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lunes, 14 de diciembre de 2009

Derechos Humanos

La promoción y protección de los derechos humanos ha sido una de las mayores preocupaciones para las Naciones Unidas desde 1945, fecha en la cual los países fundadores de la Organización, acordaron impedir que los horrores de la Segunda Guerra Mundial se reproduzcan. Tres años después, en la Declaración Universal de los Derechos, la Asamblea General exprimió que el respeto a los derechos humanos y a la dignidad de la persona humana "son los fundamentos para la libertad, justicia y paz en el mundo".
En 1950 la Asamblea General invitó a todos los Estados miembros y a las organizaciones interesadas a que observaran el 10 de diciembre de cada año como Día de los Derechos Humanos (resolución 423(V)). Con el Día se conmemora el aniversario de la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos por la Asamblea General en 1948. Con el transcurso del tiempo, se han desarrollado un conjunto de instrumentos y mecanismos desarrollados para asegurar la primacía de los derechos humanos y para hacer frente a las violaciones de los derechos humanos dondequiera que ocurran. (fuente de lo anterior: http://www.un.org/depts/dhl/spanish/humanrights/).
A mi entender los derechos humanos abarcan áreas importantes para la preservación de la dignidad humana: educación, salud, protección laboral, protección a la niñez, protección a la mujer y promoción de la igualdad de género. Detrás de esas áreas radican fundamentalmente la prevención del abuso, de la desigualdad, de la explotación y de la pérdida de la integridad física, emocional y espiritual de todas las personas, sin importar características de diferencia como lo son el género, la orientación religiosa, sexual o política, la clase social, el color de la piel, la etnia, el nivel educativo, los apariencias o destrezas físicas.
En la República Dominicana las áreas de mayor notoriedad que guardan relación con el status de los derechos humanos son: los femenicidios y constantes violaciones a la integridad física de mujeres, las violaciones a la integridad física de personas detenidas o perseguidas por organismos policiales o castrenses, las violaciones a ciertas garantías civiles a ciudadanos y ciudadanas haitianas, la explotación sexual y comercial de menores y adolescentes, la ausencia de servicios mínimos y de calidad en las áreas de salud y de educación, las condiciones de las personas minusválidas y de los envejecientes. Yo diría también que la desigualdad en el otorgamiento de privilegios entre las iglesias que operan en el pais tiene profundas consecuencias en los derechos humanos ya que el grupo religioso mayoritario (los católicos romanos) reciben formalmente muchos bienes y servicios del gobierno en comparación a lo que reciben congregaciones no católicas, tanto a nivel de constitución como de regulaciones y de beneficios. Y, quizás, la condición más preocupante es la creciente población de pobres y las condiciones macro-sociales que revelan que a pesar de los grandes endeudamientos externos y del crecimiento económico no hay avance sostenido en la creación de equidad social, sino que los pobres siguen pobres y hay más de ellos de manera sostenida.
Como miembro de la organización Amnesty Internacional trato de mantenerme al tanto de lo que ocurre tanto a nivel mundial como nacional. Las condiciones no son alentadoras y pareciera que los seres humanos tenemos una lucha constante en contra de nosotros mismos porque, tal como dijo Mahatma Gandhi, la deshonra contra uno es la deshonra contra todos.

Aquí en Las Terrenas hay, en mi opinión, seis áreas de importancia que ameritan la atención: a) la explotación sexual y comercial de niños, niñas y adolescentes; b) las actitudes y disposiciones en contra de ciudadanos y ciudadanas haitianas, sobretodo los que trabajan en la construcción, c) la creciente pobreza en sectores marginados de la comunidad, los que se hacen cada vez más invisibles por vivir en sectores apartados del pueblo, d) los recientes femenicidios y constantes abusos de mujeres por parte de sus esposos, amantes o compañeros, e) la pérdida de derechos civiles manifestada en la compra y venta de votos, reduciendo la capacidad de las personas de votar por conciencia, tal como se manifestó en las recientes elecciones primarias de los dos partidos mayoritarios, y, finalmente, f) las escandalosas limitaciones del sistema educativo público, las que contribuyen a la presencia de profundas deficiencias académicas y sociales, forzando a cientos de niños y niñas, jóvenes y señoritas, a permanecer en la pobreza por la obvia carencia de destrezas cognitivas, sociales, culturales y conductuales.

Mejorar la condición humana puede ser solamente el reflejo de un análisis profundo y objetivo, de un cometido personal e institucional, de una vocación de preservar la dignidad humana a toda costa, sostenida por convicciones profundamente espirituales. Cuando los más pobres y marginados mejoran en sus condiciones de vida toda la sociedad se beneficia. Mejorar las condiciones de los pobres y marginados constituye una loable meta para la comunidad y ojalá que el recordar la celebración del Día de los Derechos Humanos nos ayude a crear la mejor comunidad posible para Las Terrenas.

sábado, 24 de octubre de 2009

La Increíble Torpeza de Don Marcos

Todo el que se sienta a pensar por lo menos durante cinco minutos cada día sabrá que hay dos cosas que nunca se pueden hacer: lavar platos con una cortada en un dedo y estornudar cuando el bebé está durmiendo.

Don Marcos era un viejo torpe y tozudo que se sentaba al frente de su casa recostado sobre una mecedora semi-pintada a la que le hacía falta uno de los brazos. “La mece se parece a mi,” decía Don Marcos, “está chueca y jodida, como todos los que nos dirijimos a la tumba.”

Eso lo decía don Marcos cada día cuando los que pasaban frente a él lo saludaban. “Aquí como esta maldita mecedora, listo pa’ irme de aquí.” Eso se lo decía a los hombres porque a las mujeres, sin importar edad, tamaño, color de la piel, vestimenta, color de los ojos o de los zapatos, lo que le decía era “adiós buena polla, tú si tá’ elegante hoy, aquí toy yo, tu gallo.”

Don Marcos era un “fre’co”, de esos a los cuales nada ni nadie podía enmendar.

Un día se puso a lavar la tazita de café después del almuerzo y se dio cuenta de que tenía una cortada en un dedo. Parece que uno de los clavos que agarraba al brazo ya desaparecido de la mecedora lo había cortado. El no sintió nada, pero cuando comenzó a fregar sintió una quemazón y un picor enorme y entonces se miró el dedo.

-“Carajo,” dijo, “hasta los dedos se me están picoteando.”

En eso entró al aposento para buscar una curita en su mesita de noche y en la cuna estaba el primogénito de su nieta, casi recién nacido. Cusa era el apodo que tenía la nieta la que tuvo su primer bebé a los flamantes 15 años, fruto de una recogida inocente un martes de noche en la Esquina Verde. Un carajito de 16 años le ofreció una cerveza y los dos terminaron ya saben ustedes dónde. Nueve meces y dos días más tarde nació Ramoncito, de 5 libras exactas.

Ramoncito no estaba muy fuerte y era de muy mal dormir. Cusa estaba tratando de coger un sueñito cuando Don Marcos entró en la habitación. Cuando él se agachó a buscar la curita en la gaveta de la mesita de noche le salió tremendo estornudo.

-“Tiquituá!!!” Se estralló don Marcos con una fortaleza que no sabía tenía todavía.

Ramoncito dio un salto en la cunita y enseguida pegó un grito y comenzó a llorar.

“C-ñ-,” gritó Cusa desesperada, habiendo pasado una mala noche con Ramoncito y casi gritando de desespero entre estar dormida y estar despierta. Sólo las madres que pasan malas noches con sus hijos saben lo que sentía Cusa en ese momento.

Don Marcos se sintió mal pero se sintió peor cuando se dio cuenta de que la herida del dedo comenzó a sangrar cuando buscando la curita en la gaveta se abrió la herida y se hizo otra con una navaja de afeitar que se había olvidado estaba ahí.

-“Al deo malo to’ se le pega,” acertó a decir el viejo, mientras hacía el intento de salir de la habitación lo antes posible, antes de que a Cusa se le antojara decir que se encargara del bebé y tratara de dormirlo en la mecedora. “Ya yo no toy pa’ fuñir con muchachitos mocosos y sucios, ya yo crié lo’ mío”, concluyó antes de desaparecer por la puerta de entrada.

Lo que don Marcos no sabía era que una ciguita se había posado en el asiento de la mecedora y en los breves segundos en que estuvo ahí le dejó un “paquetito,” un pequeño mojoncito húmedo y resbaladizo. Cuando el viejo se sentó sintió algo húmedo en el trasero, pero no pudo imaginarse lo que pudo haber sido. “Yo no tengo diarrea” fue lo que pensó, así que se quedó sentado tranquilito mientras que el mojoncito se esparcía por todo el fundillo.

Me imagino que así nos pasa a todos los que nos estamos poniendo viejos, una cosa viene detrás de la otra y el día menos pensado nos damos cuenta de que la vida sigue su camino, que "el mundo sigue girando, girando” y que para sentir el aire en los pulmones, la saliva en la boca y el hedor en los sobacos no hace falta más que estar vivitos y coleando.

Carta Abierta Para los Concejales

  Carta abierta a los concejales de Las Terrenas CONCEJALES PARA UN FUTURO MÁS CERTERO Por José Bourget, comunitario Querid@s Concejales: Si...