La vida diaria es un corre-corre entre felicidades y amarguras. Con sólo 19 añitos la cantante Marta Heredia llegó rápidamente a la cima gracias a un concurso internacional que acaparó la atención de millones de dominicanos y extranjeros. Este fin de semana en asunto de segundos pudo perder la vida en un accidente de automóvil en la que falleció un ciudadano haitiano bajo circunstancias todavía no totalmente esclarecidas.
De igual manera el talentoso e indudable rey del pop, Michael Jackson, con apenas 50 años y después de múltiples escándalos, termina su vida por un aparente error médico.
Elvis Presley, el rey del rock, murió de una sobredosis de medicamentos teniendo apenas 42 años.
El hijo del Presidente John F. Kennedy, John John, o John Jr., como era conocido, estaba en pleno apogeo personal y profesional cuando su avión cayó al mar matándolo a él, a su esposa y a una cuñada. Tenía apenas 39 años.
Roberto Clemente, el pelotero puertorriqueño más famoso murió al caer su avión mientras transportaba alimentos y ayuda para el pueblo de Nicaragua tras un devastador terremoto en diciembre del 1972. Tenía 38 años. Es interesante que Clemente había estado en Nicaragua 3 semanas antes del terremoto y a raiz del mismo encabezó un operativo de ayuda, habiendo enviado tres vuelos repletos de suministros. Al enterarse que el dictador Somoza se había adueñado de la ayuda y que nada había llegado a los sobrevientes preparó un cuarto vuelo para asegurarse él mismo de que los suministros llegarían a la gente, pero fue en ese vuelo que trágicamente murió.
Atila el Huno, uno de los conquistadores más poderosos y sangrientos de la historia, conquistó rápida y destructivamente a todo el Asia pero murió de una hemorragia nasal durante su noche de bodas. Generalmente no bebía no comía mucho, pero la noche de su boda comió y bebió demasiado. Al irse a la cama la nariz le comenzó a sangrar pero estaba tan borracho que no se dió cuenta, muriendo ahogado en su propia sangre. La gente lo descubrió al día siguiente.
El reconocidísimo cantante jamaiquino Bob Marley, creador del Reggae, se hirió el gordo grande del pie izquierdo jugando al fútbol y ni se curó ni se atendió la herida. Quisieron amputarle el dedo para salvarlo, pero el rastafarismo prohibe las amputaciones, por lo que la herida eventualmente se le convirtió en una melanoma que le afectó de cáncer el cerebro, el estómago y los pulmones, muriendo en la cumbre de su carrera musical teniendo apenas 36 años.
El séptimo presidente de la República Francesa, Félix Fauré, tenía sólo 58 años cuando murió de una apoplejía en su despacho presidencial mientras Marguerite Steinheil, de 30 años, le practicaba sexo oral.
Pero quizás la muerte más tonta fue la de Alex Mitchell quien comenzó a reir mientras veía una de sus comedias favoritas y luego de estar riendo por 25 minutos contínuos sufrió ataque al corazón y falleció fulminantemente.
Nunca sabremos cómo vamos a morir, pero podemos vivir sabiendo que algún día moriremos.