lunes, 21 de mayo de 2012

El Increíble Desafío del PRD en LT


El número mágico es 86. Si usted toma un año de 366 días y le resta 86 quedan 280 días, que es la cantidad de días de la gestación humana (40 semanas), por lo que el número tenía un valor singular en los ritos de fertilidad paganos. El 86 es también el peso atómico del radón, un gas incoloro y el más pesado de todos los gases, pero puede ser letal si es respirado profundamente. Las letras hebreas pei (80) y vau (6) forman el total 86, el que en la gematría hebrea es el nombre sagrado de Dios e igualmente del término “abundancia.” Y, según la información que tengo, el PRD ganó las elecciones en Las Terrenas con una diferencia de 86 votos.  (Izquierda, Danilo Medina en Samaná)
Los números pueden significar todo tipo de cosas, pero no hay que ser ni brujo ni numerólogo para entender que el triunfo electoral le otorga al PRD un potencial formidable, sobretodo en medio de la hecatombe política de un alcalde arrollado por una fermentada podredumbre alegada por críticos, opositores y compañeros de partido. Ni siquiera el candidato Danilo lo quiso visitar (el PLD perdió las elecciones en la provincia de Samaná a pesar de tener un senador, un diputado y todos los síndicos) y es obvio que los alegatos han castrado al otrora imparable primate del PLD local, aún luego de haber gastado, alegadamente, unos 10 millones de pesos en la campaña local.

La catástrofe política del lastimoso José Alexis sólo se compara a la potencial calamidad del PRD local si no transforma profunda y cabalmente su historial para convertirse en una fuerza que supere en creces sus penosos infortunios políticos. Al PLD se le puede leer hasta con los ojos cerrados (las falsedades, prepotencias, ineficacias y corrutelas locales son fiel reflejo de la realidad partidaria nacional y copia carbón del organismo central, hasta en su vasto potencial de hacer el bien); pero el PRD es más enredado, enrollado y perturbado que la legendaria Hidra en la mística griega, una serpiente con nueve cabezas y cada vez que le mataban una dos más crecían en su lugar. Al PRD le persiguen engorrosas deslealtades de regidores pasados, transfugismos de miembros y la perfidia entre líderes que aparentan carecer de los menores visos de lealtad y convicción. Algunos de ellos no se tienen confianza y la aparente cohesión actual no soportaría coyunturas peligrosas para la heroica pero frágil terna que hoy comanda la sala capitular. (Derecha, Hércules derrota y mata a la Hidra)

Una analogía grosera pero veraz la constituye el flamante centro de cómputos del PRD, super super sofisticado, con equipos de la generación de mañana, 500 empleados a su disposición, el super Ing. Morrison al frente, un edificio tipo bunker, tecnologia de la NASA, ancho de banda del tamaño del mar, 4 millones de dólares invertidos y todavía hasta esta tarde (del lunes) no terminan de digitar las actas!!!!! Semejante torpezas podrían nulificar profundamente la milagrosa y aplastante victoria del domingo pasado. Resultaría inaceptable que el partido se abstenga de una reorganización profunda y que no logre ejecutar un panorama transformador, prestigioso y efectivo. ¿Serán capaces de soñar en grande y aterrizar en chiquito? ¿Podrán amarrar al pandemoníaco monstruo de la improvisación y centrar energías en un plan estratégico de mejorías municipales para demostrar que sí pueden—y deben—manejar los destinos del municipio?

Al pobre Hipólito lo perseguía una sombra ancha, larga y profunda de miedo, explotado a plenitud por los peledeístas con el estribillo “el cambio seguro.” Por otro lado, a nivel nacional, yo creo que el PLD ha llegado al punto no sólo de ratificar al comesolismo como política de estado, sino que ahora se dedicará al vampirismo comunitario, chupando la sangre a todas las entidades socialmente transformadoras, fortaleciéndo su autocracia y estriñendo la moral y la ética. En lo local, el PRD puede marcar pautas ejemplificadoras, que pongan coto a ese ruinoso proceder, por lo que la victoria le viene como anillo al dedo.

Los quinieleros dicen que si uno sueña con humo debe jugar al 86 (ojalá que la victoria del PRD no se convierta en una cortina de humo); pero yo preferiría que soñáramos con anillos, porque de esa manera el que sueña con anillos debe jugar al 16.

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