miércoles, 2 de junio de 2010

Paciencia

La vida es el cambio que nos ofrece cada día. Aunque a veces parezca imposible la vida sigue el curso de cada día, de sus horas, minutos y segundos, marcando una pauta de avance hacia otro nuevo día mientras nos añejamos esperando que el de hoy pase para que llegue el que sigue. Aunque muchos desearían que los segundos y minutos suspendieran su agitado tronar por el espacio humano, la verdad es que todo sigue sin parar bajo el cielo que todos compartimos.
Paciencia.
A la vida no se la puede agarrar por los moños y forzarla a seguir un sendero pre-escogido o cuidadosamente seleccionado. Aunque nos aflijamos, aunque no podamos dormir, aunque se nos revienten las úlceras estomacales, los días siguen el fluído eterno del universo, el viento entona su cantar a través de ramas y flores, el sol descansa su ardor sobre la arena y la lluvia canta su eterna metamorfosis de agua-gas-agua. Las cositas que pensamos que son resultado de nuestro control son bromas que nos juega el universo para que no nos resulte tan pesado descubrir que, a fin de cuentas, no controlamos nada.
Paciencia.
Millones vienen y millones van, pero si nos elevamos en la atmósfera lo suficientemente alto al fin y al cabo todo se verá tan pequeño! Todo, absolutamente todo, puede terminar en un breve segundo. Si no, pregúntenle a José “el Mambo” Lima, quien con apenas 37 añitos y en el curso de una excelente carrera como pelotero no pudo hacer nada para impedir que su corazón le dijera “basta ya.”
Paciencia.
No sólo es asunto de morir. Es mayormente asunto de vida. Cada aspecto de la existencia sigue el designio perfecto de la física y de la química. Nada se destruye, todo se transforma. Nosotros, los seres humanos; todos los seres vivos desde árboles hasta los microorganismos invisibles dentro de nuestras orejas, se mueven al compás de un ritmo que nadie puede ni avanzar ni parar como le plazca. Por más canas que nos halemos de entre los cabellos que nos quedan, el cielo seguirá donde está, el mar seguirá yendo y viniendo y la arena de hoy entre nuestros dedos terminará siendo la arena de otro lugar, de otra playa y hasta de otros dedos.
Paciencia.
El mal es la enredadera que chupa la sangre de cualquier pared, árbol o casa. Como ente vivo al fin, la enredadera se ve creciente, expansiva, engañosa en su frondosidad y en la complejidad de su telar. Pero la corrupción corrompe y debajo de la aparente vida hay muerte y dolor. Las cosas y las personas se destruyen y otras se autodestruyen bajo el amparo de la corrupción. Es sólo asunto de tiempo.
Paciencia.
El bien es una gota capaz de penetrar la roca más dura. La vida es la esperanza narrada en cada pincelada de nuestro aliento. Hacer el bien es el canto que ofrecemos al pasado y al futuro, es la sonrisa ofrendada al presente, es saber decir que hay una mejor forma de vivir. Sin importar los costos el bien siempre resultará más barato, porque dando el bien se da vida y dando vida nos enriquecemos más. Cuando todos somos ricos todo cuesta menos. Es cuando la maldad nos empobrece que todo nos sale mucho más caro.
Paciencia.
El amor es recostar la cabeza sobre la arena debajo de un almendro y contemplar al sol moverse entre las hojas. Hacer el amor es el momento esperado, cuando las hojas se mueven para dejar pasar el ardor de una estrella incansable. Hay más disfrute en esa espera imposible que en mil fosforitos prendidos al azar. En esa espera hay imágenes y sueños, hay toques y susurros, hay abrazos y consuelos. Más que nada hay pasión, pero no como la describe el sonado regatón. Eso lo puede hacer cualquiera, hasta una máquina. Amar en la paciencia de la espera es el vaivén del mar, la lección de nubes que se transforman cada segundo, haciendo que el azul del cielo sea la película que nunca cansa, que nunca entristece, que siempre permanece.
Paciencia.
¿Cuánto habrá que esperar para que en Las Terrenas más gente pobre viva mejor? ¿Cuánto tendremos que rezar para que el amor al prójimo sea el norte de toda actividad? ¿Cómo podremos motivar a los que tienen poder y recursos para que más de ambos sea compartido equitativamente? ¿Cómo invitamos a los intrépidos ignorantes, vaqueros de la soberbia, buzos de la iniquidad, payasos en la tragedia teatral política, a descubrir la fortaleza y la sabiduría que se obtiene del servicio honesto y solidario hacia los demás?
Paciencia.

El Gran Desafío

El cambio del dólar en el día de hoy ronda en los 36.6 pesos. Alrededor del mundo hay 1,200 millones de personas que subsisten con 36 pesos cada día, o sea, con un dólar por día. En ese mismo mundo hay 854 millones de personas que pasan hambre y 114 millones de niños y niñas en edad escolar que no van a la escuela (la mitad de ellos son niñas). Cada día mueren 30,000 niños y niñas en su mayor parte por causa de enfermedades fácilmente tratables, para las cuales existen medicinas buenas y baratas. Lamentablemente 1400 mujeres mueren cada día durante la maternidad o dando a luz y, como si fuera poco, un tercio de las personas en el mundo, o sea, una de cada tres personas, no tiene acceso a agua potable.
Cuando hablamos del “mundo” enseguida se piensa en otras personas, en otras ciudades y en otros países. Lo colocamos en lo remoto, en lo extraño, en lo ajeno a nosotros, pero no debiéramos hacerlo así. Aquí mismo en Las Terrenas hay miles de personas sin acceso al agua potable, una gran cantidad de niños y niñas no van a la escuela, muchos de esos niños y niñas padecen de enfermedades fácilmente curables pero no tienen acceso a ese cuidado. Al mismo tiempo hay muchas personas que pasan hambre y una gran cantidad de hombres y mujeres no tienen fuentes ni seguras ni permanentes de empleo. Otro número significativo de familias viven en habitaciones, casas y chozas que no son aptas para una vida sana y decente, careciendo muchas de ellas de servicios sanitarios adecuados.
¿Por qué?
Raramente se puede identificar la causa de un problema de manera sencilla y directa. La mayoría de los problemas sociales se derivan de situaciones complejas y algunas condiciones no se pueden cambiar o mejorar ni rápida ni totalmente. La búsqueda de soluciones a problemas sociales generalmente requieren de tres procesos indispensables.
El primero es el diagnóstico de la situación. Un diagnóstico implica identificar, describir y definir una situación social. Por ejemplo, la situación es “hogares sin servicios sanitarios.” El diagnóstico busca contar e identificar el lugar donde dichas casas, contándolas e identificándolas en diversas maneras. Según el último censo, la cantidad de hogares sin ningún tipo de inodoro, retrete o sanitario es 14%, lo que quiere decir que si en Las Terrenas hay 5,000 hogares entonces habrán 700 de ellos en esa condición. El promedio provincias es de 3.8 personas por hogar, lo que implica que habrían cerca de 2,600 personas en esa situación. ¿A quién le duele que hayan tantas personas yendo “al monte” a hacer sus necesidades sanitarias?
Lo segundo es una estrategia de cambio. La meta podría ser la de reducir en un 50% la cantidad de hogares sin facilidades sanitarias dentro de los próximos 3 años. En esos 3 años 350 hogares o 1,300 personas mejorarían su calidad de vida en ese aspecto. Una estrategia de cambio adecuada identifica los recursos que harían posible la mejoría deseada.
Lo tercero es la definición y ejecución del plan con su requerido monitoreo y evaluación. Primero se determina qué facilidad sanitaria se va a proveer (ejemplo, retretes ecológicos), qué áreas del municipio serían beneficiadas, cuántos retretes ecológicos se construirán cada 3 meses y cómo se instruirá a los miembros del hogar en el uso y mantenimiento de los mismos. Aunque simples e incompletos, estos detalles nos dan una idea de lo posible.
Para el mundo existe una estrategia de cambios sociales denominada como Objetivos de Desarrollo del Milenio. Los Objetivos incluyen erradicar la pobreza extrema y el hambre; lograr la enseñanza primaria universal; promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer; reducir la mortalidad infantil; mejorar la salud materna; y garantizar el sustento del medio ambiente.

En el año 2000 147 países, incluyendo el nuestro, firmaron un documento en las Naciones Unidas sobre estos Objetivos del Milenio. La República Dominicana recibe ayuda de un grupo de organizaciones internacionales en la búsqueda de esos cambios y ha identificado metas específicas con sus indicadores. Hoy en día sin embargo, el pais está muy por detrás en TODOS los objetivos del milenio y no podrá cumplirlos para la fecha límite que es el 2015.

A nivel municipal no tenemos objetivos tales para mejorar la calidad de vida en base a los objetivos del milenio dentro del municipio, algo que sería responsabilidad de la administración municipal. A manera de contraste, yo estimo que a raíz de las recientes elecciones municipales los partidos políticos gastaron en este municipio entre 20 y 40 millones de pesos, pero ni un solo peso fue dedicado a cambiar las condiciones que crean las terribles condiciones sociales que hemos descrito.

Es una terrible ironía social el que se invierta tanto en un sistema político que prácticamente hace demasiado poco para cambiar las terribles condiciones sociales entre las mismas personas que eligen a los políticos.
Por eso es que, al empezar un nuevo y largo período de gobierno municipal, sería bueno que todas las personas con conciencia social en el municipio, nacionales y extranjeros, hiciéramos lo posible para atacar la pobreza y la desigualdad, con la meta de que para el 2016 hayan menos personas viviendo mal y, por ende, más personas disfrutando de una mejor y mayor calidad de vida.

Eso sí que sería una buena política.

martes, 11 de mayo de 2010

Lo que vió el ladrón

Me pregunto qué vió el ladrón. Hace casi dos meses uno o más ladrones rompieron unas ventanas en la Biblioteca Anacaona y entre otras cosas se llevaron un abanico, mi sierra eléctrica y un taladro nuevecito. Las pérdidas no fueron extremas, excepto una nueva pérdida de la inocencia y del sentido de seguridad. Fue un gran choque para las 7 voluntarias y voluntarios del exterior que trabajan con niños y niñas en la biblioteca. La pregunta obligada era, ¿pero por qué robar a la biblioteca, esto es un lugar de servicio a la comunidad?

La semana pasada, mi señora y yo junto a 7 voluntarios y voluntarias llevábamos a 28 niños, niñas y adolescentes de 5 barrios de Las Terrenas a la Feria del Libro en Santo Domingo. Mientras regresábamos a Las Terrenas se metieron en mi casa. Rompieron una puerta de hierro, la ventana de madera y anduvieron por todas las habitaciones. Se llevaron la computadora portátil, la proyectora usada el día anterior en la presentación en el Hotel Aligio de la Carrera de Las Terrenas 10K. También nuestra cámara de video familiar y dos cámaras digitales, una vieja y dañada y la otra la cámara que usamos en la familia y para la Fundación. Cargaron con un dinero que no pude depositar en el banco el día anterior por falta de tiempo.

Nos dejaron sin la tecnología necesaria para hacer parte de nuestro trabajo, casi todo de uso en la Biblioteca Anacaona y para los fines de la misma. En la computadora teníamos el listado de los libros y otros archivos. La proyectora la compramos para usarla en los talleres y actividades del nuevo Centro de Protección a los Derechos de la Niñez y la Adolescencia. Ahora tampoco tenemos cámara digital para tomar fotos para nuestro sitio Web.

Lamentablemente, hace dos semanas también se metieron en Casa Paz, nuestra residencia de voluntarias, robándole el dinerito de la comida a una de nuestras voluntarias que viene de Alemania y tiene 3 meses aquí trabajando con los niños y niñas terreneras.

Han sido duros golpes, inusitados y frustrantes. Estamos empobrecidos y limitados en el trabajo. Uno a veces tiene que reirse de esas cosas. A veces, entre sueño y velar despierto, me pongo a pensar en lo que pueda significar. Dos meses y tres robos. En 7 años de vivir aquí nunca nos había ocurrido semejante cosa. ¿Qué propósitos pueden existir ocultos? ¿Serán la misma gente? ¿Qué están tratando de hacer? Como soy aspirante a síndico por un partido independiente uno tiene que pensar en las posibles motivaciones políticas, sobretodo en base a las declaraciones que hacemos sobre condiciones y situaciones en Las Terrenas. A nuestro aspirante a regidor, César Mieses, también le robaron en su casa, hace 6 semanas. Pero no tengo pruebas de ningún plan funesto y todo se queda en el burbujeante ciclo de las especulaciones.

Constantemente me persigue una pregunta, ¿qué vieron los ladrones cuando entraron en casa? Quizás se pararon a ver la foto de mi familia: mi madre, mi esposa, mi hijo mayor, José René, con su esposa e hijos, su hermano Salim, ambos viven en USA, también Kiran y Ana Evelyn. ¿Tomaron tiempo para ver la foto o sólo les preocupaba lo que se iban a llevar? Si vieron la foto, ¿qué pensaron?

Igualmente me pregunto si vieron los juguetes de la niña en el piso, el pequeño pianito, la pelota de fútbol de Kiran, su colección de corales. Cuando entraron a mi oficina, ¿se llevaron uno de mis libros? ¿Por qué se llevaron una computadora y dejaron la otra? Quizás porque la mía, desde la cual escribo estas líneas, está toda despintada, no le funcionan todas las techas y está llena de polvo y manchada. Tengo todos mis archivos de mis clases universitarias en esta computadora, qué bueno que no se llevaron la viejita!

Subieron a los aposentos, caminaron entre las camas de Kiran y de Ana Evelyn. Vieron sus libros, sus juguetes, los regalos de los abuelitos. Me pregunto si vieron el microscopio de Kiran o la cortina que le tejió su abuela con una media luna y un bebé durmiendo. La niña tiene una colección de peluches, regalos de sus tías. ¿Vieron al caballito rosado con quien le gusta dormir? Abrieron todas nuestras gavetas, vieron mi ropa interior, mis medias y mis camisetas, al igual que algunos libros sobre la mesita de noche. Probablemente se preguntaron, ¿qué quiere decir “Three Cups of Tea”? Ese es el libro que leo actualmente, sobre el trabajo de Greg Mortenson contra viento y marea, construyendo escuelas para niños en la Pakistán rural.

A mi esposa le rebuscaron los aretes y, hasta donde sepamos, no se llevaron ninguno. Anduvieron por sus gavetas, su ropa interior y la dejaron toda bien arregladita.

Me imagino que bajaron por la misma escalera y quizás tocaron la alfombra de Turquía que cuelga de la pared. Salieron por donde mismo entraron, se llevaron dos maletines repletos de tecnología y dejaron atrás muchas miradas. Claramente se fijaron en todo, vieron todo, tocaron todo. A la policía no vale la pena ir, aunque los llamé.

La pregunta que me concierne sigue siendo qué vieron, qué sintieron. Quizás no sintieron nada. Es posible que los ladrones no tengan alma. Conozco otras personas que tampoco la tienen.

Justicia Poética

El historiógrafo ingles Thomas Rymer acuñó el término “justicia poética” (poetic justice) para describir la manera en que una obra de literatura podría inspirar al comportamiento moral por medio del triunfo del bien sobre el mal. Aunque en la vida no siempre se logra la justicia, una obra de literatura puede hacer que el bien sí triunfe sobre el mal, logrando así la justicia en palabras y en pensamientos.

El mejor ejemplo de poesía poética se puede encontrar en la Biblia, el texto sagrado para personas de orientación judeo-cristiana, porque al fin de todo lo dicho y hecho y después del juicio final el bien triunfa sobre el mal y los malos son destruídos.

En el cuento de La Caperucita Roja, después de todo lo malo que hace el lobo, engañando a la caperucita, comiéndose a la abuelita, al final es destruído.

En el cuento de Blanca Nieves la hermosa princesa es maltratada por la cruel madrastra y finalmente muere envenenada. Pero viene un príncipe que la salva y se casa con ella, haciendo que la odiosa madrastra vista unos zapatos de hierro al rojo vivo y así muere de dolor y sufrimiento.

En casi todas las telenovelas el final es una justicia poética, cuando la mujer más bonita y más sufrida termina con el amor del galán más apuesto, después de haber pasado miles de vicisitudes, dolores y quebrantos. Todas desean ver al final donde por fin se acaba el sufrimiento, se castigan a los malvados y los buenos salen vencedores, felices y contentos para siempre.

Hay algo en nuestro fuero interno que proclama a viva voz el deseo ardiente de que siempre triunfe la justicia.

Pero, si es así, ¿cómo es que casi siempre son los malos los que triunfan en la política? Son los malos los que tienen más recursos, los que cometen peores barbaridades, los que más manipulan, los que más engañan, los que más corrompen, los que usan métodos ilegales y los que parecen hacer pacto con el mismísimo demonio con tal de salir vencedores. Al final terminan en el poder, disfrutando cuatro años de privilegios, de abusos y de mediocridades.

Claro está, no todo es tan crudo como suena, pero sí tenemos qué preguntarnos en qué momento es el pueblo el que gana y sale con el premio grande de la justicia, del buen servicio, de la honestidad y de una mejora en su calidad de vida. La justicia poética parece ser un asunto puramente poético, hecho para la literatura; mientras que la injusticia es reina en la vida real.
Hay otra cosa que nos enseña la literatura y también la historia, que todo lo que se necesita para que el mal triunfe es que la gente buena no haga nada. Dicho de otra manera, permitir una injusticia es abrirle el camino a todas las demás (Willy De Brandt). Tanto en las historietas de Supermán, Batman o de Superwoman, el héroe o la heroína aparecen como los únicos actores capaces de hacer vencer el bien sobre el mal, pero casi siempre después de que los malos han hecho mucho daño. ¿Es que tiene que ser así?

En verdad, en el mundo real raramente algo es totalmente blanco o totalmente negro, hay muchos tonos grises y hay diferentes tonos de blanco y diferentes tonos de negro. Cuando identificamos a un candidato político como “el menos malo” difícilmente podemos decir que es menos blanco o que es menos negro, es el resultado de una percepción emocional, el sentido de que no puede ser tan malo como el más malo.

Pero para mi la peor de las tragedias es cuando por encima de todo lo que se desea es ganar. Mucha gente, aún entre los más sofisticados y educados, se esclavizan ante el yugo de la costumbre. La costumbre es ganar, nadie quiere perder y aunque hayan nuevas y mejores posibilidades reales la gente prefiere ir con su costumbre.

Humanamente hablando es razonable, la gente prefiere el mal conocido al bien por conocer. Al fin y al cabo, la literatura ya nos ha enseñado que al final de la historia el bien vencerá al mal, aunque se tome 100 años porque, como dice el dicho, “no hay mal que dure 100 años ni cuento que lo aguante.”

La tragi-comedia de la victoria electoral se nos presenta en una nueva escena del Teatro de Las Terrenas. El miedo hacia lo bueno posible empuja la gente al malo por conocer. No hay nada ni poético ni justo en ello, es una tragedia.

lunes, 3 de mayo de 2010

El Dilema del Votante

El 16 de mayo se celebrarán elecciones municipales y congresuales. Hay muchas personas que aún no han decidido por quién votar y hay muchas otras que ya han decido que no van a votar. El hecho de votar o no votar trae consecuencias buenas o malas, dependiendo de la decisión final, por ello he diseñado el siguiente diagrama para analizar lo que he llamado “el dilema del votante.” Por medio de él veremos las posibles consecuencias de la decisión que el votante tome de votar o no votar.
Hay candidatos buenos y hay candidatos malos. La mejor manera de determinar si un candidato es bueno es viendo lo que HA HECHO o lo que HA DEJADO DE HACER. Un candidato pudo haber hecho algunas cosas, pero ha dejado de hacer muchas más cosas que eran necesarias. Otro candidato no ha hecho gran cosa y por tanto no se le conoce lo que pueda hacer. Otro candidato ha hecho buenas cosas en otras áreas, lo que ayuda a determinar el “carácter” que tendrá una vez llegue al poder. Otro candidato no se sabe lo que ha hecho y se desconoce lo que pudiera hacer. Otro candidato es totalmente malo y se conoce lo que ha hecho mal. Todas esas condiciones son reales y existen otras más, por eso es que le toca a la gente partir de lo conocido para suponer lo que podría suceder si una persona dada llega al poder. En lo que respecta al destino o al futuro de la comunidad es mejor no votar a ciegas.

Si tomamos las elecciones municipales de Las Terrenas como ejemplo, todo lo que usted tiene que hacer para utilizar el diagrama es pensar en cada uno de los tres candidatos a síndico de Las Terrenas y decidir primero quién es bueno y quién es malo.

Si usted decidió que el candidato X es bueno y decide votar por él, el diagrama nos dice que habrán seis años de buenas posibilidades para la comunidad, incluyendo la de un buen gobierno. Como resultado todos ganamos.

Si usted decidió que el candidato X es bueno pero usted decide no votar, entonces el diagrama nos dice que se pierde la posibilidad de un buen gobierno y de buenos resultados para la comunidad. Como resultado todos perdemos.

Si usted decidió que el candidato es malo pero aún así decide votar por ese candidato malo el diagrama nos dice que tendremos seis años de un mal gobierno municipal y malos resultados para la comunidad. Como resultado todos perdemos.

Si usted decidió que el candidato es malo pero usted decide no votar, entonces el diagrama nos dice que el candidato malo aún podría ganar hacer un gobierno malo con malos resultados para la comunidad. Como resultado todos perdemos.

La descripción del diagrama nos enseña que hay una sola posibilidad provechosa, la que resulta en una ganancia para todos y esa es la de votar por un buen candidato. Hay dos maneras de decidir por el buen candidato: primero, cuando el candidato es bien conocido y se tiene fé en él como persona, como político, como ciudadano, como padre de familia, como comunitario, como persona honesta y como persona de valores bien conocidos; segundo, cuando no existe total conocimiento del candidato pero se piensa que es “el menos malo.” Si los otros dos son malos conocidos, el “menos malo” sigue siendo la mejor opción.

A pesar de todo lo que se diga o no se diga en campaña, sigo pensando que los votantes deben actuar con conciencia y votar a sabiendas de que lo que hagan producirá consecuencias para toda la comunidad. También creo que la opción de no votar es la peor de todas porque no produce ninguna posibilidad gananciosa para el pueblo. Los que son apáticos o los que piensan que por causa de las debilidades del sistema político es mejor no votar pueden ver a través del diagrama que el no votar produce graves consecuencias. Si, al fin y al cabo, no votan entonces ellos serán tan culpables del mal que llegue como aquellos que votaron por el candidato malo.

Claramente lo que hay que hacer es votar por un buen candidato, o por el menos malo.

El Paradigma Político



La política tradicional oferta la solución a todos problemas habidos y por haber. Hay que ver si lo puede hacer. El sistema político tradicional depende de la capacidad de un candidato de mercadearse en la comunidad de votantes y esa capacidad se mide en base a dos factores: aceptación y rechazo.

Solucionar problemas y mercadearse no son cosas afines, de hecho son cosas muy diferentes. Hay candidatos que no solucionan ni nunca podrán solucionar nada pero pueden ganar unas elecciones, como el caso de un diputado en nuestra provincia que desde el día en que fue elegido desapareció totalmente hasta el día de hoy. Hay otros que tienen la capacidad de trabajar en la solución de problemas pero tienen problemas de mercadeo, ya sea porque carecen recursos para mercadearse o porque no forman parte de un sistema ya establecido.
Para una nueva marca poder entrar al mercado debe haber lo que se llame un “blitz” de publicidad. Un blitz es un bombardeo intensivo y el término proviene de la guerra relámpago que hizo la Luftwaffe, la fuerza aérea alemana, en contra de Inglaterra y particularmente Londres, durante la segunda guerra mundial. Un blitz es a la vez relámpago pero también muy intenso y pretende acaparar todas las atenciones, todos los espacios y causar todas las buenas impresiones a favor del candidato que hace el blitz, como causar todas las malas impresiones en contra de los candidatos contrarios.
Muchos olvidan que la política es sólo un medio, un medio para conquistar el poder. El “poder” significa tres cosas: acceso amplio a recursos financieros, capacidad de tomar decisiones en cuanto al uso de tales recursos y, finalmente, la disponibilidad de usar tales recursos para favorecer a otros y al partido. La política tradicional es como la lucha libre, muchas apariencias y poca sustancia, pero entretiene. Es un entretenimiento caro porque la política es el medio más rápido, más efectivo y más disponible para echarle mano a cuantiosas sumas de dinero del pueblo y en nombre del pueblo. Como el político tradicional no es transparente, rara vez se sabe cuánto recibió y cuánto gastó. Lo que sí se sabe es que mes tras mes y año tras año el dinero sigue llegando y sigue desapareciendo. No hay mejor puesto que estar en el poder y que el dinero siga llegando y llegando.
Los políticos son clase económica aparte, como manejan tanto dinero pueden crear trastornos inflacionarios en la manera en que gastan el dinero, como ahora en períodos eleccionarios cuando los gastos de publicidad (impresos, radio y TV) aumentan erráticamente pero siempre hacia arriba. La economía de la botella y del apoyo al que me apoyo crea desigualdades ya que muchos no pagan lo que los demás pagamos y otros cobran sin dar un palo, lo cual alimenta los deseos de otros de ser parte de lo mismo. Eso quiere decir que muchos aspiran a ser vagos pagados por el sistema política como forma de hacer carrera política y mejorar sus condiciones económicas. Tienden a ser los más mediocres, sin educación ni profesión, pero con el supremo recurso de la democracia: el voto.

Me temo que la política tradicional es un paradigma vencido, inefectivo, fallido, gastado, desfasado, corrupto, inflado y, sobretodo, engañoso. Todo parece ser un gran teatro. Si la política fuera efectiva tendríamos un mejor pais, menos gente pobre y mayor calidad de vida. Pero el propósito de la política tradicional no es mejorar las cosas, sino mantenerlas igual o empeorarlas, sólo así se aumenta el hambre de la minoría que vota para que antes de las elecciones se le dé arroz y romo y de esa forma el círculo vicioso comienza a repetirse.
Lamentablemente, las personas de mejores valores no participa en la política, absteniéndose de votar, cuando debiera ser todo lo contrario, para sacar del poder a los más corruptos. Todos son corruptos y eso hace perder la fé, pero a veces ocurren sorpresas y las personas de mejores valores deben ejercer presión para exigir de los candidatos cambios visibles, notorios y permanentes. La apatía del no votante ayuda a que las cosas malas permanezcan malas y hasta peores. Como decíamos en un artículo anterior, hay que pagarle al César lo del César.
La política es un paradigma falso y la única forma de combatirlo es con la verdad. La verdad es el mejor regalo que un político puede darle al pueblo y exigir la verdad es la mayor responsabilidad del votante.

Sísifo y el Fénix

  LA DESGRACIA DE SÍSIFO Y LA PROMESA DEL FÉNIX (Escrito en el 2009) Todo el mundo tiene una idea de lo que se debe hacer en Las Terrenas. T...