|
Las Terrenas es Las Terrenas. |
Las
Terrenas y su Desarrollo
Es posible
que sea uno de los que menos haya hablado, o quizás escrito, sobre el tema del
desarrollo de Las Terrenas, pero el tema del futuro de Las Terrenas se repite,
repite, repite…. Algunas ponderaciones
aparecen a continuación.
Creo que
Las Terrenas tiene suficiente capacidad interna para empezar y mantener un diálogo
abierto, creativo y balanceado sobre el tema del futuro de Las Terrenas.
Creo que el
comienzo de ese diálogo no necesita de una iniciativa oficial, ni privada, ni
financiada. El que lo crea y vea la
necesidad, que lo inicie. “Sé el cambio
que deseas ver en el mundo.” Es un
pugilato el que muchos de los que se quejan de que no hay diálogo nunca lo
crean, ni lo impulsan, ni lo fomentan.
Temen no tener suficiente poder de convención. Por Dios, inténtelo!!!
Creo que
hay que ser sabio y reconocer que será muy posible que necesitemos a otros que
no están en nuestro medio, porque nadie lo sabe todo y porque es de sabios
buscar opiniones alternas y diversas.
Creo que si
queremos un cambio no podemos seguir haciendo lo mismo. El cambio deseado hay que planificarlo, no ocurre al azar. El cambio deseado empieza por dentro, con nosotros mismos.
Creo que el
Estado no es ni la fuente única, ni la mejor, para una visión del futuro, en
base a la forma en que ha actuado aquí y en otro sitio. De hecho, creo que al Estado se le debe
cerrar las puertas al proceso, porque generalmente lo hace de manera
autocrática, patriarcal, dictatorial y clientelista.
Creo que
debemos dejar de pensar en Punta Cana, Bayahibe, La Romana, Puerto Plata y
otros puntos como modelos. Las Terrenas
tiene características tan particulares que tratar de copiar lo que otros han
hecho nos podría hacer mucho daño.
Creo que la
aparente “disgregación” dentro de los grupos interesados en debatir el futuro
del municipio es un buen ejemplo de la ausencia de concertación dentro de la
población en general. Las causas
mencionadas por algunas son, a mi ver, ciertas, pero no son las únicas. El principal indicador de una comunidad
progresista y desarrollista es su capacidad de dialogar. Aquí parece que no nos hablamos sino que nos
criticamos. El segundo indicador de una
comunidad progresista y desarrollista es la presencia de mecanismos para
canalizar el diálogo hacia resultados, pero en nuestro medio los aparentes “resultados”
tienden a ser autocrátcos, impulsivos y clientelistas. Esto último no se limita a lo político, está
bien arraigado igualmente en el plano económico.
Creo que más
que todo y en base a los buenos modelos en latinoamerica, el indicador más
importante es juntar fuerzas hacia el bien común (alianzas, convenios, etc.). En nuestro pequeño, hermoso y pintoresco
pueblo de Las Terrenas carecemos de un modelo, de un resultado, que todos
podamos celebrar como ser el fruto de haber trabajado juntos para
lograrlo. No tenemos experiencia
trabajando y logrando juntos. Eso, unido
al arraigado desagradecimiento en todos los niveles, crea un vacío emocional
que impide la concertación.’ No sólo
ocurre entre los terreneros y dominicanos, la desintegración es un estado
diarréico entre los inversionistas extranjeros.
Creo en el
crecimiento económico (que no es igual a desarrollo), pero sólo si hay
inversión social, lo cual es pura y simplemente invisible en Las Terrenas.
Creo que el
miedo de los inversionistas a que le monten un chinchorro al lado es sólo en
parte una realidad. El mayor miedo de
todo inversionista es el costo de la corrupción y no sólo por parte del
gobierno. A veces la inversión privada
no denuncia la corrupción porque le beneficia.
Creo en 6,
10, 15 y 20 niveles en Las Terrenas, pero por encima de los 30 metros sobre el
nivel del mar. Creo que tales
expansiones no deben ser generalizadas, sino zonificadas. Hay zonas frágiles en nuestro entorno que no
deben ser tocadas.
Creo que
junto a construir y a planear nuevas construcciones debemos decidir las cosas
que debemos destruir, o sea, quitar, eliminar, sacar del medio, porque fueron
hechas muy pobremente y con graves consecuencias, como el relleno de humedales. Si tuviera 100 millones de dólares me
dedicaría a comprar propiedad construída sobre humedales, para destruir las
construcciones y restaurar los humedales.
Si no restauramos, protegemos o recuperamos humedales podremos sembrar
un millón de corales y manglares y no van a sobrevivir como debieran. Hay muchos ingenieros e inversionistas por ahí
que son depredadores (algunos auto-confesos) y mucho de los problemas que
tenemos en nuestras costas es el resultado de sus acciones. Ahora, póngalos a ellos a tomar decisiones
sobre el futuro de Las Terrenas y usted verá.
Creo que la
gente ignora las condiciones críticas en cuanto a medio ambiente e
infraestructura en Las Terrenas. Me espanta
que gente que supuestamente sabe mejor sólo piensa en construir, construir y
construir. En mi mente muchas de sus
ideas realmente significan “destruir, destruir, destruir” y son los que acusan
a las voces de análisis y ponderación de estar opuestas al desarrollo. Nada más lejos de la verdad, pero así es la
demagogia y la sicofancia.
Creo que
las construcciones insostenibles son auto-destructivas. Más de la mitad de los proyectos
recientemente construídos en Las Terrenas son insostenibles y, por lo tanto,
aumentan nuestra INMENSA capacidad de autodestrucción.
Creo que
todo proyecto que no invierta en mejorar el mar (una larga cadena de factores)
es un daño para Las Terrenas. Es mi
declaración más absoluta posible.
Creo que el chisme es el segundo mayor problema de Las Terrenas.
Y para no
hacerlo más largo, en los últimos años me he tomado la libertad de opinar sobre
desarrollo. Algunos de esos temas
aparecen a continuación para los que tengan tiempo de y les guste leer: