La política es el proceso de acceder al poder y a los
recursos públicos. No hay otra manera de
manejar bienes públicos, de disponer de los bienes y de los procesos que
permiten controlar las masas y de adquirir control sobre la administración
pública y sus servicios excepto a través de la política. Como tal, la política es entonces el
instrumento de la democracia.
Los políticos son las personas que hacen de la política su
vocación. Aspiran a ocupar los cargos
administrativos y los electivos porque se consideran poseedores de las capacidades,
conocimientos e ideas que harían del servicio público y de la administración
pública su ocupación. Como todos sabemos,
hay políticos buenos y malos, sabios e ignorantes, corruptos y transparentes,
mientras que también hay aquellos que son simples mercaderes de las ventajas y
desaciertos de un sistema político en bancarrota, como el de nuestro país.
El medio ambiente es lo que hace la vida posible. Sin un medio ambiente sano y sostenible la
calidad de vida de todos se afecta; sin los mecanismos, conocimientos y
técnicas necesarios para un manejo adecuado de los recursos naturales la
comunidad sufrirá los riesgos y las consecuencias del mal manejo. El medio ambiente no es sólo árboles y agua,
es también aire, ruido, manglares, playas, corales, humedales, ríos , cañadas,
cuevas, foresta, como también es manejo de los desechos sólidos, es salubridad
en aceras, contenes y calles, es polvo y caliche y es desague sanitario.
En Las Terrenas no tenemos política medioambiental. Eso quiere decir que los políticos que
tenemos, los que actualmente están en el poder y la administración, y hasta los
que aspiran llegar ahí, no han demostrado ni conocimientos, ni prácticas, ni
ideas, ni intenciones de hacer del medio ambiente parte de su política
municipal. Eso es muy lamentable como
también es trágico para el futuro sostenible del municipio.
Esfuerzos recientes no fueron parte de una construcción
políticamente inteligente de la situación.
Fue parte de la politiquería barata ya que los buenos conocimientos e
ideales que lograron incorporarse en tales esquemas no fueron hechos partes ni de
la práctica ni del ejercicio gerencial del municipio. Fueron palabras sin fondo y sin fondos. La actual administración edilicia representa
la cúspide del mal manejo medioambiental porque además de la ignorancia se le
añaden la impertinencia y la intransparencia.
Los políticos no nacen sabiendo sobre el manejo sostenible de los
recursos naturales, por lo que el peor de los políticos es el que no se deja
ayudar, que no busca lo necesario para nutrirse e informarse y que le pone
obstáculos perversos e innecesarios a cualquier iniciativa a favor de lo obviamente
indispensable: proteger nuestros
recursos naturales y manejarlos de manera sostenible.
No todo es desesperanza, creo que el presente período
eleccionario nos ofrece una nueva oportunidad de crear conciencia, motivar y hasta educar a los aspirantes
políticos sobre la necesidad crucial de que el medio ambiente se constituya
parte central de su plan de gobierno, pero no en términos retóricos sino
reales.
¿Por dónde empezar?
En primer lugar, la mejor manera de indicar sin lugar a dudas que el
medio ambiente es importante es hacerlo parte clave del presupuesto municipal,
pero éste no posee muchos recursos de ley que puedan utilizarse para tales
fines, lo que crea la necesidad de que la gerencia electa sepa cómo obtener
recursos externos, financieros y técnicos, los que a veces podrían superar
cualquier cantidad dentro del presupuesto local.
En segundo lugar, el próximo gobierno municipal debe
aspirar a un cambio de cultura, o sea, abandonar la desidia sobre el medio
ambiente y constituirlo en bastión de su gerencia. Si en el período 2016-2020 se hace del medio
ambiente un tema angular—urgente y vital--es posible que en los años
subsiguientes poseamos los niveles de conciencia, accionar y prácticas que nos
ayuden a revertir los daños actuales y a prevenir los futuros.
En tercer lugar, el próximo gobierno municipal debe
apropiarse del concepto de que un medio ambiente sostenible vende en el mercado
turístico. Si Las Terrenas fuera más
limpia y sostenible, con una oferta turística medioambiental diversa y
adecuada, podría venderse como tal y, muy posiblemente, duplicaría los niveles
de ocupancia y de impacto económicos.
Hacer de Las Terrenas un “municipio verde” es un gran desafío, pero es
también la más grande de sus oportunidades.
En cuarto lugar, hay factores externos que imponen dudas
sobre el futuro sostenible del municipio entre los cuales están el
calentamiento global, la erosión de sus playas, la desaparición de los
humedales, la pérdida de calidad de las aguas subterráneas, en ríos y cañadas y
los problemas relacionados al manejo de los desechos sólidos y el desague
sanitario. Ninguno de esos factores han
sido atendidos efectivamente por las administraciones edilicias—los políticos—y
cada uno de ellas amerita atención urgente y diestra.
Finalmente, ¿nos merecemos los polítiquitos que
tenemos? Hasta cierto punto sí, porque
una comunidad ignorante de los factores medioambientales que la afectan no
exigirá de sus políticos que cambien el status quo. Es la comunidad la que provoca la
politiquería barata, clientelista y manipulativa y es esa misma comunidad la
que puede ayudar a poner columna vertebral a los politiquitos que no son más
que veletas vestidas de gallitos pintos.
La mayor desesperanza para los que nos consideramos defensores del medio
ambiente es el tremendo nivel de ignorancia y desidia en la población, lo que
realmente constituye la principal causa de los problemas medioambientales que
tenemos. Y eso no se refiere solamente a
los menos educados, se refiere también a grandes empresarios e inversionistas
que han hecho fiestas con nuestros bosques, ríos, humedales y playas. Lo hacen porque la clase política no es amiga
del medio ambiente y por la ignorancia y desidia en la población. Si fuera diferente no tendríamos las pésimas
condiciones medioambientales que nos arropan.
La política sigue siendo el mejor canal de acción, pero es
también el mayor peligro si los políticos que aspiran a gobernarnos durante los
próximos cuatro años no hacen del tema medioambiental una urgencia para su
formación personal, para la elaboración de medidas y prácticas efectivas y para
la creación de una conciencia colectiva que haga de este terruño un paraíso
medioambiental para beneficios de todos y todas.