las Terrenas son muy diversos entre sí. Los así llamados “gringos” pueden ser franceses, italianos, españoles, suizos, alemanes, belgas, holandeses, yugoslavos, búlgaros, rusos, canadienses, argentinos, japoneses y de muchísimas otras partes. Al ser tan diversos, estos “gringos” son difíciles de categorizar porque aún entre ellos mismos, siendo de una misma nacionalidad, pueden ser muy diferentes entre sí.

Por ejemplo, hay franceses de Francia, hay otros que vinieron de Martinique, St. Barts, del Africa y de otras ex colonias francesas. Entre ellos hay muchos que se llevan muy bien entre sí mientras que he conocido algunos franceses que no quieren saber para nada de otros franceses. He escuchado a franceses decir que hay demasiado franceses racistas y clasistas, que hay muchos que son ladrones y engañosos, pero soy el primero en reconocer que he conocido a muchos franceses que son excelentes seres humanos, que se han integrado muy bien y que hacen grandes aportes a la comunidad.

Creo que lo mismo podría decir de cada grupo nacional representado en nuestra comunidad. Los hay buenos y los hay malos, los hay sinceros y los hay pillos, los hay dignos y los hay indignos. Hay algunos que son verdaderos seres humanos y los hay otros que están aquí abusándose entre ellos mismos, abusando dominicanos y abusando a todo el mundo. Y, en ese sentido, ¿no diríamos lo mismo de los dominicanos?

De hecho, las condiciones transculturales son tales que muchas personas entre todos los grupos representados, se llevan muy bien, se relacionan entre sí y han logrado establecer amistadas, matrimonios y sociedades comerciales sin grandes problemas. Hay otros que han tenido muchos problemas intentando hacer lo mismo y éstos son a veces los que más hablan y los que más critican lo que existe hoy en Las Terrenas.

Creo que en algún momento no muy lejano algo debe hacerse para que comprendamos mejor lo que está ocurriendo en los aspectos transculturales. Algo como la búsqueda de una mayor comprensión y entendimiento. A veces, la mayoría de los conflictos se originan en francos y sinceros malentendidos, o en la presencia de ciertas expectativas irrazonables y hasta insensatas.

Cuando se unen las diferencias étnicas, nacionales, de color de piel, de posición económica y de condiciones sociales se crean condiciones potencialmente explosivas. La mejor manera de verlo es entre las relaciones entre dominicanos y haitianos, los que por razones históricas, socio-culturales y, francamente, a raíz de mucho prejuicio y de mucha mala sangre, parecen no poder llevarse bién. Lo interesante de las condiciones transculturales en Las Terrenas es que así como muchos extranjeros (“gringos”) ven a los dominicanos de manera despectiva, como gente sin cultura y sin educación, así mismo muchos dominicanos ven a los haitianos, creando un círculo explosivamente vicioso. Y así como algunos extranjeros se ven despectivamente entre sí, así mismo algunos dominicanos no se relacionan entre sí.

¿Qué hacer? La situación es muy complicada pero algo hay que hacer. Una situación similar y así de compleja ocurre en la isla de Mauricio, en el Océano Indico. Hace varios años se empezó a afrontar el problema de manera organizada y sistemática. En Mauricio existen cinco sociedades básicas, cuatro grandes religiones y nueve idiomas en uso, sin embargo su sociedad se ha convertido en modelo internacional de cohesión y del enriquecimiento cultural. No está ajeno a problemas, pero ayuda a saber que aquí en Las Terrenas tenemos un potencial similar.

Me atrevería a pensar que hay muchos que también quisieran hacer algo para que nos entendiéramos mejor. Esta semana cuando se celebra el mal llamado “Día de la Raza,” pensemos en lo que significa vivir en una comunidad tan mixta, compleja y donde las condiciones transculturales son verdaderamente importantes. Si usted quisiera hacer algo para mejorar las relaciones transculturales déme un toquecito por teléfono o ver qué nos inventamos.

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