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miércoles, 23 de enero de 2008

Enamórate de Las Terrenas


Cuando tenía 13 años me enamoré perdidamente de Chavela. Chavela era la muchacha más linda del mundo—me gustaban sus ojos, sus orejas, su cabello, sus labios, sus manos, sus brazos, su mirada, su voz, su sonrisa, su cuello, su espalda. Una vez se estaba riendo tanto conmigo que se le zafó un peo y hasta eso me gustó. Porque, señores y señoras, cuando uno está perdidamente enamorado todo le cae bien a uno.

En esos tiempos no era posible vernos a solas porque sus padres no sabían de nuestros amorcitos de pariguayos. Por fin una noche nos pusimos de acuerdo para juntarnos por sólo 5 minutos en la esquina del liceo donde no había luz. Señores y señoras, cuando uno está más enamorado que un burro en luna llena cinco minutos es toda una eternidad. Y en esos cinco minutos con sólo verla se paró el tiempo, dejaron de correr las aguas, aunque era pleno invierno en Constanza donde vivía, esa noche yo me estaba derritiendo del calor. Y todo lo que pude hacer fue darle un besito estúpido en la mano porque un carro se apareció en la esquina y tuvimos que salir corriendo.

Imagínense si ese amor que uno siente por otra persona se pudiera sentir de igual manera hacia su pueblo. Imagínense usted enamorado de sus calles, de sus cañadas, de sus playas, de sus árboles, de su clima, de su aire, de su sol, de sus montañas, de su gente, de sus contenes, calzadas, colmados, ventorrillos, cunetas, ciénagas, ríos y playas.
Imagínense si en Las Terrenas hubieran cien personas enamoradas del Caño Seco. ¿¡Que sucedería!?

Civismo se define en el diccionario como la "Actitud del ciudadano que cumple con sus obligaciones para con la comunidad." Yo defino al civismo como la actitud del ciudadano que está enamorado de su comunidad. Es como lo que dijo Juan Pablo Duarte, "Trabajemos por y para la patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos."

Las Terrenas se merece todo el amor que podamos darle. Enamorémonos de Las Terrenas, mantengámosla limpia, no echemos basura, evitemos la contaminación, seamos honrados, paguemos nuestros impuestos, seamos corteses en las calles, en las calzadas, en los negocios, estudiemos, preparémonos para ser útiles y productivos. Cada acción cívica de su parte es como darle un beso apretado al amor de su vida, a su pueblo.

No hay nada tan bueno y tan sabroso como un beso a escondidas, pero el beso a lo claro es todavía mucho mejor. A uno hasta se le sale la babita de la boca. Y tan bueno es eso como lo es vivir rodeados de ciudadanos con conciencia cívica, ciudadanos enamorados de su pueblo.

Terrenero de nacimiento, Terrenero inmigrante, Terrenero visitante, enamórate de Las Terrenas.

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