Lo que deberíamos tener en Las Terrenas |
El anterior fin de semana largo nuevamente desnudó ante la
comunidad y los turistas visitantes la complejidad del estado actual del
sistema eléctrico en Las Terrenas. Los constantes
apagones enervaron los estados de ánimo entre los dueños de empresas turísticas
y el público en general, produciendo igualmente animadas discusiones en las
redes sociales.
¿Cuál es
la verdad de las cosas? Posiblemente
escondida entre aquí y allá. Yo no creo
poseer toda la verdad, como tampoco creo que la posean ni la Superintendencia
de Electricidad (SIE) ni la empresa Luz y Fuerza (LyF). Cada persona deberá obtener sus propias
conclusiones, pero hagamos el intento de desnudar algunos factores y
circunstancias a ver en qué dirección nos pueda llevar.
Primero, la República Dominicana no ha resuelto su problema
eléctrico. Es costoso, abusivo,
complejo, exasperante, improductivo y el resultado de una maraña de
circunstancias ajenas al bien común y al mejor costo y servicio para el
consumidor eléctrico. En esa maraña han
estado envueltos el Estado Dominicano, los generadores, las distribuidoras y,
claro está, los consumidores que pagan y no pagan. El problema no es nuevo y, aparentemente,
seguirá para rato.
Segundo, Las Terrenas fue una comunidad a la que la luz le
llegó gracias a las acciones de técnicos e inversionistas dominicanos y
extranjeros, aprovechando el emergente destino turístico en un momento en que
el Estado no podía hacerse responsable del suministro energético. Luz y Fuerza fue el resultado de esa
intención sabiamente realizada por extranjeros y dominicanos y que logró
comenzar a operar “a la cañona.” De
hecho, por más de 20 años la empresa funcionó sin una concesión hasta que
Leonel Fernández, a través de la Comisión Nacional de Energía, le hizo ese “regalito”
a la empresa en julio del 2011.
Tercero, durante un poco más de 20 años la empresa
distribuidora de electricidad Luz y Fuerza mantuvo un servicio generalmente estable
en el contexto de lo necesario. De
hecho, la empresa distribuidora era solamente eso, una empresa
distribuidora. No se puede hablar de
distribución sin hablar de generación y la Generadora de Samaná, igualmente con
socios mixtos, era el otro lado del sistema eléctrico local y ambos manejados
por el Ing. Orsini Bosch. El matrimonio
distribuidora-generadora se convirtió en un monopolio que, a la sazón, era
ilegal según entiendo. En Las Terrenas
todo el mundo sabe del rol del Ing. Orsini en ambas empresas aunque la
Generadora pudiera tener testaferros.
Cuarto, en nuestra pequeña comunidad de Las Terrenas se
crearon interesantes confluencias entre teorías neoliberales y capitalistas que
en ausencia de la apatía estatal y el rejuego económico de actores claves hicieron
posible un monopolio de servicio eléctrico y un estado de sitio social y
político donde Luz y Fuerza y la Generadora de Samaná se convirtieron en
agentes de redistribución social, política y económica en beneficio de actores
al servicio de ese poder económico. Por
años ese monopolio sostuvo a muchos políticos y politiqueros provinciales y
locales sin importar el partido y ni siquiera, hasta el día de hoy, se conoce
precisamente cuánto le paga Luz y Fuerza a la alcaldía según el 3% de ley, o en
qué manera se utilizó ese aporte local para beneficio clientelistas y
demagógicos de las autoridades de turno.
Los responsables no quieren que se sepa y la alcaldía misma no tiene mecanismos
para establecer responsabilidad y transparencia.
Quinto, el servicio eléctrico traído por esos inversionistas
y eventualmente gerenciado casi exclusivamente por el Ing. Orsini Bosch ayudó a
ampliar la base económica del municipio y a crear un ambiente de suministro
eléctrico que contrastaba profundamente con el servicio eléctrico
nacional. “Cara pero estable” se
convirtió en el mantra del lugar. Los
empresarios, socios indirectos y utilitarios del sistema existente, no se
quejaban porque el costo real lo asumen los usuarios de sus villas, hoteles y
restaurantes. El usuario común, sin
embargo, vivía prisionero en un sistema que aún persiste como abusivo e
incoherente, donde todavía no se cumple plenamente la Ley de Electricidad.
Sexto, si la empresa era tan buena, ¿cómo es que generó
constante protestas en todos sus años de existencia? En los últimos años los comunitarios, las
iglesias y otras organizaciones cívicas, notablemente las juntas de vecinos, se
lanzaron a la calle, realizaron más de 30 visitas a la SIE y realizaron una
marcha a pié al Palacio Nacional de carácter histórico donde pidieron la
intervención del Presidente Danilo Medina.
Nunca antes se había visto en toda la provincia ni en la región, y
quizás ni siquiera en el país, a cerca de 5,000 ciudadanos marchando
pacíficamente para despedir con su apoyo a los caminantes que recorrieron 150
kms a pie en tres día hasta llegar a la capital. Sin resultados prácticos, claro está. El mismo Presidente Medina meses más tarde echó
un balde de agua congelada cuando declaró durante la inauguración del liceo
técnico que no podía hacer nada.
Séptimo, la prueba de fuego llegó en noviembre del 2014
cuando la comunidad, sentida y frustrada con el Estado, con la alcaldesa
interina y con los regidores, condujo una protesta violenta que culminó con
tres muertos y millones de pesos en daños.
Entonces el Estado actuó. Los
empresarios locales, que no habían participado ni dado apoyo a ninguna de las
actividades de los comunitarios en 8 años de lucha persistente, usaron
igualmente su influencia a su manera para que el Estado interviniera. En reunión abierta más de 1,000 personas
escogieron una comisión cuyo mandato fue “conectarnos al sistema nacional”,
expresado también como “traigan a Edenorte”, pero que en realidad querían decir
“fuera Luz y Fuerza.” ¿Cómo es posible
que una empresa que alegadamente había hecho tanto bien a la comunidad
culminara con un repudio casi total entre la población? Eso es tema para otro artículo.
Octavo, la SIE vino a Las Terrenas y el resultado final de su
intervención con autorización presidencial y a un costo de millones de dólares
fue la urgente interconexión al Sistema Eléctrico Nacional Interconectado
(SENI) bajo una estructura de tarifas establecidas por el Estado. La SIE hizo otras promesas las cuales hasta
el día de hoy no han cumplido, por lo que aún existen lagunas e
insatisfacciones por parte de los usuarios.
Poco tiempo después de realizada la interconexión el Estado intervino
nuevamente y a través de la Comisión Nacional de Energía negó la solicitud de
concesión a la Generadora de Samaná la cual fue obligada a cerrar sus
operaciones ya que la distribuidora supliría sus necesidades energéticas a
través de las redes nacionales o SENI.
Eso marcó el fin del monopolio, una estocada letal al sistema imperante
porque las mayores ganancias del sistema provenían de venderle caro a la
distribuidora, la que a su vez le vendía caro a los usuarios. Hay tantos detalles en esa maraña que
ameritan otro artículo solamente para eso.
Noveno, entonces comenzaron los “eventos”, el nombre técnico
dado a los apagones. Esos eventos han
llegado a una cúspide el pasado fin de semana donde posiblemente hubo unos 50 o
más eventos entre jueves y domingo.
Según las informaciones dadas por la empresa los apagones se deben a
debilidades del sistema de transmisión, a que no hay suficiente voltaje, a que
el SENI no es confiable y a que no puede satisfacer las horas pico en tiempo de
alto consumo. Repetidamente la empresa
ha insistido que la respuesta es volver a prender la planta de generación y a
que el Estado subsidie a Luz y Fuerza.
La empresa argumenta que no tiene sentido cortar la luz porque representa
pérdidas para la empresa. En realidad
esas “pérdidas” son gananciosas si consiguen venderle al público y a los
empresarios la idea de que la planta hay que prenderla otra vez, o que el
Estado subsidie directamente al sistema.
Si yo fuera el Estado no le daría un chele a ese barril sin fondo.
Décimo, por su lado la SIE ha dicho múltiples veces que las
redes del SENI exceden las capacidades requeridas por el mercado de Las
Terrenas aún en horas pico y que los eventos ocurren en las redes de Luz y
Fuerza. ¿Quién dice la verdad?
Además de los diez anteriores hay otros factores, las redes
de Luz y Fuerza son viejas y algunas obsoletas.
El sistema se manejaba manualmente, o sea, que cuando ocurrían problemas
en las líneas había que ir físicamente al lugar de los hechos y comenzar a
utilizar el “cutao” (cut-out), la varita mágica del obrero de la empresa para
bajar y subir sistemas. Ahora, con la
construcción de la subestación en Hoyo del Cacao, la computadora puede
identificar dónde ocurren los daños. Con
RARAS EXCEPCIONES, los técnicos de la SIE han sostenido que los eventos ocurren
en las líneas de Luz y Fuerza, al tiempo que meses atrás cuando comenzaron los
eventos luego de la interconexión, indicaron que las líneas habían
experimentado sabotajes. ¿Quién dice la
verdad?
Cabe notar que la energía eléctrica del SENI llega por las
redes recién instaladas entre Sánchez y Las Terrenas hasta la subestación de
Hoyo del Cacao. No nos explicamos el por
qué, pero esa subestación ahora tiene nos murales gigantescos con el nombre de
Luz y Fuerza. Si la subestación es de
Luz y Fuerza y los problemas ocurren allí, ¿no es Luz y Fuerza igualmente
responsable de lo que pueda estar ocurriendo?
La SIE no ha respondido a nuestra solicitud de clarificación, pero el
hecho es que la energía llega a la Subestación y desde ahí entra a las redes propiedad de Luz y Fuerza, las
mismas redes construídas en los veinte y tantos años de manejo de la empresa,
las que pasan por nuestras calles y las que SIEMPRE, en un momento u otro, han
tenido problemas. De hecho, ni siquiera
la Generadora de Samaná tenía capacidad absoluta para general el total de la
demanda, pero ahora—y siempre de acuerdo a la SIE—sí la hay. Entonces, ¿a quién creemos?
Yo personalmente no tengo ninguna confianza a una empresa
que ha realizado constantes abusos a través de sus años y que utiliza la
mentira y la desinformación para realizar sus propósitos. Creo que algo bueno y capaz degeneró en algo
insostenible, ni técnica ni éticamente. Personalmente
no estuve de acuerdo con la interconexión, sigo creyendo que el Estado debió
quitarle la concesión a LyF y debió dejarlo conectado al SENI a los mismos
precios que pagan los usuarios en Sánchez y Samaná (menos de la mitad de lo que
pagamos aquí).
Al mismo tiempo, creo que Las Terrenas tiene todas las
características necesarias para un modelo diferente, la creación de una empresa
sin fines de lucro operando con fuentes energéticas naturales para reducir la
contaminación, reducir la huella de carbono y que utilice sol, viento y material
orgánico para general de la manera más limpia y menos costosa posible. Es un modelo que existe en otros sitios (particularmente
Alemania) y creo que es un desperdicio que no lo hagamos así.
Finalmente, Luz y Fuerza no puede ni quiere regenerarse, la
reingeniería es prácticamente imposible luego de veinte y tantos años de un
sistema corrupto y abusivo. Perdieron su
visión si fue que alguna vez la tuvieron.
El Estado hace lo imposible por negar la luz verde a sistemas
alternativos y es por eso que lo local es reflejo del conflicto nacional. El Estado es su propio enemigo y los
conflictos internos que general son eruptos incómodos como lo que ocurre en Las
Terrenas.
Sigo creyendo que Las Terrenas puede hacerlo diferente. Creo también que LyF sigue mintiendo y que la
SIE y la Comisión de Energía siguen sin hacer lo que tiene que hacer. Estamos cogidos por la moña en una ciguapa de
situaciones ilógicas, mal intencionadas y francamente exasperantes.
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