Hay un proceso psico-cognitivo-filosófico y hasta espiritual, donde la persona, tras la repetición consciente y constante de una acción (en este caso robar), pierde la "conciencia" y aprende a justificar sus conductas.
Esta pérdida de conciencia es profundamente egocéntrica lo que hace que la persona desvalore a los demás. En pocas palabras, se creen merecedores de lo que roban y no les importa ni el bien común ni el bien de la patria.
El pueblo lo llama "comesolismo", pero es mucho más complejo y difícil de erradicar. Si nos sentamos a esperar a que actúen con conciencia estaremos esperando en vano, inclusive encuentran excusa en una seudo devoción religiosa.
Vivimos bajo el terror de lo absurdo. No hay cosa más terrible para un pueblo que ser gobernados por narcisistas descomunales. Todos tenemos un ego, el de ellos está inflado sin mesura. La pregunta es, cómo regresamos desde el punto donde estamos hacia el bien comun, que fue el fundamento, dirán algunos, de los patricios, del olvidado Gregorio Luperon, de los que ofrendaron sus vidas en contra del tirano, en contra de Balaguer y ahora entregan su tiempo, esfuerzos y energías vestidos de verde.
Es lamentable decirlo, pero los grandes cambios nacionales sin violencia necesitaron de líderes que nosotros no tenemos (Gandhi, Mandela), o de niveles de cultura imponderables (la revolución terciopelada en la república checa). Nos quedan entonces otros ejemplos drásticos, violentos y anarquícos.
Nos están llevando a ese punto y los que no creemos en la violencia tendremos que encontrar la fórmula para una revolución incruenta, si no entonces nos esperan terribles momentos. No es tiempo de ser apáticos, medio millón de participantes en esta marcha histórica nos hace nacer la esperanza.
El desafío es canalizar esa energía en resultados profundamente transformadores. Para mi el milagro es que algunos de esos mismos individuos "sin conciencia", miembros de la cúpula política de este estado semi-fallido, puedan despertar de alguna manera y se ofrenden a la patria, renunciando, denunciando, reconociendo y confesando.
Nos hace falta un proceso de "verdad y reconciliación " como el de Desmond Tutu y Mandela en Sudáfrica (ejecutado igualmente en Nuremberg-Ruanda, Chile, Peru, Colombia, Arusha, El Salvador y Guatemala), adaptado a nuestras realidades.. Es el mejor modelo existente y creo que el movimiento verde debe encausar sus energías en esa dirección porque los corruptos se han blindado y será casi imposible reprenderlos bajo el sistema republicano imperante que es el poder judicial.
No hay tal "poder" sino un espejo del narcisismo político imperante. Debemos acordarnos que por cada uno de esos corruptos hay una red de "dependientes", en algunos casos decenas, en otros centenas y miles. La corrupción es un sistema complejo e interdependiente, ningún corrupto se sostiene solo. Pedir justicia es desarticular una interdependencia de miles y millones. Quizás la mitad de este país se sostiene bajo el sistema de corrupción imperante. Es mucha gente.
Y que le podemos ofrecer a cambio de auto sacrificarse? Ese es el meollo del asunto. No es suplantar el sistema corrupto por el de otro, es que aprendamos a vivir en paz y con justicia y eso nos va a tomar 2-3 generaciones, o sea, unas 50 primaveras.
El proceso de "paz y reconciliación" creó la base para la paz bajo condiciones distintas pero similares a la nuestra. Igualmente preparó el terreno para un sistema más justo. Paz sin justicia no es paz. Es como sembrar la buena semilla sabiendo que quizás no cosecharemos su fruto mientras vivamos.
Mientras haya esperanza sembramos y la esperanza se viste de verde.
https://es.wikipedia.org/wiki/Comisi%C3%B3n_de_la_Verdad_y_Reconciliaci%C3%B3n_(Per%C3%BA)
https://es.wikipedia.org/wiki/Comisi%C3%B3n_Nacional_de_Verdad_y_Reconciliaci%C3%B3n
http://www.altocomisionadoparalapaz.gov.co/Documents/informes-especiales/comision-verdad-proceso-paz/index.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Comisi%C3%B3n_para_la_verdad_y_la_reconciliaci%C3%B3n_(Sud%C3%A1frica)
http://www.menschenrechte.org/lang/es/regionen/impacto-comisiones-verdad-america-latina
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