miércoles, 6 de mayo de 2020

Mujeres sin placer


Soliloquios—9
Por José R. Bourget Tactuk





No hay mujer dominicana (u hombre) a la que se le pueda quitar su derecho al placer sexual.  ¿Se imaginan ustedes tener relaciones sexuales sin placer?  No me refiero a la actividad sexual ocasional que a veces no produce placer en la mujer, sino a la constante, perenne y constante condición de simplemente no poder disfrutarlo.

Cada día (así es, CADA DIA) más de 6,000 niñas entre la lactancia y los 15 años, sufren un procedimiento llamado “ablación ritual genital” o “mutilación genital femenina” (MGF), eso equivale a 1 niña cada 15 segundos.  Es un ritual cultural practicado principalmente en el Africa pero también en el Asia, en Europa y en los Estados Unidos, principalmente entre tribus Africanas y entre subgrupos pertenecientes a la cultura musulmana, por medio del cual se usan cuchillos, navajas y hasta tijeras para remover parcial o totalmente el clítoris, labia y vulva.  La razón principal es impedir que la mujer tenga placer sexual y de esa manera mantenerla fiel y subyugada a su marido. 

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) unas 140 millones de mujeres alrededor del mundo sufren las consecuencias de la MGF, 92 millones de las cuales viven en el Africa.  Me acuerdo que mi amiga Hawa, oriunda del Sudán, quien trabajaba en las Naciones Unidas y había sufrido ese procedimiento cuando tenía 12 años.  Ya educada y trabajando en los Estados Unidos rogaba a sus padres que no permitieran que su hermanita menor, Fata, sufriera el mismo procedimiento, a lo que después de muchos argumentos accedieron a no hacer.  Sin embargo, Fata era burlada y marginada en la escuela por ser “diferente” a las demás niñas que habían sido mutiladas.  La presión social fue mayor y, finalmente, Fata rogó a sus padres que la llevaran a ser mutilada hasta que finalmente accedieron. 

El caso de Fata revela lo que ocurre con muchas culturas cuando hay tradiciones y rituales tan poderosos culturalmente que son difíciles de cambiar o de abandonar.  En Somalia, donde se practica la MGF de manera más radical, a las mujeres se les “afeita” todo, dejando el área púbica totalmente plana y, en algunas instancias, le cocen la entrada a la vagina dejando solamente un pequeño espacio para la orina y para la sangre menstrual.  La primera relación sexual de estas mujeres es muy dolorosa e igualmente lo es parir, por lo que no es de extrañarse que muchas mujeres mueren en el parto por desangre. 

Además de la pérdida del placer, la MGF puede producir incontinencia, quistes, disfunción sexual y profundas laceraciones sicológicas y emocionales.  Eso no impide, sin embargo, que cada año unos dos millones de mujeres sufran el procedimiento en paises que incluyen algunos de Latinoamérica además del Asia, Europa y, principalmente, el Africa.  En Europa y América del Norte el procedimiento es ilegal pero se practica a escondidas para cumplir con tradiciones culturales ancestrales.

La MGF no se practica en la República Dominicana aunque hay otros tipos de laceraciones físicas, sicológicas y emocionales.  Las séis hijas del hombre en Samaná que las violó porque él “las crió y tenía derechos a gozarlas primero” es un caso, como lo es el caso de padres en esta comunidad que “alquilan” provisionalmente sus hijas a gringos a cambio de dinero, de un piso de cemento, de una nevera, o de una renta mensual de 5,000 pesos.  El padre que violó a su hija de 14 años y la encargó a ser prostituta para que tuvieran “algo de qué vivir’ también produjo profundas laceraciones.  Dos tercios de las violaciones a mujeres en la República Dominicana son provocadas por familiares y personas conocidas de las niñas y jovencitas y, según datos recientes, el 90% de las denuncias de violaciones sexuales tienen que ver con menores.

A veces pienso que hay una guerra fría, silente pero perniciosa, en contra de la dignidad de la mujer y de nuestras niñas y es una guerra en la que toda persona de conciencia y de valores debe saber qué hacer.  ¿Lo sabes tú?

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