
Hay varias cosas que a mi me causan enojo hasta el punto de rebelión: el americano que vive con una menor de apenas 14 años, utilizando el cuerpo de una niña que aún no es mujer, amparado por un pago irrisorio hecho cada mes a los padres de la niña; el europeo que confiesa ser una de esas personas cuyas inversiones están “ayudando a destruir a esta isla”; el albañil que sin pedir permiso se roba el agua de mi casa para hacer su trabajo en la propiedad frente a mi casa; el adolescente irresponsable, calibrando por la calle Carmen; el basurero interminable al lado del puente en Caño Seco, esperando las lluvias para eventualmente convertirse en adorno sobre la arena de nuestras playas; empleados del hospital sin cobrar durante meses; los camioneros que echan basuras en los montes, cañadas y badenes; el abuso exorbitante del Grupo Piñero, convirtiendo a Portillo, Samaná y Cayo Levantado en basureros privados enterrados bajo lodo y arena, mientras nuestras autoridades no hicieron ni pito para que cambiaran las cosas. Y como esas tantas otras situaciones.
No, no vivo constantemente en enojo porque, afortunadamente, son muchas más las cosas que me causan placer: la risa dulce y apacible de mi hijo menor Kiran, el beso de mi esposa Annette, la creatividad de mi hijo Salim, la nietecita que mi hijo mayor José y su esposa Marlene traerán a la vida la misma semana que nuestra bebé va a nacer, convirtiéndome en padre y abuelo casi al mismo tiempo, la sonrisa satisfecha de la niña de 8 años que hizo una tarjetita llena de colorido durante uno de los talleres en la Biblioteca Anacaona, los niños y niñas jugando fútbol por primera vez en sus vidas, como también esa bendición constante de los atardeceres terreneros, rodeados de ese mar increíblemente bello, de ese cielo adorablemente escénico, de esas colinas interminablemente sublimes, de una gente sorprendentemente alegre y de grandes esperanzas sentidas muy profundamente de que mi pueblo va a mejorar, va a crecer, va a progresar y va a vivir mejor.

El gérmen de la revolución cubana se sembró cuando Batista violentó el proceso electivo que se avecinaba en el 1952 y que seguramente sería ganado por el Partido del Pueblo Cubano. Fidel Castro y otros creyeron que el pueblo cubano merecía mejores condiciones y el 26 de Julio de

En esta isla, don Tomás Bobadilla redactó en enero de 1844 la “Manifestación de los Pueblos de la Parte Este de la Isla,” en la que se expresabas las causas de la separación de la República Haitiana, hecha como una “indestructible resolución de ser libres e independientes, a costa de nuestras vidas y nuestros intereses, sin que ninguna amenaza sea capaz de retractar nuestra voluntad.” La misma iba a ser leída ante las autoridades haitianas la noche del 27 de Febrero de 1844 cuando se efectuaría la Declaración de Independencia. En el 1965, Caamaño y muchos otros héroes se levantaron en rebelión para reponer al gobierno democráticamente elegido de Juan Bosch, dando paso a uno de los episodios más heroicos en nuestra historia.

Me rebelé contra lo que hicieron el Grupo Piñero y sus Bahía Príncipe Hotels and Resorts en la provincia Samaná, así que canalizé mi rebelión a través de una denuncia cuyos procesos no han terminado aún. Si no lo has hecho ya, visita http://terreneros.blogspot.com para que sepas más al respecto. Constructivamente, también he decidido impulsar una agenda verde en la provincia, así que visita http://samanaverde.blogspot.com y UNETE.
1 comentario:
buen blog!!
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