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martes, 23 de noviembre de 2010

Un Presidente Llora; El Otro Nos Hace Llorar

Un Presidente Llora
Hay un momento mágica para casi cada persona en posición de liderazgo.  Yo me imagino que el ex-presidente brasileiro Lula da Silva tuvo muchos momentos mágicos, pero para mi uno de ellos fue, sin duda alguna, lo que relató en la TV seguido de muchas lágrimas acerca de una visita de un grupo de personas de la calle.  Dijo Lula: “Hubo un día en que recibí a los que viven en la calle. Les pregunté qué reivindicaban y me respondieron: ‘No queremos pedir nada. Sólo queremos decirle que nuestra mayor conquista es el hecho de estar ahora dentro del Palacio (presidencial) del Planalto’. Ellos jamás pensaron que iban a entrar”.
Al concluir 8 años en la presidencia, cerca de cincuenta millones de personas en Brazil, de un total de 180 millones, mejoraron sustancialmente su calidad de vida. Sacó de la pobreza a unos veinte millones de personas, al tiempo que otros 31 millones ascendían en la escala social. Convirtió a Brasil en una potencia emergente clave y una profundamente ambiciada por todos los regímenes explotadores del mundo.
El periódico francés Le Monde lo escogió recientemente como Hombre del Año y, entre otras cosas mencionó que "supo seguir siendo un demócrata, luchando contra la pobreza sin ignorar los motores de un crecimiento más respetuoso de los equilibrios naturales, líder en el seno del G20, aspirante a un escaño permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y primer socio comercial de China." 
Felicidades Lula, hiciste muy bien!

Un Presidente Hace Llorar
En nuestro paisote, después de 6 años de gobierno del actual Presidente y 10,000 millones de dólares más en deuda, más que todos los años de la vida republicana juntos, tenemos más pobres, menor calidad de vida y más problemas sociales.  Aunque es el pais de América Latina y del Caribe cuya economía más ha crecido en los últimos 50 años, hasta el 2002, sin embargo, es el segundo país que peor ha aprovechado esta oportunidad para mejorar su Índice de Desarrollo Humano (IDH), como lo reflejan las siguientes cifras en educación: 
1. Proporcionalmente último lugar en el mundo en inversión, por PIB;
2. Penúltimo en 137 países en lecto-escritura;
3. Dentro de los últimos cinco en inversión en educación primaria;
4. Dentro de los últimos tres en ciencias;
5. Dentro de los últimos cinco en calidad de educación;
6. Dentro de los últimos cinco en promedio general educativo;
7. Dentro de los últimos cinco en tecnología aplicada;
8. Dentro de los últimos cinco en tasa de analfabet@s (uno de cada cinco);
9. Dentro de los primeros cinco en tasa de deserción escolar en el nivel superior (50%)
10. Dentro de los últimos tres por inversión general en educación en base al PIB.
Para un Presidente que HABLA tanto de educación no se explica que en los últimos 20 años el pais haya ascendido 11 peldaños en sueldos, pero haya caído 13 peldaños en educación comparados a otros 169 países y se encuentre en la cola.  Además, somos un pais con un 50% de pobreza, o sea, una de cada dos personas.  Una de cada 20 personas vive en extrema pobreza, o sea, con ingresos de menos de 50 pesos al día; y una de cada 10 personas vive en pobreza “multidimensional,” según 10 indicadores de calidad de vida.  Mientras tanto el 10% de la población controla el 50% de los bienes y los indices de calidad de vida comparados a 169 otros países han caído brutalmente.

Los que vivimos en Las Terrenas sufrimos estas calamidades sociales en carne viva, porque vivimos en un pais donde el actual Presidente no llora, sino que nos hace llorar.

viernes, 20 de agosto de 2010

Fundamentales

Hay dos derechos humanos fundamentales y cruciales. Uno es la salud, el otro la educación. No hay desarrollo, no hay mejoramiento en la pobreza, no hay futuro sin salud y sin educación. Si nuestro pais no ha alcanzado un desarrollo humano sostenible ha sido causado, en mi opinion, por las trágicas condiciones del sistema de salud y del sistema educativo.

Los Objetivos del Milenio de las Naciones Unidas establecen que para el 2015 se obtendrían mejoras en areas claves de la existencia humana. Tres de esos objetivos guardan relación a la salud (salud infantil, salud maternal y combatir el VIH/SIDA) y uno en cuanto a la educación, pero el principal de los objetivos es erradicar la pobreza y el hambre lo cual, inevitablemente, no será logrado en nuestro pais para el 2015.

La salud es importante porque aunque una persona tenga recursos vastos o mínimos, gastos para curarse o para mantenerse sano pueden ser enormes.

Muchas personas en nuestro medio no saben nutrirse bien, tienen hábitos de salud malsanos y cuando acuden a un centro de salud desean hacerlo por emergencia, en lugar de buscar una consulta regular, la que les permitiría acceso al sistema de salud de manera más adecuada. En el caso nuestro en Las Terrenas, un municipio sucio, lleno de basura, con muchas fuentes de contaminación y aguas acumuladas, las causas principales de enfermedades son respiratorias e intestinales, ambas relacionadas a condiciones medioambientales en el aire, el agua y la tierra.

Mucha gente sufre dolencias de salud fácilmente curables pero también fácilmente prevenibles. Para ello se necesita acción individual y familiar, pero también una política de salud pública municipal adecuada y efectiva.

La educación es importante porque es lo que permite a las personas progresar y avanzar en sus niveles económicos, culturales y sociales. A veces aunque se tenga la mejor salud del mundo o las mejores oportunidades de trabajo posibles, no se puede obtener el trabajo o la remuneración deseada por las limitaciones educativas y por las deficiencias en la cultural general de los individuos.

Nuestra educación pública y privada se basa principalmente en el sistema de “bancada” en la que los profesores y las instituciones son poseedoras del conocimiento, el que imparten en el aula mediante el método de “impartir” la enseñanza, o sea, la transmisión del conocimiento. Es un buen método para acumular datos, fechas y números, siempre y cuando los educandos sean capaces de asimilar esos conocimientos teóricos.

Pero la educación de bancada es enemiga del progreso y de la cultural general. Una mejor educación es la basada en la transformación del individuo, la que se puede lograr mediante métodos, sistemas y contextos integrales, no solamente para impartir o transmitir, sino principalmente para fomentar, incrementar, potenciar y expandir la búsqueda constante no sólo del conocimiento sino de una mejor vida y de una mejor comprensión de la condición humana y de cómo mejorarla. Muchas quejas relativas al sistema educativo de bancada radican en que muchas veces el educando apenas conoce cómo sumar y malamente escribir y leer, mientras desconoce qué hacer en la solución de problemas.

Para obtener mejoras en la salud y en la educación dentro de nuestro municipio, dos elementos claves para un futuro mejor para todos, necesitamos que los individuos, las familias y los líderes en salud y educación clarifiquen premisas y objetivos, para que se tomen pasos adecuados en la búsqueda de soluciones y formulaciones efectivas y permanents.

Un municipio sano y altos niveles de educación transformadora son altamente deseables e indispensables para el progreso y el desarrollo.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Educar Para la Paz

“No hay caminos para la paz; la paz es el camino” (Mahatma Gandhi).

La educación no es un proceso neutral, aspira a inculcar valores, conocimientos y aptitudes previamente seleccionadas por los peritos y autoridades, las que no se originan en la nada, sino que resultan de las elecciones que ellos/as han hecho de manera premeditada. La educación no está limitada a los peritos porque se enseña por medio de lo visible (el currículo, los edificios, las normas, los maestros, etc.), pero también por medio del currículo informal (la atmósfera, las actitudes, valores y costumbres). Por eso decíamos en los dos artículos pasados que cuando la educación no cumple con su promesa de mejorar las capacidades internas y los potenciales externos del educando entonces el proceso educativo simplemente enseña para la pobreza; o sea, el aula se convierte en el lugar donde el individuo aprende a cómo desesperanzarse. Cuando eso es así no se enseñan valores, sino anti-valores.
Decimos igualmente que la sociedad no es neutral. A manera de ejemplo, en el reporte del Foro Económico Mundial para el 2008-09 basado en estudios hechos en 134 países, la República Dominicana ocupa el último lugar (134) en cuanto a la calidad de la educación básica. La educación superior dominicana ocupa el puesto 131 y la enseñanza de las ciencias y las matemáticas también ocupa el puesto 131. Para poner las cosas en otros contextos, el país ocupa el puesto 132 en clientelismo, el 131 en derroche gubernamental y el 129 en fiabilidad del servicio policial. El clientelismo y la corrupción alimentan condiciones sociales indignas, las que son alimentadas en la sociedad en general pero también en nuestras aulas y escuelas.
Tomando todos los factores en conjunto, ese reporte coloca a la República Dominicana en la posición 98 entre los 134 países evaluados. Es de notar que en el reporte del 2007-2008 ocupábamos la posición 96 y en el del 2006-2007 estábamos en la posición 83. O sea, en los últimos 3 años hemos descendido de la posición 83 a la posición 101. De hecho, cuando el Dr. Leonel Fernández tomó posesión en el 2004 el país estaba en la posición 72 y el año antes, en el 2003, estaba en la posición 62, mientras que en el 2002 estaba en la posición 52!!! En 6 años hemos descendido 50 escaños; o sea, 50 países se nos han adelantado, lo que ayuda a poner en duda lo del “e’pa’lante que vamos.” El reporte completo aparece (en inglés) en http://www.weforum.org/en/initiatives/gcp/Global%20Competitiveness%20Report/index.htm.
La educación no ocurre en el vacío, se desenvuelve en medio del contexto social existente.
Si hay trabajo y desarrollo la educación refleja esas condiciones; si hay desempleo y explotación la educación refleja esas condiciones; si hay clientelismo y corrupción, la educación refleja esas mismas condiciones. En otras palabras, lo que vemos en la educación es un reflejo de lo que existe en la sociedad en general.
Para mi el dominicano está en guerra constante, contra muchos frentes. Come demasiado azúcar, grasas saturadas y no se ejercita suficientemente, por lo que está en guerra contra su salud. No aprende ni a leer, ni a escribir ni a sumar por lo que está en guerra contra su propio desarrollo personal, educativo, vocacional y empresarial. Contamina, ensucia, no conserva y depreda, por lo que está en guerra contra el mismo medio ambiente que sostiene la vida. Descuida a sus hijos gastando más dinero en bebidas y en juegos de azar que en su propia calidad de vida, por lo que no hay que extrañarse que los niveles de violencia contra niños y contra esposas y compañeras estén a niveles desorbitantes.
La escuela refleja esa guerra y, a veces, da origen a muchos de los valores y prácticas que hacen que la guerra exista y se sostenga. En nuestras aulas hace falta educar para la paz.
La paz no es la ausencia de guerra sino la presencia de valores y prácticas que alientan la vida.
O sea, la paz es el vivir en armonía con uno mismo, con los demás y con la naturaleza. La paz no es la ausencia de conflictos sino la presencia de procesos constructivos para buscar comprensión y soluciones a los problemas que nos rodean.
Cuando en una sociedad las personas no pueden satisfacer sus necesidades materiales y espirituales más perentorias se crean condiciones que promueven la violencia (la desigualdad social es una de las formas más violentas de hacer guerra). Y ¿dónde se aprende sobre lo que es la paz, lo que es la guerra, lo que son los procesos de paz y lo que es la igualdad social? La respuesta es tajante: se comienza en la casa y se confirma en la escuela, actuando conjuntamente hacia el mismo fin. Si uno falla pues falla el otro y viceversa.
Sin embargo, comparando los procesos sociales de hogar y escuela, la escuela ofrece mayor potencial porque tiene mayores recursos a su alcance que lo que tienen los hogares entre las masas desposeídas, los principales usuarios del sistema de educación básica pública. En la escuela hay una mayor preparación académica que en la mayoría de los hogares pobres, hay mayor conciencia de procesos sociales y hay una audiencia cautiva que 4 horas diarias (en los mejores de los casos) se sienta en aulas donde se “imparte docencia.” La conversión, la transformación, es más posible en las aulas y en el ambiente escolar, la que luego puede ser llevada luego a los hogares.

martes, 24 de febrero de 2009

Educando Para la Esperanza

El potencial más grande que tiene la educación básica dominicana es que su audiencia principal son las mayorías desposeídas, por lo que la posibilidad de hacer el bien es directamente proporcional a las necesidades vigentes en esas mayorías.
La verdadera educación básica es la que educa para la ciudadanía, pero la gran mayoría de los alumnos de educación básica ni saben de los componentes más básicos en la vida cívica productiva, ni son entes participantes del proceso democrático, ni saben los elementos básicos de la lectura, la escritura y la aritmética. Son veletas humanas a quienes las fuerzas auto-destructivas las llevan de aquí para allá..
El sistema político actual se nutre de la ignorancia de las masas.
Una democracia efectiva requiere de una ciudadanía crítica y pensante. Por eso es que el clientelismo político no podría disfrutar de sus malvadas aspiraciones si las masas votantes estuvieran mejor educadas y es por eso que resulta muy fácil pensar que al político tradicional no le conviene una mejora trascendental en la educación.
¿Sería posible pensar que entre los mandamás de los partidos políticos existe una conjura universal, secreta pero efectiva, de que al pueblo hay que mantenerlo ignorante porque así pueden manipularlo mejor? Nadie es más amante de una conspiración que el dominicano y yo, como dominicano, soy el peor de los amantes; o sea, yo creo que en el momento en que una persona aspira a un cargo político ya aspira también a mantener al pobre dominicano tan bruto como sea posible, por medio de la ignorancia que fluye de nuestra aulas y que nutre la sangre y los huesos del clientelismo político.
La semana pasada hablaba de que los padres y las madres son actores centrales en esta comedia de cuadros en la que nuestros niños y niñas asisten a la escuela para no aprender, para ser más ignorantes, para pulirse en el arte de ser pobre. Decíamos que cuando los padres y las madres no forman parte activa del proceso educativo le roban tanto o más del futuro de sus hijos e hijas que lo que le roba el estado al sistema educativo negándole los recursos que necesita. Cuando los padres y las madres le roban de esa forma a sus hijos los están condenando a una vida de pobreza y frustraciones y los están preparando, cebándolos, para el actual sistema político clientelista y explotador. En ese sentido, los padres y las madres conspiran junto a los políticos corruptos para mantener a los futuros votantes en un estado de ignorancia embriagante.
Pero los padres y las madres no son los únicos. Lamentablemente, la búsqueda de logros profesionales y de clase entre los maestros durante tres décadas o más, ha creado entre muchos de ellos quizás la mayoría la idea de que al ejercicio de la pedagogía se llega para lograr metas personales, no para servir al desarrollo nacional a través de la excelencia educativa. El maestro que deja de prepararse y de estudiar, que no procura su desarrollo intelectual y pedagógico, que se presta a las jugarretas políticas de los líderes de su clase y que persiste en hábitos de trabajo perniciosos y detractores de la conciencia cívica es igualmente un ladrón y una ladrona del futuro democrático, económico, cívico y social de sus educandos.
Nuestros maestros tienen muchas excusas y razones para persistir en la creencia de que no pueden enseñar bien porque no hay ni recursos ni condiciones.
El estribillo es tan común que ellos mismos se lo creen. Pero la verdad es que para maestros mediocres nunca habrán suficientes recursos para hacer su trabajo. Por otro lado, en cada educando esos mismos maestros tienen razones suficientes para aspirar a ofrecer una mejor enseñanza, con o sin recursos. O sea, cada persona que como alumno/a entra a un aula entra también a un templo donde el sagrado don de la enseñanza se imparte por medio de sacerdotes y sacerdotisas al servicio del bienestar común. Cuando los maestros no se ven a sí mismos prestando a su comunidad el más alto y el más digno servicio cívico se prestan ellos mismos al sistema político explotador del cual se quejan.
Las muchas demandas de la sociedad actual, las constantes transiciones sociales que los tiempos modernos nos crean, los grandes desafíos económicos, culturales y sociales de esta sociedad dominicana tan golpeada por constantes luchas y desigualdades requieren de una ciudadanía capaz de enfrentar tales factores con sabiduría, constancia, inteligencia y destreza. Si esa ciudadanía no está preparada, entonces, como decimos popularmente, “se la va a comer el cuco.” Fortalecer la sociedad civil, aumentar el desempeño cívico, incrementar las destrezas en el ejercicio de la democracia, ameritan una educación en y para la ciudadanía, en y para el desarrollo, en y para el enriquecimiento económico y cultural, en y para el diálogo constructivo en comunidad.
Por otro lado, el error más grande de la educación básica dominicana es que no transciende a la sociedad en general.
Ni los alumnos mismos, ni los maestros mismos creen que hay valor en lo que sucede en dichas aulas. No se dan cuenta (y si de dieron cuenta una vez ya lo han perdido), que una educación básica sólida, la que se logra por medio de la excelencia educativa, abre anchamente las puertas a conquistas sociales indispensables para la dignidad humana y para la convivencia civilizada.
Cómo carajo van a vivir bien los que nunca han adquirido las destrezas mínimas para saber cómo llegar a vivir bien y cómo mantenerse viviendo bien. Cómo van a vivir bien si lo único que aprendieron es a vivir esclavizados por la ignorancia y la ineptitud, arrodillados como estuvieron ante el santuario de la más vil de todas las maldades: la desesperanza.
La educación básica deficiente no sólo enseña para la pobreza, sino también para la desesperanza.
De todos los males en la vida el peor de ellos es no tener esperanza. Lamentablemente, cada día en nuestras aulas muchos de nuestros niños y niñas pierden las esperanzas. Si es cierto que hay que tener valor para educar ante nuestras actuales circunstancias, igualmente es cierto que hay que ser muy cobarde para dejar que la educación siga como va.
No te quedes ahí leyendo mis palabras, ¡Haz algo! !Corre, grita, huye! !Zozobramos en la desesperanza! ¡Auxilio! ¡Socorro! ¡Sálvase quien pueda! Padre, madre, maestro, maestra, políticos, salvemos a la educación. Enseñemos para la democracia, eduquemos para un mejor futuro, aspiremos a la excelencia educativa.

Carta Abierta Para los Concejales

  Carta abierta a los concejales de Las Terrenas CONCEJALES PARA UN FUTURO MÁS CERTERO Por José Bourget, comunitario Querid@s Concejales: Si...