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sábado, 27 de diciembre de 2014

El destino es la gente



El Destino es la Gente
José R. Bourget Tactuk, Fundación Mahatma Gandhi

En ocasión del Segundo Encuentro para el Desarrollo Turístico de Samaná celebrado en las magníficas facilidades de Sublime Samaná, allende al mar, disfrutando de la gentil hospitalidad de los organizadores, ponderamos más ampliamente sobre el quehacer turístico en la provincia dentro de su contexto histórico y nacional.  El Cluster Turístico de Samaná, anfitrión del evento, supo atraer a un público variado y representativo, muy relevante a los objetivos de la reunión, cuyo propósito central pareció ser la firma de un acuerdo multilateral para potenciar el desarrollo turístico provincial.

Asistí recordándome la mantra clave en el desarrollo turístico:  el destino es la gente.  Se puede hablar sobre infraestructuras y mercadeo, sobre los roles de los sectores públicos y privados, de la importancia de apoyar a las pequeñas y medianas empresas turísticas y de los modelos y mejores prácticas a seguir.  Al final tendremos que terminar repitiendo la mantra porque podremos tener de todo pero si no tenemos la gente no tenemos destino. 

El evento motivó tres reflexiones.  Primero, Samaná no dispone de miles de habitaciones hoteleras en facilidades todo-incluído.  Metro por metro la provincia carece del kilometraje en playas que existe en la zona Punta Cana-Bávaro-Macao, con las características necesarias para construir hotel tras hotel tras hotel.  No hay dudas de que esa zona tiene sus bellezas y bondades, las que han sido explotadas sabiamente por los inversionistas que hacen vida en el lugar; pero no es menos cierto que la naturaleza es reina en Samaná y no podrá ser preservada adecuadamente con un hiper-desarrollo hotelero.  El desarrollo turístico de Samaná amerita ser más especial, íntimamente ligado a sus cualidades naturales, por lo que debe desplegar características propias y bien definidas, donde la naturaleza y su protección sean los protagonistas.

Segundo, las experiencias en Puerto Plata, el primer destino turístico creado en el país hace 40 años, merece profundas y críticas reflexiones por parte de todos a quienes les interesa el futuro de Samaná.  Puerto Plata fue un rotundo éxito que culminó en desastre.  Aunque hace amagues de lenta recuperación para nosotros sigue siendo fuente de lecciones relevantes y significativas.  Según uno de los expositores,  en Samaná hay visos de un desastre similar al de Puerto Plata, marcado inicialmente por la caída precipitosa en la llegada de los cruceros.  El desastre no ocurrió al azar en Puerto Plata y no ocurre al azar ahora en Samaná.  Los puntales del desastre son harto conocidos:  apatía e ineficacia estatal, ausencia de unidad en la visión empresarial turٌstica y notables deficiencias en la población.  Si logramos romper la ineficacia gubernamental y si el empresariado logra confabularse para provocar el éxito económico, deberíamos entonces enfocarnos en hacer que el turista venga y desee regresar.  Para lograr ese fenómeno debemos hacer que cada ciudadano se convierta en un embajador eficaz de la provincia.  En la cuarta o quinta provincia más pobre del país resulta difícil evitar que el ciudadano promedio no se vista en sus peores harapos y se desluzca utilizando mañas y rudas descortesías hacia el turista.  No se puede convertir a cada Samané en embajador plenipotenciario del destino a menos que reduzcamos la pobreza y mitiguemos sus consecuencias, por lo quetodo desarrollo turístico en Samaná debe producir mayores niveles de equidad socio-económica.
Tercero, el flamante recién electo presidente de ASONAHORES, Simón Suárez, destacó ampliamente la importancia de tomar en cuenta a las comunidades.  Muy cierto, porque en el caso de Samaná hacer turismo sin comunidad sería un desperdicio, ya que aquí se conjugan historia, cultura, cocina, naturaleza, playas y gente de manera muy particulares.  De hecho, ninguno de los factores intrínsecamente distintivos de la provincia han sido debidamente desarrollados por los que han hecho turismo hasta ahora.  Lo que en islas más pequeñas y en destinos más sofisticados se descubre, amplia y se vende, aquí son ignorados.  No es culpa particular del empresariado turístico, pero ha sido responsabilidad de todos, principalmente del que puede disponer de los mayores y mejores recursos para hacerlo posible:  el gobierno dominicano.  Si el gobierno no altera profundamente su manejo del destino aquí no habrá destino.
Para mi el desafío más grande de este segundo encuentro es hacer que el gobierno central despierte con ambos ojos abiertos al potencial de Samaná.  Es bueno que despierte para eliminar y para mitigar problemas crasamente enervantes, como son los inefectivos servicios sanitarios, el injusto peaje y el maldecido costo de la energía eléctrica.  Y es bueno que también despierte para que desplace su energía al factor más obviamente indispensable y más olvidado de todos:  el desarrollo del capital social y humano de la gente de Samaná. 
¿Algunas metas?  En los próximos cinco años 
a) eliminar el analfabetismo en toda la provincia; 
b) graduar al 50% de los estudiantes de secundaria como bachilleres bilingües (inglés y/o francés); 
c) evitar la construcción de un vertedero provincial, pero ejecutar un plan de manejo de desechos sólidos de punta a nivel de los municipios y distritos municipales que incluya la producción de energía, el compostaje y el reciclaje de cuatro puntos (plásticos, vidrios, metales y  papel); 
d) crear un centro de desarrollo técnico-profesional provincial que gradue al 25% de la población adulta de Samaná en carreras técnicas afines al turismo (unas 7,500 personas en cinco años entre las edades de 18-35 años); 
e) erradicar la explotación sexual de menores y adolescentes, estableciendo una procuraduría especial con todos los poderes y mecanismos necesarios, porque no puede haber desarrollo humano mientras se abusan de nuestros niños, niñas y adolescentes; 
f) duplicar la cantidad de efectivos de la Policía Nacional y CESTUR y triplicar la cantidad de equipos necesarios para un trabajo efectivo; 
g) condenar la tala indiscriminada de árboles y ejecutar un extenso programa de reforestación; 
h) hacer del agua potable un derecho humano, eliminando el desperdicio, corrigiendo los acueductos reciente e ineficazmente construídos, al tiempo que se promueva la creación de acueductos rurales sostenibles; 
i) establecer una oficina del rescate social, cultural, histórico y religioso de Samaná cuyas funciones principales incluya:  crear archivos de historial oral y escrita; identificar y reconocer a individuos de relevancia histórica; identificar y grabar historias, mitos, leyendas y música autóctonas; difundir y promover los componentes étnicos, sociales, históricos y culturales de los/las habitantes de la provincia dentro de un enfoque esencialmente multicultural; 
j) establcer la Oficina de Desarrollo Humano Juvenil de Samaná, cuyas funciones principales sean la de forjar en la juventud una conciencia social y ética, orientada al civismo y al trabajo productivo, promoviendo el desarrollo socio-económico juvenil, fomentando la identidad socio-cultural y que se potencien los talentos en las artes y manualidades, al igual que se faciliten los estudios técnicos y universitarios que conduzcan a empleos adecuadamente remunerados no sujetos al vaivén político; y, 
k) establecer las pautas necesarias para hacer de la educación pública en Samaná la mejor del país, por lo cual se requieren no sólo de edificaciones, maestros y aulas, sino también de capacitaciones y modalidades educativas alternativas haciendo, por ejemplo, que toda la educación sea bilingüe, progresista y no-tradicional, estableciendo los principios de Paulo Freire la bandera pedagógica.

Samaná apenas tiene 100,000 habitantes, todas las metas son posibles con una inversión limitada pero de calidad.  El gobierno central, el empresariado y las comunidades tienen tareas importantes e imprescindibles por delante.  Cinco años de oportunidades y si no, adiós Samaná.

martes, 15 de mayo de 2012

El Peor Ciego


“No hay peor ciego que el que no quiere ver.”
Especulaciones abundan. Tuve un sueño en el que un terrorista inusitado prende fuego a la Aldea de los Pescadores, afortunadamente a una hora en que sólo la planta física fue afectada. El terrorista fue pagado por “manos poderosas” con dos objetivos principales: primero, distraer a la comunidad nacional e internacional después de las embarazosas afirmaciones en un documento de la Cámara de Cuentas que fue “likiado” al público, para que de esa manera se dirigiera la atención hacia otras direcciones; y, segundo, ofrecer una oportunidad al gobierno central para enviar al Salvador Plenipotenciario de Las Terrenas, Sr. Francisco Javier, Ministro de Turismo, camiones en manos, llaves en mano y promesas en mano y de esa manera vendernos la idea dos semanas antes de las elecciones de que ellos sí pueden resolver.

Creo que la noche de mi sueño algo me cayó mal y por eso mi mente se predispuso a otra de muchas teorías conspirativas. En mi sueño algunos de los propietarios de lugares en la Aldea se frotaban jugosamente las manos pensando en todo lo bueno que resultaría del desastre, sobretodo mejoras necesarias y una resolución final al tema del status legal del sitio, algo que los agitadores usuales promueven a plenitud y a diferentes niveles. Pero todo eso fue parte de la pesadilla, o mejor dicho, del sueño, porque francamente soy incapaz de pensar de esa manera acerca de los propietarios y beneficiarios de la difunta Aldea de los Pescadores.

Lo que no es un sueño es que la Aldea de los Pescadores sí era el principal atractivo turístico en función de cocina y de entretenimiento. Eramos una comunidad que había puesto todos sus huevos en una sola canasta y ahora se nos rompieron todos. Por ello insisto que el desastre, similar a lo que hubiera ocurrido con un terremoto, un tsunami o un huracán (Dios nos libre!!!), nos presenta con nuevas oportunidades y con más grandes potenciales, siempre y cuando deseemos mirar las cosas, escuchar las cosas y hablar las cosas desde ópticas diferentes y, potencialmente, más efectivas y productivas.
(Izq., el concepto "Altos de Chavón, ejemplo de una aldea con una clara concepción de destino turístico, lo que la Aldea de los Pescadores de Las Terrenas debe ser, sin nada de sus problemas anteriores)

La realidad es que la Aldea tenía graves problemas estructurales, medioambientales, de seguridad, de tránsito, pero todos los actores envueltos vivían no queriendo ver, ni oir, ni hablar. Ahora que la Aldea se va a reconstruir alegadamente sobre las ruinas de la anterior equivaldría a dejar algunos de esos problemas prácticamente intactos. Entiendo que es un sacrilegio ante algunas de las partes interesadas el cuestionar lo viabilidad de reconstruir ahi mismo, al tiempo que otros miran a las palabras del Ministro Francisco Javier como la opción a seguir (aparentemente los aprestos de reconstrucción van en serio con fondos de CEIZTUR). Sin estudios medioambientales, sin permisos ni procesos, la Aldea va y va ya, según el ministro, quien exhortó a las entidades pertinentes a dejarse de vainas.

Me parece escuchar voces acusadoras en mi contra por la simple libertad de expresar opciones que posiblemente difieran de algunos, pero lo que me interesa es el mayor bien posible para la mayor cantidad de personas posible a largo plazo y me temo que la respuesta rápida e interesada del Sr. Ministro amerita el contrapeso de respuestas lentas pero buenas.

Por ejemplo, creo que en lugar de reconstruir lo mismo sobre las ruinas el lugar debe ser utilizado para una Aldea Samané, donde se construya algo mucho más pequeño pero que ayude a resaltar muchos de los elementos culturales que hemos perdido (danza, música, cocina, bebidas, artesanías, etc.). Sería el lugar ideal para que viajeros de cruceros, aligual que extranjeros y dominicanos por doquier. vengan a ver, sentir, oler, gustar, tomar y disfrutar los mejores aspectos del folclore samané, en potecitos pequeños pero más valiosos. Recuperando la mayoría de la playa, este concepto podría llamarse la “Aldea Coseco de la Cultura Terrenera” y podría ser el escenario de muchas cosas buenas, llenas de vibrantes coloridos.

La Aldea de los Pescadores—2, más grande, sin problemas medioambientales ni estructurales, con lo mejor de lo anterior y con otras y novedosas alteraciones, puede ser construída cerca de la playa, fuera de los 60 metros y con todas las de la ley, un poco más adelante, en la playa un poco al oeste del Hotel Las Cayenas, donde hay amplio espacio para estacionamiento y para tres veces el tamaño de la Aldea anterior. Un novedoso servicio de transporte ecológico podría transportar turistas dentro del “circuito turístico terrenero” desde Punta Popy hasta la nueva Aldea, lo que crearía nuevos destinos, diversificaría la oferta, incrementaría los valores culturales y crearía más fuentes de empleo, además de añadir valor a más propiedades. Todos saldríamos ganando.

Si perdemos la oportunidad de “corregir lo que está mal” y nos preocupamos por el populismo de “hacer lo que siempre hemos hecho” entonces le prestamos un servicio muy pobre al futuro turístico de la comunidad. Necesitamos una marca-municipio y las nuevas Aldeas pudieran ser el motivante para enfocarnos en ello. Sabemos que, lamentablemente, no podemos contar con el ejecutivo municipal quien perdió séis años de oportunidades para hacer el mayor bien que la comunidad pudo haber recibido: una concepción clara de lo que somos, de dónde estamos y de hacia dónde nos dirigimos. Por eso es que nos cuesta ver, oir y hablar nuevas y mejores cosas.

Carta Abierta Para los Concejales

  Carta abierta a los concejales de Las Terrenas CONCEJALES PARA UN FUTURO MÁS CERTERO Por José Bourget, comunitario Querid@s Concejales: Si...