domingo, 12 de noviembre de 2017

Las Terrenas y su Desarrollo

Las Terrenas es Las Terrenas.
Las Terrenas y su Desarrollo

Es posible que sea uno de los que menos haya hablado, o quizás escrito, sobre el tema del desarrollo de Las Terrenas, pero el tema del futuro de Las Terrenas se repite, repite, repite….  Algunas ponderaciones aparecen a continuación.

Creo que Las Terrenas tiene suficiente capacidad interna para empezar y mantener un diálogo abierto, creativo y balanceado sobre el tema del futuro de Las Terrenas. 

Creo que el comienzo de ese diálogo no necesita de una iniciativa oficial, ni privada, ni financiada.  El que lo crea y vea la necesidad, que lo inicie.  “Sé el cambio que deseas ver en el mundo.”  Es un pugilato el que muchos de los que se quejan de que no hay diálogo nunca lo crean, ni lo impulsan, ni lo fomentan.  Temen no tener suficiente poder de convención.  Por Dios, inténtelo!!!

Creo que hay que ser sabio y reconocer que será muy posible que necesitemos a otros que no están en nuestro medio, porque nadie lo sabe todo y porque es de sabios buscar opiniones alternas y diversas.

Creo que si queremos un cambio no podemos seguir haciendo lo mismo.  El cambio deseado hay que planificarlo, no ocurre al azar.  El cambio deseado empieza por dentro, con nosotros mismos.

Creo que el Estado no es ni la fuente única, ni la mejor, para una visión del futuro, en base a la forma en que ha actuado aquí y en otro sitio.  De hecho, creo que al Estado se le debe cerrar las puertas al proceso, porque generalmente lo hace de manera autocrática, patriarcal, dictatorial y clientelista.

Creo que debemos dejar de pensar en Punta Cana, Bayahibe, La Romana, Puerto Plata y otros puntos como modelos.  Las Terrenas tiene características tan particulares que tratar de copiar lo que otros han hecho nos podría hacer mucho daño.

Creo que la aparente “disgregación” dentro de los grupos interesados en debatir el futuro del municipio es un buen ejemplo de la ausencia de concertación dentro de la población en general.  Las causas mencionadas por algunas son, a mi ver, ciertas, pero no son las únicas.  El principal indicador de una comunidad progresista y desarrollista es su capacidad de dialogar.  Aquí parece que no nos hablamos sino que nos criticamos.  El segundo indicador de una comunidad progresista y desarrollista es la presencia de mecanismos para canalizar el diálogo hacia resultados, pero en nuestro medio los aparentes “resultados” tienden a ser autocrátcos, impulsivos y clientelistas.  Esto último no se limita a lo político, está bien arraigado igualmente en el plano económico.

Creo que más que todo y en base a los buenos modelos en latinoamerica, el indicador más importante es juntar fuerzas hacia el bien común (alianzas, convenios, etc.).  En nuestro pequeño, hermoso y pintoresco pueblo de Las Terrenas carecemos de un modelo, de un resultado, que todos podamos celebrar como ser el fruto de haber trabajado juntos para lograrlo.  No tenemos experiencia trabajando y logrando juntos.  Eso, unido al arraigado desagradecimiento en todos los niveles, crea un vacío emocional que impide la concertación.’  No sólo ocurre entre los terreneros y dominicanos, la desintegración es un estado diarréico entre los inversionistas extranjeros.

Creo en el crecimiento económico (que no es igual a desarrollo), pero sólo si hay inversión social, lo cual es pura y simplemente invisible en Las Terrenas.

Creo que el miedo de los inversionistas a que le monten un chinchorro al lado es sólo en parte una realidad.  El mayor miedo de todo inversionista es el costo de la corrupción y no sólo por parte del gobierno.  A veces la inversión privada no denuncia la corrupción porque le beneficia.

Creo en 6, 10, 15 y 20 niveles en Las Terrenas, pero por encima de los 30 metros sobre el nivel del mar.  Creo que tales expansiones no deben ser generalizadas, sino zonificadas.  Hay zonas frágiles en nuestro entorno que no deben ser tocadas.

Creo que junto a construir y a planear nuevas construcciones debemos decidir las cosas que debemos destruir, o sea, quitar, eliminar, sacar del medio, porque fueron hechas muy pobremente y con graves consecuencias, como el relleno de humedales.  Si tuviera 100 millones de dólares me dedicaría a comprar propiedad construída sobre humedales, para destruir las construcciones y restaurar los humedales.  Si no restauramos, protegemos o recuperamos humedales podremos sembrar un millón de corales y manglares y no van a sobrevivir como debieran.  Hay muchos ingenieros e inversionistas por ahí que son depredadores (algunos auto-confesos) y mucho de los problemas que tenemos en nuestras costas es el resultado de sus acciones.  Ahora, póngalos a ellos a tomar decisiones sobre el futuro de Las Terrenas y usted verá.

Creo que la gente ignora las condiciones críticas en cuanto a medio ambiente e infraestructura en Las Terrenas.  Me espanta que gente que supuestamente sabe mejor sólo piensa en construir, construir y construir.  En mi mente muchas de sus ideas realmente significan “destruir, destruir, destruir” y son los que acusan a las voces de análisis y ponderación de estar opuestas al desarrollo.  Nada más lejos de la verdad, pero así es la demagogia y la sicofancia.

Creo que las construcciones insostenibles son auto-destructivas.  Más de la mitad de los proyectos recientemente construídos en Las Terrenas son insostenibles y, por lo tanto, aumentan nuestra INMENSA capacidad de autodestrucción.

Creo que todo proyecto que no invierta en mejorar el mar (una larga cadena de factores) es un daño para Las Terrenas.  Es mi declaración más absoluta posible.

Creo que el chisme es el segundo mayor problema de Las Terrenas.

Y para no hacerlo más largo, en los últimos años me he tomado la libertad de opinar sobre desarrollo.  Algunos de esos temas aparecen a continuación para los que tengan tiempo de y les guste leer:

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