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lunes, 29 de diciembre de 2014

La Tortura de la Espera



Cada mes, a principios de mes, miles de personas sufren la terrible tortura de la ansiedad.  Les dá dolor de estómago y hasta un poco de diarrea, la cabeza comienza a palpitar, a las manos les da raquiña y no pueden dormir bien.  Finalmente se apretujan en la esquina de sus corazones y se someten a la pesadumbre de lo inevitablemente maldito:  la factura de la luz.  Es un rito mensual, como la luna de las mujeres, a veces chiquita, a veces grande, siempre incómoda y un poco dolorosa y siempre dejando detrás un vacío interno incomparable.  Esa déspota factura nos avasalla con la incongruencia de su realidad, porque la pagamos cara, porque nunca estamos ciertos de que es lo que es y porque sobre nuestros hombros pesa esa temible convicción de que es injusta y abusiva.  Nada se le compara, ni el cobro del médico, ni el alto costo de la comida, ni la renta ni el pasaje.  La factura de la luz es un caso aparte y cada mes, lo querramos o no, la tortura nos llega simple, directa, puntual e inconmovible.

Dilma Rousseff
Cada cuatro años soñamos lo imposible y nos torturamos con el sueño que nunca se hará realidad.  Nos espetamos la pastilla que nos hace endurecer en la parte de nuestro cuerpo que más placer nos da:  el cerebro.  Allí, en pleno cerebelo, nos repetimos el mantra universal de todos los que soñamos:  “qué bueno sería si tuviéramos un alcalde que valga la pena.”  Pero los sueños sueños son y por eso cada cuatro años la tortura regresa para recordarnos que, como tortura al fin, dejará sus marcas y tales marcas duelen para siempre.  Aquí hemos sufrido profundas y dolorosas torturas y ahora, en esta navidad repleta de playas, calles y calzadas sucias, rellenos de turistas de todos lados, la tortura se repite antes de los cuatro años, gracias a una gestión municipal que se ha convertido en una verdadera pesadilla.  Lo peor de todo es que la tortura no esperó cuatro años, nos llegó antes.
Nelson Mandela

Cada día lo tortura nos acuerda de que la esperanza es ilimitada.  Dilma Roussef, presidenta de Brazil, estuvo presa por tres años bajo la dictadura militar 20 años del 1965 al 1985.  La torturaron, le golpeaban la quijada hasta que le saltaron varios dientes y le desencajaron la mandíbula, le dieron electrochoques y azotes.  Hasta el día de hoy le duelen las muelas.  Mandela sufrió terribles torturas físicas y mentales en las prisiones de sus captores Afrikaners, nadie sabrá a ciencia cierta las heridas profundas en su espíritu.  José Mujica, presidente de Uruguay, antiguo Tupamaro, sufrió torturas y vejaciones en la cárcel y recientemente, siendo presidente del Uruguay, tomó la iniciativa de pedir perdón públicamente por las torturas y abusos cometidos por el gobierno de Uruguay décadas atrás, durante los tiempos en que fue guerrillero.  Dilma, Mandela y Mujica fueron prisioneros y torturados y los tres ascendieron a la primera magistratura de sus naciones.  Convirtieron recuerdos ingratos en reformas sociales profundas no sólo para sus países sino también para el mundo.
José Mujica

En Las Terrenas no tenemos a una Dilma, ni a un Mandela ni a un Mujica.  Cuánta falta nos hace alguien que se acercara siquiera al dedo chiquito del pie izquierdo de alguno de ellos!!  Por ahora, sufrimos la tortura de un gran desencanto, de una ineptitud a prueba de toda mejora y nos seguimos torturando con el deseo profundo de que nuestra realidad fuese diferente.

Maña tortura, carajo!

domingo, 16 de enero de 2011

Ballenas y Participación Ciudadana


El año pasado varias personas de Las Terrenas acudimos a Santo Domingo para formalmente hacer entrega ante la Embajada de Japón de una petición para que termine la caza global de ballenas, situación que afecta a los cientos de ballenas que vienen a Samaná cada año.  Esta petición comunitaria fue resultado de un movimiento internacional porque la Comisión Ballenera Internacional (CBI) hizo una propuesta para levantar la veda contra la caza de ballenas a principios del 2010.  Esto hubiera implicado, muy seguramente, la extinción de estos mamíferos, los más grandes del reino animal.

Afortunadamente organizaciones como Avaaz.org y otras mobilizaron las inquietudes a nivel mundial y un millón doscientas mil firmas fueron colectadas a nivel mundial pidiendo a la CBI que mantenga la veda.  La lista de firmas fue entregada a la CBI en Australia hace meses y finalmente, la protesta dió resultados ya que durante las reuniones de la CBI en Marruecos se votó mantener la veda.  Una victoria formidable, sin embargo importante lagunas legales permiten a paises como Japón a continuar la caza limitada, por lo que decenas de ballenas samanenses (nacen en nuestra bahía) y otras alededor del mundo seran exterminadas en un momento u otro.

La lucha continua dentro de cada uno de los paises que realizan aún esta caza criminal, la que pone en peligro el precioso y necesario balance natural a nivel mundial.  Los que participamos en el viaje a la capital y aquellos que expresaron apoyo a la veda de una forma u otra debemos sentirnos animados por haber sido parte de esta lucha de protección al reino animal.  Al igual que la protección a las ballenas hay muchas otras luchas para personas con conciencias ambientalistas y para los que piensan que la depredación de las riquezas naturales, o sea, su uso de manera insostenible, es un peligro para toda la humanidad.  Unase a http://www.avaaz.org yendo a su sitio Web o subscríbase al Foro Nacional de Areas Protegidas yendo a http://www.foroap.net.do.
Gandhi, invitado por el Virrey Inglés.

La participación ciudadana es importante en la búsqueda de un mundo más sostenible y balanceado.  Aunque la sociedad dominicana carece aún de los cambios sistémicos necesarios para la protección del medio ambiente y de los derechos ciudadanos no podemos cruzar los brazos.  Históricamente el mundo ha visto como los ciudadanos de la India bajo la dirección de Mahatma Gandhi pusieron de rodillas al imperio más grande del mundo en ese tiempo, logrando que India alcanzara su independencia.  Los ciudadanos de todo el mundo hicieron posible que el apartheid acabara en Sudáfrica y Nelson Mandela se convirtiera en su presidente.  Cientos de miles de ciudadanos protestaron contra las políticas económicas explotadoras logrando cambios significativos en las políticas del Banco Mundial y otros organismos de financiamiento.  Fue ese mismo tipo de participación ciudadana que en el campo local logró que no se construyera una cementera dentro del área de impacto de Los Haitises y que ahora impulsa la lucha para una educación pública digna a través del 4% del PIB y la no autorización de la Barrick Gold en Cotuí.  
Mandela pasó la mayor parte de su vida en la cárcel.

Si la participación ciudadana ha de tener éxito dependerá enormemente del desarrollo de la conciencia cívica y de la disposición de producir una distribución económica más equitativa, al tiempo que se preservan los recursos naturales que permiten una más elevada calidad de vida.  En el caso de Las Terrenas, los terrenenses, nativos o no, deben comenzar a mirar más profundamente las consecuencias de la explotación económica desmedida sin ningún aporte social significativo.  Ciertamente ha habido explotación, pero no la distribución equitativa correspondiente para que la riqueza adquirida esté mejor distribuída.  De hecho, la marginalización social es mayor que en años anteriores; o sea, el crecimiento económico observado por todos no ha resultado en un verdadero desarrollo social y económico para la mayor cantidad de personas posibles.  Todo ese crecimiento no ha producido mejor educación, mejor salud, mejores servicios comunitarios o mayores acceso al progreso económico de las mayorías.  Por lo tanto ha sido un crecimiento unilateral, homogéneo e indecente.  
Los ciudadanos de todas las edades "salvaron" a Los Haitises.

Lo observado en Las Terrenas es uno de los ejemplos del capitalismo explotador condenado, entre otros, por el fenecido Papa Juan Pablo II.  Ya que el sistema político actual ha abandonado a las grandes mayorías debe ser la conciencia y la participación ciudadanas las que ayuden a transformar las cosas.  Lo que sucedió con las ballenas es un ejemplo, lo que sucedió con la cementera fue otro, lo que está sucediendo con el 4% para la educación digna es otro.  Cabe preguntarnos, ¿y en Las Terrenas, en qué consistirá esa lucha?

La lucha social es un trabajo de conciencia.
Empecemos creando conciencia, luego empeñémosnos en la acción.  Prontamente saldrá a la luz una organización comunitaria empeñada en mejorar la calidad de vida en Las Terrenas desde el punto de vista de la acción comunitaria pro-desarrollo.  Hasta ahora nos llamamos Grupo Acción Pro-Desarrollo, una coalición mixta y diversa de comunitarios que incluye a obreros, profesionales, ingenieros, abogados, educadores, arquitectos, políticos y personas interesadas en un mejor futuro para Las Terrenas.  

La transformación es posible y si los lectores desean ser parte de ese nuevo intento de transformación comunitaria les invito a escribirme para ponerles al tanto de esta coalición.  Las Terrenas se merece un mejor presente y un mejor futuro.  ¿Quieres ser parte de la transformación?

lunes, 14 de junio de 2010

Sacrificios

No hay cambios sin sacrificios.
El líder guía con el ejemplo.

Una madre se acercó a Mahatma Gandhi deseosa de que le ayudara a solucionar un problema que tenía con su hijo. Se acercó a Gandhiji pidiéndole que hiciera algo para que su niño dejara de comer tantos dulces. Gandhi la miró pacientemente y le dijo que regresara en dos semanas. La madre se retiró, curiosa y preocupada, no pudiendo entender el por qué de la espera. A las dos semanas la madre regresó y esta vez Gandhi miró directamente al niño y de una manera firma e imperativa le dijo que dejara de comer dulces. El niño se impresionó profundamente y dejó de comer dulces por todo el resto de su vida. Después del incidente la madre se acercó a solas a Gandhi y le preguntó el por qué de la espera de dos semanas. Este le sonrió y le confesó que cuando llegaron no podía decir nada porque en ese justo momento él mismo se estaba comiendo unos dulces.

Gandhi fue una de las grandes personalidades del Siglo XX, alguien que vivió lo que predicaba y que fue responsable de la independencia del segundo pais más populoso del mundo, la India, luchando sin violencia contra el imperio más poderoso en esos tiempos, el imperio británico. Tenemos que recordar que Gandhi tuvo una profunda influencia sobre Martin Luther King, Jr., el líder afro-americano de los derechos civiles en los Estados Unidos. Lo mismo ocurrió con Nelson Mandela, primer presidente negro del Sudáfrica, quien dijo que Gandhi era un hijo de Sudáfrica y a quien le debía profundamente sus concepciones de la no violencia. Tanto King como Mandela lograron profundas transformaciones en sus países respectivos.

Mahatma quiere decir “alma grande”, el apodo que le dió el escritor indio Rabindranath Tagore, premio Nobel de literatura, probablemente en referencia a su labor incansable a favor de los oprimidos, de los desahuciados, de los intocables y, sobretodo, a favor de todo el que necesitaba ayuda. Fue el forjador de la nación India al mismo tiempo que apoyó la creación de la nación musulmana de Pakistán, algo que finalmente le llevaría a la muerte. Su vida y su accionar nos puede enseñar varias cosas, justamente en este momento en que Las Terrenas se encuentra envuelta en una serie de condiciones que ameritan nuestra atención: huelgas, invasiones, falta de servicios adecuados, intransparencia, elevado costo de la luz, inseguridad e incertidumbre causada por la ausencia de una visión del futuro para la comunidad.

De todas las cosas que logró en la India, en Sudáfrica y en el resto del mundo, lo que más impresiona de Gandhi fue su concepción del liderazgo ejemplar. El líder debe ser ejemplo, puro y simple. Cuando miramos a nuestros líderes, ¿cuál es el ejemplo que nos dan? Cuando los jóvenes y nuestros nuevos profesionales aspiran a algo elevado, ¿en quién se fijan? Cuando hablamos de las decisiones y acciones que hay que tomar, de los correctivos que hay que implementar, de los cambios que hay que promover, ¿hacia dónde miramos para obtener visión, claridad, percepción, convicción y, sobretodo, ejemplo?

Hay un antiguo dicho que reza “los pueblos se merecen los líderes que tienen”. Si fuera cierto, ¿qué quiere decir para nosotros los terreneros? Me parece que si deseamos una mejor comunidad ésta llegará impulsada en gran parte por las cualidades morales, gerenciales y personales de sus líderes, pero ¿qué sucede si encontramos que los líderes que tenemos carecen de tales cosas? Soy de los que creen que nos merecemos mejores líderes, líderes que nos enseñen eficiencia, honestidad, transparencia y solidaridad; y, sobretodo, líderes que nos guíen con el ejemplo.

Gandhi comprendió que producir cambios fundamentales requiere profundos sacrificios y grandes transformaciones. A veces el sacrificio es supremo, a veces las transformaciones son muy costosas. La tarde del 30 de enero del 1948, diez minutos después de las 5, Gandhi caminaba hacia una plataforma para dirigir un servicio de oración ecuménica en el jardín. Nathuram Godse salió del grupo que se le acercaba, dobló sus manos en la manera tradicional de reverencia llamada “namaskar” y le disparó tres balazos a quemarropa. Algunos dicen que al caer al piso las últimas palabras de Gandhi fueron “He Ram”, “Oh Dios!”

No todos somos llamados a sacrificarnos de tal manera como para tener que morir por la patria. Eso le tocó a los patriotas del 14 de junio del 1959, los que lucharon contra la dictadura atroz del trujillato. Un gran sacrificio para nosotros es luchar contra la dictadura de la apatía en la que vivimos sumidos. Por causa de la apatía no vemos la destructiva plaga de la impunidad, ese cáncer maléfico que carcome la fibra moral del pueblo y que nos roba de un mejor futuro. La impunidad es la incapacidad de castigar lo malo, la indiferencia ante las pérdidas y daños causados por la ineficiencia y la corrupción. Para acabar con la impunidad es necesario ser valiente, como lo fueron los héroes y heroínas del 14 de junio del 1959. Ellos sufrieron el sacrificio supremo.

Es tiempo de lograr ciertas transformaciones y algunos sacrificios serán necesarios.

jueves, 31 de mayo de 2007

Saartjie Baartman

Saartjie Baartman era una mujer de la tribu de Griqua, parte del grupo étnico Khoisa en Sudáfrica que vivió alrededor del 1790. Ella era una trabajadora doméstica en casa de unos agricultores cuando un visitante, el Doctor William Dunlop, llegó de visita y la conoció. No había nada particular o especial en Saartjie, excepto que sus nalgas eran grandísimas y su labia era sumamente larga, una característica genital de algunas mujeres Khoisa de la época.

El Dr. Dunlop la invitó a ir a Londres con él y le prometió que se haría muy rica como sujeta de investigaciones antropológicas y médicas, así que a la edad de 21 años llegó a Londres. Parte de lo que hacía era participar en exhibiciones públicas donde aparecía desnuda. Pronto fue identificada por el nombre del “Delantal Hottentot”, en referencia a sus genitales gigantescos (los holandeses habían llamado “Hottentot” a los habitantes del sur de Africa por el sonido que hacían los Khoisa al hablar, como chasquidos.

La realidad fue que en Londres se la exhibía sobre una plataforma y se la hacía caminar desnuda mientras que el público la miraba con gran sorpresa, admirados de su nalgotas, haciéndola caminar, saltar, agacharse y enseñar sus partes íntimas como si fuera una salvaje. Tanto los hombres como las mujeres vivían admirados y se la identificaba como una aborigen primitiva y salvaje del corazón africano.

Se la hizo participar en exhibiciones privadas de la aristocracia donde hacían con ella lo que querían y, después de cuatro años de abusos e indignaciones en Londres, un francés la compró y la hizo parte de un circo ambulante, donde se la exhibía dentro de una jaula como un animal salvaje. Desde un principio se suponía que ganara la mitad de lo que pagaran la gente, pero nunca fue así y terminó alcoholizada muriendo de una pulmonía en Paris. Después de morir le cortaron los genitales y le sacaron al cerebro para exhibirlos en “El Museo del Hombre” de París como una novedad, no sin antes preparar un molde de todo su cuerpo en cera Para ser exhibido en el museo.

La novedad de Saartjie causó sensación en Europa, tanto por los aspectos sociales como también para demostrar, según ellos, la superioridad de la raza europea. A los africanos se le comenzó a ver como animales, con características físicas del reino animal, mientras que los blancos europeos se les vería como representantes de Dios, de su bondad y de su belleza. Las nalgas grandes y abultadas (una condición llamada “steatopigya” ocurre entre algunas tribus africanas pero fue muy interesante cuando los europeos trataron de imitar la condición añadiendo un trasero artificial a los vestidos de sus mujeres y considerarlo como “atractivo.”

No fue hasta el 1994 cuando Nelson Mandela solicitó formalmente a Francia el retorno de los remanentes de uno de sus hijas y finalmente fue aprobado pero de una manera tan peculiar para garantizar que el proceso no se fuera a repetir (a riezgo de que se vaciaran las arcas de muchos museos franceses llenas de exhibiciones similares). Cuando su cuerpo llegó a Sudáfrica seis niños Khoisa cargaron su féretro cubierto con la bandera Sudafricana, el pais recientemente liberado de la esclavitud terrible del Apartheid.

¿Cómo es posible que los seres humanos cometamos tales injusticias contra otros seres humanos? Al fin de cuenta terminamos pareciéndonos los unos a los otros.

Carta Abierta Para los Concejales

  Carta abierta a los concejales de Las Terrenas CONCEJALES PARA UN FUTURO MÁS CERTERO Por José Bourget, comunitario Querid@s Concejales: Si...